Entrevista a Francisco Martín Moreno por En media hora... la muerte
El descubrimiento tardío de un agnóstico y admirador de la democracia sobre su procedencia judía. Secretos familiares que van más allá de los campos de extermino o los exilios, nos muestran que el miedo es el mayor enemigo de la libertad.
Hay momentos en que es necesario retomar el hilo, porque el autor es hablador y además tiene motivos para hacerlo y extenderse en sus retahílas; la realidad y la ficción se desdibujan en este caso particular, y aunque él la encara con cierta perspectiva, la historia siempre vuelve a tocarle en el hombro. La edad es un plus, dicen.
La diferencia entre que llueva o no un día de entrevistas es que da mucho juego a la hora de crear conversaciones que ayudan para romper el hielo y salir del paso de los primeros minutos de conversación. Con el citado autor no tengo ese problema, ya que no escatima en palabras, y salta de un tema a otro sin previo aviso. Hace hincapié en algunas palabras y deja pasar otras, porque forman parte de la frase y deben estar ahí.
Entrevistamos a Francisco Martín Moreno por su novela "En media hora... la muerte" (Planeta, 2014)
ENTREVISTA
En la novela se constatan varios temas que suelen interesar al público en general, como lo son los sucesos que marcaron la Segunda Guerra Mundial en Alemania: campos de concentración, huidas, asesinatos, barbarie. A pesar de que resulte típica, me interesa que nos cuente qué parte de la novela refleja su vida como autor, ya que se basa precisamente en hechos reales.
La parte de autor ya me traicionó durante toda mi vida (divaga). Desde el primer día de mi vida consciente me traicionó, porque fracasé en la escuela. Por ejemplo, en sexto de primaria yo tenía una profesora muy guapa que se sentaba sobre el escritorio con las piernas cruzadas y fumando, y me enamoré de ella, y cuando salía a la pizarra yo fantaseaba e imaginaba mil escenas eróticas, a mi edad. Así fracasé en primero, tercero de primaria…
Pero usted llegó a ser abogado (risas)…
Sí, porque al final terminé bachillerato y... (se interrumpe)
Bien, pusiste el dedo en la llaga (confiesa). Yo quería ser filósofo, especializarme en filosofía y letras. Y como no era buen estudiante, con los años mi padre me dijo que comería en la cocina.
¿Eso era un castigo?
Sí; comí allí durante dos años y medio, con las chicas del servicio, sin imaginarme que era lo que más iba a ayudarme en mi vida como escritor.
Mi padre tenía una imagen nada real del filósofo, vistiendo con sandalias y llevando pendientes, y se pensaba que yo me íba a convertir en eso. Entonces estudié leyes, y al terminar la carrera, un amigo que trabajaba en Hacienda me aconsejó que me especializara en impuestos. Me quedé en la Secretaría ocho años, hasta que renuncié, porque no quería dedicar mi vida a aquello.
¿Le dejó de hablar porque quería dedicarse a la escritura?
Porque yo no sabía lo que quería. Lo que sabía seguro es que no quería trabajar en el gobierno y ser un burócrata. Y me fue bien, en 1986 publiqué mi primer libro.
¿También estaba basado en hechos autobiográficos?
Sí. La Revolución Mexicana. Trata sobre quién dió el dinero para que nos matáramos entre los mexicanos. Hoy en día se han vendido un millón cuatrocientos mil ejemplares (Se hace un silencio) No me quejo.
Así que "En media hora…la muerte" es el primer libro en el que trata de temas familiares o personales.
Es el primero. Escribí un libro en el que quería convertirme en asesino, y asesinar a Fidel Castro, por lo que ha hecho en Cuba, porque vas allí y te quieres morir, sin necesidad de ser de derechas o de izquierdas, ves en qué condiciones vive la gente… Leí su biografía y me di cuenta de que no me interesaba, era un coma-andante, y decidí entonces matar al líder de Corea del Norte, que mató a su propio tío porque le quería derrocar con un golpe de estado. Le echó desnudo a unos mastines hambrientos abriendo la jaula en donde estaban estos, hasta que lo devoraron, no dejaron nada. Estaba escribiendo sobre eso cuando me invitó mi tío Luis a comer, y allí me enteré por mi tío Klaus que le quedaban dos semanas de vida. Algo que yo no me quería creer.
¿Estamos hablando del 2007?
Sí. Yo negaba la idea, pero él me aseguró que se iba a morir, y que prefería contarme lo que había sucedido en la familia.
