Anika entre libros

Entrevista a José Luis Sampedro sobre su vida y la literatura

"Soy de otra época, tengo una edad que me permite pasar de internet"

Firma y fotos: Anika Lillo / Junio 2007

 

Esta entrevista se produjo de la forma más natural, y la publiqué en la crónica de la Feria del Libro de Valencia 2007, pero me parece una pena que se pierda en los cientos de artículos que existen en ArtiLiteratura y por ello he decidido rescatarla. No voy a cambiar ni un detalle de aquel día, de forma que podréis -quien no lo haya hecho aún- disfrutarla tal y como sucedió desde el principio hasta el fin, fotos incluídas.

JOSE LUIS SAMPEDRO, LA ASIGNATURA PENDIENTE.

Os confesaré algo, cuando me enteré de que el sr. Sampedro iba a estar en la Feria del Libro ni por asomo pensé que me "atrevería" a dirigirme a él. Tuteo por naturaleza, no significa que pierda el respeto, y generalmente cuando hablo de usted es porque alguien me impone y suelo sentirme incómoda. Para mí el respeto no está en hablar de usted, si no en respetar de verdad a la persona con la que hablas, pero José Luis Sampedro tiene 90 años y, cosa curiosa, el tuteo no me salió con él, estaba absolutamente alucinada mirándole y con la impresión de estar frente a una leyenda viva. Ese día descubrí que cuando le llamaba de Usted no era porque me imponía, porque por su propia naturaleza te sientes bien a su lado, si no que me surgió de lo más hondo, como un recuerdo de mi infancia de aquellas enseñanzas de que hay que hablar de Usted a los mayores y respetarlos (las mismas enseñanzas que hoy mis hijos practican porque se las he trasmitido). No se trataba de etiqueta, se trataba de un respeto enorme, con mayúsculas. Empezamos...

No he leído a José Luis Sampedro, como a otros muchos autores a los que me encantaría leer, sobre todo porque me los han recomendado cientos de veces pero nunca he tenido oportunidad de acabar con un libro en sus manos, así que ese día decidí comprar algún ejemplar suyo. Descubrí que no había ninguno a la vista por las casetas que iba, así que paré a preguntar en algunas, y no había libros suyos que no fueran el último que ha escrito, "La Senda del Drago". Teniendo en cuenta el poco tiempo del que dispongo, yo quería comprarme alguno más delgadito para estar segura de que lo leería. No tuve suerte.

Hacía apenas unos días había metido unas críticas en la web sobre títulos de Sampedro como "La vieja Sirena" o "La sonrisa etrusca". Eran comentarios más que positivos de Gacela, una de las amigas de Anika Entre Libros. Y leyéndolos me entraron unas ganas enormes de leer sus libros. La Feria del Libro me daba la oportunidad de conseguir alguno o algunos, pero como decía, no encontré ninguno que fuera más bien delgadito.

Como yo iba de arriba a abajo parando en casetas y hablando con quien me encontraba (Laura Gallego, Ferran Torrent...) mi hijo de 9 años, que me acompañaba, se quejaba porque tenía hambre, y al final me dio pena y le invité a un helado. De pronto caí en la cuenta de que era la hora del Homenaje a José Luis Sampedro en la Sala Museu 1, organizado por el Gremi de Llibrers de València, Associació J. L. Sampedro per a la salut i la cultura, Salvem el Cabanyal, Radio Klara y Cartelera Turia. Hice correr a mi hijo hacia el stand de la organización para preguntar porque tenía entendido que al finalizar, Sampedro firmaría ejemplares de sus libros. Casi me da algo cuando la mujer que me atendió me dijo que Sampedro no firmaría libros, y eso que llevaba no sé cuánto rato escuchando por los altavoces que cuando finalizara el homenaje firmaría libros en el stand de la Organización. Además, me informó, ya estaba acabando e iban por el cóctel.

Le compré el helado a mi hijo y le hice venirse conmigo a la sala Museu 1. Justo cuando ya estaba viendo el cóctel, todo el mundo con caras alegres, bebiendo, charlando... un hombre del Museo paró a Erik y le dijo que no se podía entrar comiendo. Mi gozo en un pozo. Salí de allí con un cabreo descomunal, porque puestos a elegir entre que mi hijo coma cuando tiene hambre o conocer a José Luis Sampedro ahora que parecía mi última oportunidad ya que no firmaría libros, qué duda cabe que el que saldría y salió ganando era mi hijo. Salimos y nos sentamos en una mesa de la terraza. Al poco llegó mi marido con mi hija y se sentaron con nosotros. Yo estaba segura de que José Luis Sampedro ya se habría marchado antes de que yo llegara o por otra puerta, así que ni siquiera me animé a entrar a buscarlo. Decidí quedarme con mi familia y pedirme un cortado.

Lo confieso también: no sabía cómo era Sampedro, sólo sabía que tenía 90 años. Esa pista fue definitiva porque en un momento dado comenzó a bajar por las escaleras un señor muy mayor y delgado, ayudado por dos mujeres. Se dirigía directamente a la carpa de Organización.

