Anika entre libros

Entrevista a Emilio Bueso por "Diástole"

"Ahora hago literatura como el que desguaza camiones, empleo una prosa poética, trato de arrancarle la cabeza al lector"

Firma: Fernando Martínez Gimeno / Foto de cabecera: Verónica Leonetti / Resto fotos: autor / Mayo 2011


Ha pasado ya mucho tiempo desde su anterior publicación, Noche Cerrada. Ahora, y con una historia emocionante, oscura, viene dispuesto a asentarse en el mundo editorial y de la mano de Salto de Página,  Emilio Bueso llega con muchas ganas y sin pulso a ofrecernos sus escritos.

Ya pudisteis leer la reseña al respecto de Diástole, pero querría que a través de estas preguntas y respuestas ya no sólo os intrigase la novela y os animara a leerla sino que conocieseis mejor a la persona que se esconde detrás de las palabras que conforman Diástole. Allá vamos.
                     

ENTREVISTA

 

Ha pasado ya un tiempo desde tu anterior novela, pero por supuesto no has estado parado en cuanto a escribir. ¿Podrías hacer un compendio de ese período?

Primero cerró mi sello, luego me solicitó un manuscrito una editorial de Madrid que todavía no ha reunido el dinero para mandarme a imprenta. Y luego firmé con una tercera, que amenaza quiebra desde entonces, y que también lleva más de dos años postponiéndome. Esto de la crisis es una mierda. Voy a tener que hacer una novela sólo para cagarme en ella.

Andábamos en esas y con un encabronamiento creciente cuando me fichó Salto de Página. Menos mal. Mi producción durante esos cuatro años en dique seco ni se ha detenido ni ha dejado de maldecir.

 

¿Cómo era el Emilio de entonces y cómo ves al Emilio de ahora?

En mi primera novela yo hacía literatura con literales, prosa llana, emiliobueso1entretenimiento lineal. Ahora hago literatura como el que desguaza camiones, empleo una prosa poética, trato de arrancarle la cabeza al lector.

 

¿De qué autores se podría decir que bebes / lees para tener ciertas referencias? ¿Algún título de esos que se dicen que te hayan marcado?

Para hacer Diástole me fijé en Irvine Welsh, en Ajvide Lindqvist, en Bukowski, en Palahniuk, en Stoker. Dentro del panorama local, diría que los únicos autores que me han abierto un agujero han sido Vilar-Bou y Martínez Biurrun.

 

¿Te ves escribiendo siempre terror, o vas a atrever a probar en otros géneros?

Me veo sembrando el pánico, en este género y en todos los demás.

 

Entremos en Diástole. ¿En qué momento esos retazos que tienes en tu cabeza se unen y forman la historia que arma la novela?

Iba en un tren. Me sentaron junto a un cardiólogo que no tenía corazón, y el tío empezó a hablarme del mío. Me dijo que era una bomba aspirante-impelente, y que como cualquier otra bomba de relojería terminaría estallando a su debido tiempo. Yo me puse malo, le hice callar y luego me puse a teclear. Para cuando parábamos en Barcelona ya tenía cinco mil palabras decisivas en el procesador de textos. Él debió de fliparlo. Yo tras leer aquel primer borrador supe que acababa de encarrilar hacia el infierno una novela nueva.

 

¿Cómo definirías la historia que nos cuentas?

Diástole es un thriller siniestro.

 

¿Tenías claro desde el principio que Jêrome debía ser un personaje sin nada en este mundo, un perdedor?

El libro entero se ha construido sobre la premisa de lo peligroso que resulta un hombre cuando ya no tiene nada que perder. La primera frase de la novela lo despeja sin lugar a dudas.

 

La parte del final donde das una hipótesis sobre ciertos cuadros de retratos de la historia de la pintura ¿te vino a la mente repasando diferentes cuadros, es algo que surgió de imprevisto?

Me metí en un museo y hubo un par de óleos que me mataron de miedo. No hay nada como esos retratos en los que se ha cristalizado una mirada terrible. Pensé que algo como eso era mucho más espantoso que muchos de los elementos con los que suele trabajar la literatura de terror.

 

Cierto es que el arranque da un tono pesimista que en cierta forma se mantiene durante el resto de la novela. Jêrome es un personaje que no tiene apenas nada en esta vida, salvo sus cuadros y su coche. Y uno de los momentos brillantes, de los tantos que tiene Diástole, es la relación que mantiene con su Talbot Horizon. Ya sé que en otras entrevistas te lo preguntan, si tuviste este coche. Pero creo que más que esa marca, lo cierto es que sí da la sensación de que hay alguna anécdota y has querido descargar esa rabia en esas escenas.

¿Es que hay algo más acojonante que subir un puerto de montaña escarpado, a las tantas de la noche, y con un coche destrozado? ¿Y si tienes que hacerlo para ir a un trabajo de lo más extraño, que te han ofrecido unos tíos muy raros, que viven en un chalé medio abandonado y dejado de la mano de Dios? A mí una vez me pasó algo remotamente parecido, sí, pero tampoco lo recuerdo como algo traumático.

 

En muchas ocasiones, los autores volcáis alguna vivencia personal, de manera escondida, que hay que descubrir, en vuestras historias. Aparte de su escritura, obviamente, y de la idea de escribirla ¿qué hay de Emilio en esta novela?

Hígado, bazo y páncreas.