¿Y qué pasa en una persona ya de una edad, como usted, cuando viene alguien en el año 2007 y le cambia toda la historia familiar? Se da cuenta de que su apellido es otro que no sabía, se encuentra con una familia diferente a la que creía tener… Y no me conteste que se puso a escribir entonces la historia de su familia. Yo imagino que hay una especie de catarsis en medio de todo ello y me gustaría saber cómo influye en su vida, si es que fue así.
No es lo mismo que te digan esto a los ocho años, que a los quince, que a los sesenta. La edad no te da toda, pero sí cierta madurez, así que a mí no me afectó porque cuando mi tío me contó que yo era judío, le contesté que yo no creía en dios, que yo era agnóstico, escéptico, no respeto ninguna inteligencia superior a la humana.
No vinimos aquí a discutir tus convicciones (imita con un tono imperativo y tajante la frase de su tío).
Me acaba de contestar a la siguiente pregunta que quería plantearle, sobre su relación con dios.
Yo a lo que aspiro en mi vida es que el día que esto se acabe tenga una muerte con conciencia, quiero que se acabe por completo.
Se refiere a lo que cuenta en el libro, que no le gustaría estar en el cielo viendo a la familia penar o sufrir…
Tú imagínate que un día viera a mis nietos que enfermaran y se estuvieran muriendo, y yo sabiéndolo, allá arriba al lado de Dios…
Sufriendo… (risas)
¡Haciendo la puñeta!, como dicen aquí… (risas) ¿Te pongo otro ejemplo? Yo me muero y antes de morir le pido a mi esposa, por favor, este terreno y estas casas son de tu propiedad, no son de nadie más, júrame que nunca vas a dárselas a nadie, y ella me lo jura, y cuando me muero y estoy en el cielo con las alitas como un querubín, al lado de dios, yo veo que un hombre la frecuenta y le pide la garantía de las propiedades par conseguir un crédito. Y yo desde el cielo sabiendo que ese hombre tiene más amantes le grito a mi mujer para que no lo haga, porque con ello le quita la seguridad de mi hija…
¿Hay veces que es mejor no ver?
Por eso te contesto así. El día que me muera no quiero saber de dios ni de las vírgenes, ni de los beatos ni de los santos; yo quiero que cuando esto se acabe, se acabe. Quiero el silencio total, la muerte sin conciencia.
¿Por qué tardamos tantos años en interesarnos por la memoria histórica particular de cada uno?
¡A mí porque me engañaron!
¿Y en general, es por lo mismo?
¡Por supuesto!
Cuando llegamos a cierta edad o tomamos conciencia…
…dices: esto no me cuadra, esto no puede ser, es imposible… De alguna manera yo lo ignoré, porque creí lo que decían mis padres, hasta que mi tío Klaus decidió contarlo en serio, al saber que se estaba muriendo; se murió tres semanas después -añade-.
¿Cree usted que percibimos cuándo se esconde algo, detrás de lo que no nos cuentan, como si fueran secretos a voces que se prolongan de generación en generación?
Sí, pero así y todo yo no pensé que mi familia era judía. Éramos todos judíos, y nos metieron en el colegio alemán para no levantar sospechas de nuestros orígenes, según me confesó después mi tío.
Por lo que cuenta en la novela, ese miedo del que habla perdura hasta nuestros días en algún miembro de su familia.
El año pasado fui a visitar a mi mamá. Le comenté que me iba a sacar el pasaporte alemán, y me aseguró que si lo sacaba irían a por ella en quince días. Si lo que quieres es deshacerte de tu madre, saca el pasaporte, me amenazó. ¿Cómo iba a contar ella lo que pasó, con ese miedo dentro?
¿Cuál es su punto de vista frente a la denominada Ruta de las Ratas? Conocer la trayectoria de ciertos personajes implicados en el genocidio que luego se retiraron con total impunidad a países como España, Argentina, Chile... ¿Cómo se vive este hecho, viniendo de una familia que ha sufrido el exterminio en primera persona?
Muy mal, porque como sabes hay un resurgimiento del nazismo en Europa; el propio embajador de Alemania me confesaba hace unos días que le gustaría visitar la tumba de Hitler, pero que estaba cerrada, ya que se había llegado a convertir en un centro de concentración neonazi, de skinheads, con el peligro que eso representa. Ahora están dando a estudiar lo que significa el nazismo a los jóvenes, para fomentar la responsabilidad desde muy temprano.
Estas ideologías de ultraderecha resurgidas en los últimos años dentro de partidos políticos, en todo el mundo, ¿nos indican que no aprendemos?
Lo estamos viendo casi cada día en Alemania, en Grecia, en Italia, que quieren matar a los judíos, cuando son ellos los que crean empleo, y además pagan sus impuestos, cosa que no hacen otros.
No podemos eludir hablar de los campos de exterminio, que aunque mucho se ha hablado creo que no está todo dicho. ¿Hay alguna característica en la sociedad actual que se asemeje a situaciones que se han dado en los campos de exterminio, a nivel de la pérdida de libertades, la impunidad…?
Como los campos de extermino creados por Heinrich Himmel en Alemania para crear la "industria de la muerte", una expresión espantosa -recalca-, que se traduce en matar a unas quince mil personas al día con gas, en un campo, y arrancarles los dientes para hacer lingotes, y utilizar esas cenizas de los muertos para crear carreteras…
¿Cree que exagero al hacer esta comparación? Vivo en una sociedad en que la gente está muriendo, incluso…
Contestando a la pregunta, por ejemplo, los chinos compran "pet" (plástico) en un puerto mejicano, español o americano, y lo reciclan en alta mar, para venderlo de nuevo a bajo coste, sin pagar comisiones. Esos barcos transportan cientos de sacos de ese plástico, pura ceniza, que serían los campos de concentración actuales, empresarios que estimulan lo peor de aquellos.
¿Has visto el periódico Taschen? Unos periódicos enormes cuya propietaria fabrica en el mar y los vende en Estados Unidos, y ¡ay de aquel que diga algo!
Ahora no son campos de concentración, son empresas, en donde los negros se mueren masivamente en África, o por enfermedad, o por hambre, igual que ocurría en el este norteamericano en la primera Guerra Mundial.
Llegado a este punto, ¿en qué o quién puede confiar una persona en medio de esta barbarie? Porque si hoy en día estamos viendo que ya ni de la religión confía una gran mayoría, ¿qué nos queda?
Te diré en lo que sí creo, lo que merece la pena, que es la democracia. Grupos totalitarios, como por ejemplo los yihadistas, son una tragedia para el mundo. Ahora se han levantado en Hong Kong los estudiantes. Los dogmatismos, la prepotencia y al violencia para imponer las ideas es lo peor, soy enemigo de todo eso.
Usted viene de Méjico ¿Cómo llegan allí temas como la crisis de Europa, la mentalidad europea, el desgaste de Europa?... ¿qué piensan de nosotros? Pobrecitos europeos, tan prepotentes…
No, no, piensa que nosotros los mejicanos vivimos el momento en que los norteamericanos nos robaron la mitad del territorio, y estamos muy conscientes de lo que pueda pasar, por ejemplo en Barcelona, en Escocia; lo estamos viviendo muy de cerca. Nos preocupa a la hora de crear la unión americana del norte, ya que estaban intentando llevar a Méjico unas ideas de la Unión Europea que en principio nos fascinaban…
…¿y qué ha pasado?
La crisis española nos "espantó". Cómo propones un modelo europeo cuando la economía española está quebrada, la italiana está quebrada… Todos los países renunciaron a sus monedas, a favor del euro… No hablemos de ello, pero que sepas que nos preocupa.
¿Algo más que añadir? Porque hay muchos temas que se podrían tocar en relación con esta novela.
(Cambia drásticamente el hilo de la conversación)
Fue interesante descubrir que Hitler era homosexual, descubrí cosas de mi madre Pascualina que no sabía, tiene muchos ingredientes interesantes, episodios de amor maravillosos… no quiero que la gente piense que la novela nada más es una historia de Europa, o de Méjico, o de la Guerra Mundial…
Tiene episodios eróticos divertidísimos; tiene simpatía, tiene ritmo y tiene humor, me gustó escribirla, ¡qué te voy a contar!
Lo que realmente quiero agregar para concluir es que lo más importante es que los mejicanos entendamos los peligros de cualquier fanatismo político, y de las dictaduras.
Sería interesante que lo entendiésemos también nosotros aquí…
Soy amigo de la libertad y de la democracia, toda mi vida lo he demostrado, y espero que nunca nadie nos la arrebate, ni en Barcelona ni en el resto del mundo. Cuando pierdes la libertad, lo perdiste todo.
Muchas gracias por sus comentarios, le deseo una agradable estancia en Barcelona.