- Ese es José Luis Sampedro -dije en voz alta- seguro.

Esperé a ver que efectivamente se sentaba detrás del cartel que llevaba su nombre y de su último libro y me levanté eufórica del asiento. Atrás dejé a mi marido, mis hijos y mi cortado.

Cuando llegué allí ví que exponían muchos libros del autor y pregunté dónde encontrarlos. Les conté lo que me había pasado y me dirigieron hacia una caseta donde los tenían todos. ¡Era la segunda de la Feria, o sea que estaba en la entrada, justo al final del Passeig Antonio Machado, en la otra punta de la feriaaaaaaaaaa!. Salí corriendo con mi maletín a cuestas y llegué con la boca seca y medio atontada por el tremendo calor. Pedí que me mostraran los libros que tenían de Sampedro y el alivio llegó hasta mí. Era importante encontrar títulos cortitos porque sabía que sería la única forma de leérmelos, y así poder colarlos y leerlos al mismo tiempo que otros títulos que tenía pendientes. Escogí dos, "Monte Sinaí" porque me constaba por Anika Entre Libros que narraba la experiencia que Sampedro tuvo en aquel hospital, y "El caballo desnudo" porque la trama que contaba la contraportada enamoraba a primera vista. Volví de nuevo corriendo con la impresión de que se me salía el alma por la boca y avisé a mi familia de que había ido a comprar los libros (no tenían ni idea de dónde me había metido y me había dejado el cortado que ya estaba frío) y que ahora me volvía a marchar, pero esta vez para estar en la carpa principal. Nos despedimos (ellos se iban al zoo que están en el mismo Jardín de Viveros donde se expone la Feria del Libro) y me dirigí a vivir mi gran momento (o grandes momentos)

sampedro1 

Soy muy respetuosa, así que si veo que alguien está firmando o que se acerca algún lector con su libro para firmar, me aparto o simplemente espero. Así lo hice todo el tiempo con José Luis Sampedro, pero la fortuna estuvo de mi lado porque a pesar de que firmó unos cuantos libros, tuve mucho tiempo para estar con él.

José Luis Sampedro está mayor y él es el primero que lo sabe. Lleva un audífono y aun así necesita que se le hable cerca y claro. Con él estaba su mujer, Olga Lucas. Recuerdo que en un comentario que me hizo la incluyó a ella: "Tengo una mujer que me para los golpes". Olga escuchaba lo que le pedían los lectores y luego se acercaba y con voz dulce y clara le repetía al oído lo escuchado. Sampedro tomaba nota mental y escribía su dedicatoria.

Hubo algunos momentos en que Olga no estaba sentada a su lado, y fui yo quien le ayudó a entender lo que le pedían, pero justamente ahí ocurrió una de las cosas más graciosas y divertidas de la tarde. Una señora venía con un libro de Sampedro y con su nieta, que a su vez llevaba una edición muy chula de "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry. Sampedro firmó el libro para la mujer y cuando acabó, ésta le dijo que si podía firmarle el libro a la niña con algún consejillo.

- ¿Qué? no le he entendido bien.

- Que si puede firmar el libro que le he comprado a la niña para animarla en la lectura.

- ¡Ah! -Exclamó Sampedro sonriendo y dirigiéndose a ellas:- Es muy bueno, muy buen libro.

- Ya, pero puede echarle una firmita. -Insistió la mujer.

- No es mío. Cómo lo voy a firmar. Es un libro muy bonito.

Lejos de parecer que ya se acababa, la mujer trató de insistir y de nuevo Sampedro pareció no entenderle bien, así que fui yo quien se acercó a él y le dijo que esperaba que le firmara el libro a la niña y le pusiera algún comentario porque quería animarla a leer. Pero Sampedro siguió en sus trece, ya fuera por no habernos oído bien (está más acostumbrado, lógicamente, a la voz de su mujer) o porque es muy listo.

- Es un libro muy bonito, que lo lea.

Finalmente la mujer se dio por enterada y no sé comprendió que el señor necesitaba de ayuda para oir bien o no, pero se fue de allí mirándome con cara de "no se entera". Pues sí que se entera, quizás no de eso, quién sabe, pero sí de lo demás.

sampedro-anika 

José Luis Sampedro tiene una mente muy lúcida a sus 90 años, es amable, generoso, le gusta sonreir y a primera vista, a pesar de cansado, parece muy positivo. Cuando me acerqué a él porque vi vía libre le mostré los libros que había comprado para que los firmara y le dije la verdad:

Usted es mi asignatura pendiente. He comprado los libros delgaditos para asegurarme de que los leo porque tengo muchos libros que leer, llevo una revista y apenas tengo tiempo.

Olga Lucas le dijo al oído exactamente mis palabras, fiel a todas y cada una de ellas.

Sampedro me preguntó qué quería que pusiera y simplemente le dije "Para Anika". ¿Qué más daba? Yo estaba tan alucinada que lo miraba absorta y sonriente (parecía tonta). Una vez me los firmó volví a separarme y dejar sitio a más gente que quería el puesto, y seguí observándole. Él se dio cuenta. En un momento dado hablé con su mujer mientras él firmaba y le pregunté:

- ¿Escribe en el ordenador?