A ver... Yo no suelo escribir sobre mi ombligo ni quiero contarle al lector las penas que me ha dado la vida. Eso lo hacen sobre todo los autores que no tienen amigos. En serio, paso de sentarme frente al procesador de textos como el que se tumba en un diván. Yo lo que hago es vivir lo diastole-portadamejor que puedo y acumular unas neuras en el proceso que luego igual acaban sobre el papel, pero salvando grandes distancias. Ni soy pintor ni me pincho, así que supongo que esa sólo ha sido la forma que han tomado mis chaladuras y mis obsesiones en esta novela.

Vamos, que lo mío con Diástole no arranca hondo y de una serie de vivencias personales. No sé qué le pasa a la gente que cuando te ve escribir con las vísceras y emplear un registro literario muy personal se piensa que todo esto tuyo con la narrativa es algo de lo más íntimo y que proviene de tus malas experiencias y de tus traumas infantiles... Tonterías. Putas tonterías. Clichés que han ido acuñando hornadas enteras de autores vacíos y aquejados de exhibicionismo. Para ponerle una voz propia a algo muy sentido lo que hace falta es tener corazón y conocer el oficio, punto. No hay que venirle luego al autor con un psicoanálisis freudiano ni preguntarse si será que no ha superado esto o lo otro. Yo puedo escribir sobre violaciones y sobre las flores meciéndose en la brisa del campo, y esas son dos cosas que no tienen mucho que ver conmigo.

En resumidas cuentas, que invento historias porque eso es lo que hacen los escritores. Y si no me pongo ahora con una de vaqueros es porque no me apetece.

Dicho lo cual, vamos con mi vida, ya que en casi todas las entrevistas que estoy dando parecen preguntarme por ella: tengo treinta y siete años, así que el mundo ya me ha dado un par de disgustos gordos. Voy con idea de escribir algún día sobre ellos, sí, y algo tengo adelantado... Pero ya lo publicaré cuando llegue el momento. Diástole es una novela en la que se atacan una serie de cosas que tienen poco que ver conmigo.

 

Diástole es también una pequeña hoja de ruta en el viaje que realiza Iván desde su Unión Soviética hasta acabar en la casa donde Jêrome acude a realizar su retrato. Hablas incluso de su paso por Chernobyl, accidente nuclear del que hace pocas fechas se han cumplido (no me parece correcto decir "celebrado") 25 años. ¿Buscabas en cierta forma, que este suceso no se olvidase con el paso del tiempo?

Siempre hay un componente de denuncia, en todos mis trabajos. En Diástole la emprendo con la URSS y con la energía nuclear, sí, pero de todos modos para este libro yo lo que buscaba en Chernobyl más que un marco para hacer un alegato era un escenario acojonante, que es a lo que viene el lector cuando se pone con una novela oscura. La vez pasada fue una fosa común, esta vez, otra. Soy como un enterrador. Dadme una pala.

 

El haber firmado por Salto de Página ¿te supone una relativa tranquilidad en cuanto a futuras publicaciones o una mayor responsabilidad?

Nada te garantiza nada sobre tus obras futuras. Lo que sí garantiza un sello que intenta hacer las cosas bien es que a ti te cae la parte más dura del marrón.

 

¿Cómo es la rutina de escritura de tus novelas? ¿Sigues un horario, eres diurno o nocturno? ¿Cómo eliges la música que te acompaña en esos momentos?

Escribo de noche sí o sí. De día visto de paisano e intento ocultar mis superpoderes. Suelo estimularme mucho para escribir. Me paso todo el día delante del Spotify, así que tiendo a compilar listas de reproducción para todo tipo de sesiones de trabajo... Algunas hasta las hago públicas.

 

Estás metido en lo que has llamado el "Perro Tour", la promoción y entrevistas de la novela. ¿Por dónde transcurrirán tus pisadas y cómo han sido ya las primeras presentaciones?

Empecé en Castellón, atendiendo sobre todo a familiares y amigos. De ahí a Madrid donde estuve cenando cervezas con el frikimundo y ahora me espera Valencia. Durante los próximos meses me gustaría dedicarme a atender eventos como la HispaCon, la Feria del Libro de Madrid, La Semana Negra de Gijón, el Liter de Huesca, la Noctecon que todavía no sabemos dónde caerá, La Semana Gótica de Madrid... Tela marinera. Mucho kilómetro, creo ver. No sé si es demasiado, visto que ya se me ha caído Zaragoza del cartel.

Iremos capeando el temporal, a ver qué tal sale. Perro Tour se calculó para doce bolos, lo mismo que mi primera promo... Sólo que en esta ocasión estoy improvisando bastante más.

 

¿Tienes ya en mente la siguiente historia con la que te quieres poner a trabajar? ¿O ahora estás descansando tu mente?

Estoy, como casi siempre tras cerrar una etapa compleja, trabajando a medio gas y en varias cosas a la vez. Algunas noches retoco algo que terminé hace un par de años y que espero publicar en unos meses, otras veces me pongo con una novela nueva, que ya estoy acabando de redactar.

 

He tenido la fortuna de poder leer esta historia y ver que hay literatura de calidad en nuestro país, fuera de modas, fuera de marketing masivo y que solo hace falta darle la oportunidad de que se lea. Doy gracias a los socios de Salto de Página, sobre todo a Pablo Mazo, por editar Diástole y cómo no a Emilio por escribirla, ser fiel a su estilo y que espero que pronto se puedan leer todas esas otras historias que están esperando su momento. Gracias de nuevo Emilio por tu tiempo y por tus respuestas.

Gracias mil por todo.

 

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