- Escribe de todas las maneras, empieza a mano, luego sigue a máquina...

 

Cuando se quedó de nuevo a solas me dirigí a él desde mi posición (frente a él, un poquito a la izquierda, para no molestar):

- ¿Qué le ha parecido el Homenaje que le han hecho?

- Muy cordial, demasié, demasié... como dicen los chicos. -me contestó alegre.

En ese momento su esposa se dirigió a él. No llevaban mucho tiempo sentados:

- Si estás cansado nos vamos.

- No, no, estoy bien.

 

En un momento dado su mujer se levantó y se marchó, así que Sampedro se dirigió a mí y me dijo:

- ¿Quiere algo más?

Me acerqué a él.

 

- Verá, es que estoy frente a Usted y no me lo creo. Le miro y me quedo atontada. Me encantaría hacerle alguna pregunta pero no me sale nada.

- Pregunte Usted lo que quiera, lo que quiera. -Me dijo esto con una sonrisa.

 

Tuve que respirar hondo y aprovechar el momento.

 

¿No le cansan estas cosas?

Claro que sí, son muchos años. -Contestó.

 

¿Concede Usted entrevistas?

A veces sí, a veces no. No me gusta dar una fecha -me contó:- porque igual doy esa fecha y como estoy ya tan enfermo me pongo mal y no puedo hacerlo.

 

¿Navega Usted por internet?

No, no, no me llevo bien con estas cosas, tengo una mujer que me para los golpes. Soy de otra época, tengo una edad que me permite pasar de internet. Sé que me pierdo cosas interesantes pero por mi edad, ya paso. No me gusta ni el móvil.

 

¿Pero escribe a máquina?

Empiezo a mano, voy tomando notas e ideas y luego, cuando está más avanzado, lo paso al ordenador. Sé lo justo, abrir y guardar, pero no sé imprimir (risas)

 

Uno de los temas que tocamos con bastante profundidad fue el de su salud. Nació de él hablar de ello. Me explicó que cuando llega el invierno dejaba su casa de Madrid y se iba a vivir a Canarias para aprovechar el tiempo que hacía allí. Me dijo que era consciente de lo enfermo que estaba, grave -para ser más exactos-, y vi en él una lucidez muy grande. Lo admiré profundamente.

 

También hablamos de las novelas que había escogido, de hecho Olga Lucas tomó los libros y asentía con el rostro. Cuando cogió el de "El caballo desnudo" sonrió:

- Este es muy bueno. -Dijo

 

"El caballo desnudo" cuenta la historia siguiente: En la pequeña aldea de Villabruna, encerrada en sus rancias tradiciones y en su sórdido provincianismo, se produce un notable revuelo y las almas pías se disponen a una cruzada en favor de la decencia. El motivo es muy sencillo: una mañana en la alameda, un niño llamado Adolfito ha dicho a su tía doña Evangelios: "¡Tía, mira, ese caballo va desnudo!". A partir de ahí se produce el revuelo, que llevará a la Fundación de la Liga para la Moral Animal, cuyo fin es defender los valores espirituales de la sociedad villabrunense, amenazada por el Enemigo Malo... Bajo la apariencia de una historia teñida de humor e ironía, esta novela reconstruye la vida de una ciudad provinciana que, a su vez, reproduce microscópicamente el macrocosmos de la España de la Restauración, aquella España fantasmagórica ya a punto de fencer en ese mismo año de 1917".

 

¿No me digais que una trama así no llama la atención? A mí, desde luego, me la llamó, por eso escogí el libro, y hablamos un poco de él.

 

Es Usted muy positivo y optimista según se ve en sus libros...

Optimista no, vitalista. Soy muy vitalista.

 

Unas personas querían su firma y me aparté. Aproveché para tomar nota de lo que habíamos hablado. De pronto él dejó la firma, estiró el brazo para llamar mi atención y con una sonrisa me indicó:

- No pongas optimista, soy vitalista.

Sonreí.

 Es justo lo que estaba poniendo.

sampedro-opiniones 

Le pedí, cuando estábamos de nuevo solos, si nos podíamos hacer una foto, y él asintió. Posó dos veces (por si alguna salía mal, aunque Amparo Gracia, la responsable de ambas fotografías, lo hizo muy bien ¡gracias!) y nunca abandonó su sonrisa, como podreis comprobar, aunque en la segunda ya se le veía algo cansado. No en vano, después de nuestra larga charla y una firma más, Olga Lucas y José Luis Sampedro decidieron que era hora de irse.

Antes de marcharse se produjo la primera foto que habeis visto en esta crónica, la de todos los que estaban en el stand de Organización con Sampedro. **

La verdad es que en algunas de sus respuestas, por no decir en todas, se extendió más de lo que he escrito aquí, pero no llevaba grabadora, sólo un bloc y un bolígrafo, así que he resumido lo que viví con lo que tenía apuntado. Eso sí, esta experiencia me hizo pedir un regalo por el día de la madre: una grabadora. Ya la tengo.

 

ver + José Luis Sampedro

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar