Entrevista a Curro Cañete por Una nueva felicidad
Curro Cañete (1978) ha dividido su vida entre muchos lugares: Málaga (donde nació), Córdoba (ahí creció) y Madrid (en concreto Malasaña, donde vive actualmente), pero también es un apasionado de los viajes. Licenciado en Derecho (Universidad de Córdoba) y en Periodismo (Universidad Carlos III), cuenta también con un máster en Coaching Profesional (Universidad Autónoma de Madrid) y ha ejercido de periodista para importantes revistas y publicaciones, como Vanity Fair. Lo entrevistamos por "Una nueva felicidad", su primera novela que, además, es autobiográfica. En ella, narra su crecimiento personal mientras trata temas tan universales como el amor, la familia y, sobre todo, la felicidad.
ENTREVISTA
Lo primero que se encuentra el lector al
abrir la novela es una nota en la que certificas la realidad de
todos los hechos narrados. ¿Crees que habría cambiado la recepción
de tu libro si este no hubiera estado basado en hechos reales?
¿Está la novela subordinada a tu persona -y, yendo más lejos,
consideras que ahora te encuentras subordinado a tu
novela-?
Estoy al servicio de mi novela, sí. Por
ejemplo, el 14 de febrero, día de los enamorados, la presento en
Alicante. Yo no he hecho nada. Me han invitado y como estoy al
servicio de mi libro, voy. Y sí, es cierto que muchos hechos que
narra "Una nueva felicidad" son reales, pero es que yo quería
escribir algo que solo pudiera escribir yo y, además, no quería
esconderme bajo un personaje, como hacen tantos autores. No quería
esconderme una vez más. Creo que ya es hora de que los seres
humanos reconozcamos nuestras debilidades, nuestros miedos y
nuestras zonas oscuras. Es hora de que demos la cara. Es lo que yo
hice: mirar mi sombra para, a partir de ella, ir hacia la felicidad
con confianza y determinación.
Toda la novela trata temas reales y muy
personales. ¿Cómo se lo han tomado tu familia y tus amigos al verse
por escrito?
Solo he recibido apoyo, cariño, aplausos y
felicitaciones. Es verdad que podría haber sucedido otra cosa, pero
todos los días doy gracias interiormente a los que me quieren por
haberme apoyado y comprendido. Una de mis hermanas me mandó antes de que pasaran 24 horas desde que se
había publicado el libro un mensaje luminoso que desprendía amor
incondicional de la primera letra a la última. Y Jose, que es mi
mejor amigo, leyó el libro y me mandó un audio diciéndome, entre
otras cosas: "tenía algo de miedo de que no me gustara, pero tu
libro me ha gustado mucho más de lo que pude imaginar." Supe que
decía la verdad porque se le quebraba la voz y porque me dijo que
había soñado con mi hermano. Fue un sueño precioso.
Un viaje, un libro, unos poemas
familiares… Hay diversos elementos que actúan de catalizadores en
tu historia, como detonantes de toda la odisea que vivirá el
protagonista. ¿Crees en la casualidad? ¿En el destino?
Creo en el destino, sí. En mi libro cuento
la anécdota de un chico que se llama Demian y vive en Madrid.
Apareció en mi vida el día que iba a abandonar el libro porque el
proyecto me quedaba demasiado grande. No hay tantos Demian, y el
que lea el libro entenderá lo que supuso para mí ese nombre. Unos
piensan que es la casualidad y me parece bien. Yo creo en la magia.
Y a medida que pasan las semanas y los meses estoy más convencido
de que la vida es magia y la magia es lo que sostiene la
vida.
El libro al que me refería en la pregunta
anterior es "Demian" de Hermann Hesse, que aparece de forma
recurrente en tu obra. ¿"Una nueva felicidad" podría haber
funcionado con otra novela (por poner un ejemplo similar, "El
guardián entre el centeno" de Salinger)?
Adoro "El guardián entre el centeno" y
curiosamente era otro de los libros preferidos de mi hermano Rafa.
Pero Demian apareció en mi vida cuando más miedo tenía, y me ayudó
mucho. El otro día conté en una entrevista que hubiera dado lo que
fuera por que en los tiempos en los que estaba en el instituto
apareciera Max Demian, se hiciera mi amigo, me defendiera de todo y
de todos y me enseñara cosas tan valiosas y mágicas como esta: "Hay
cosas y personas que te asustan. ¿Por qué? No es necesario tener
miedo de nadie. Si se teme a alguien, es porque ese alguien tiene
poder sobre uno".
De hecho, el título ya avanza que el tema
de la obra es la felicidad. Como "experto" en el tema, ¿qué crees
que es más adictiva, la felicidad o su búsqueda?
Yo soy un buscador. Soy una persona que
busca. Siempre he buscado respuestas para entender la vida,
siempre, desde que era un niño. Me gusta buscar porque buscando voy
entendiendo más, comprendiendo más, siendo más amoroso. Pero es mi
opción, no todo el mundo tiene que buscar. No creo que la verdadera
felicidad sea adictiva; lo que es adictivo es el placer, pero quien
busca todo el tiempo placeres es algo esclavo. El placer es bueno
cuando es nutritivo, pero no debe guiar todos tus pasos. La
felicidad es mantener tu paz interior, aunque te sientes en la
misma mesa con Judas.
¿La felicidad -según tú- está condicionada
por nuestro mundo interior o, en su contra, por nuestro mundo
exterior?
El mundo exterior es una consecuencia del
mundo interior, no al revés, pero esto no es fácil de entender ni
de aceptar. Las circunstancias externas nos influyen para que
seamos felices, sí, pero no tienen ni mucho menos la última
palabra. Y el que no me crea, que lea a Viktor Frankl.
Además de todo el panorama íntimo que nos
abre esta novela sobre ti, en una determinada página se incluye tu
número de móvil. ¿Qué te ha impulsado a romper esa barrera entre
lector y autor?
Dijo un sabio que si quieres obtener
resultados diferentes hagas cosas diferentes. Mi editora se
sorprendió mucho cuando lo vio, pero yo decidí mantenerlo porque
intuía lo importante que iban a ser los lectores en esta aventura.
Mi corazón se llena de júbilo y de agradecimiento cada vez que una
persona va a una librería y escoge mi libro para llevarse a casa.
¿Imaginas lo que supone eso para mí? Qué menos que darles mi número
por si me quieren escribir.
Otro de los grandes temas de "Una nueva
felicidad" es la homosexualidad. Tú mismo explicas que viviste
muchos años "en el armario". ¿Consideras todo ese tiempo como algo
perdido?
Creo que es bueno vivir de verdad, y no
vive de verdad el que se rechaza a sí mismo. Es fácil decir "yo
vivo bien en el armario", pero es mucho más difícil ser honesto
contigo mismo. Tal y como yo lo entiendo, la homosexualidad no es
una mera anécdota: forma parte de tu esencia, y si tú rechazas tu
esencia y no la muestras con orgullo es casi como si estuvieras
escondiendo a tu propio hijo. A mí me hubiera encantado poder
hablar con el Curro que yo era y decirle: vive tu vida. Me hubiera
encantado ser adolescente y poder ligar con otros chicos de mi
edad, besarme en la puerta de casa con otro adolescente muy guapo,
cogerme de la mano con un ligue o simplemente poder expresar mis
sentimientos abiertamente sin tener que esconderlos. Una tontería
como decir "qué chico tan guapo" para mí estaba prohibida porque si
lo decía mucha gente, por ejemplo en el colegio, podría reírse de
mí y acosarme.
Pero también te diré que soy optimista por naturaleza y, como decía Proust, voy en busca del tiempo perdido. Creo que todo es por algo. Y soy feliz de haberme decidido a los treinta y dos años a vivir con todas las consecuencias. No es tan tarde, y además ahora vivo más intensamente.
Cuando aparece una relación entre dos
personas del mismo sexo en una novela, se la suele clasificar
dentro del género "homoerótico" o "romance homosexual". ¿Qué opinas
de esas etiquetas? ¿Las consideras necesarias?
En mi biografía del libro aparece que huyo
de las etiquetas y de los prejuicios. Y es verdad: cada vez que me
descubro uno trato de hacerlo desaparecer. Mi novela les ha
encantado a chicas adolescentes de Latinoamérica, a abuelas de
amigos míos, a gays, por supuesto, pero también a hombres
heterosexuales (uno vino a la presentación en Madrid con mi amiga
María y ya lleva comprados tres libros) y a las mujeres de todas
las edades. ¿Sabes una cosa? Lo que nos une es mucho más que lo que
nos diferencia. Y esta novela habla de amor y de felicidad, que es
algo que nos concierne a todos.
Tras lo que has vivido y lo que has narrado
sobre Chico de Ojos Azules (uno de los protagonistas de la
historia), ¿concibes el primer amor como algo
especial?
El primer amor es algo impresionante. De
la misma manera que por mucho que te expliquen lo que significa
tener un hijo no lo sabes hasta que no lo tienes, o de la misma
forma que puedes ver el mundo submarino en un acuario, pero hasta
que no te adentras en él no sabes lo que es, hasta que no te
enamoras por primera vez no sabes lo que es eso. Es tan mágico, tan
poderoso, tan increíble que entiendo que uno pueda volverse loco.
Yo tenía miedo a la intimidad, pero la fuerza del amor fue tan
grande que arrasó con todas esas tonterías que yo arrastraba. La
primera vez es más increíble porque no tenías ni idea de lo que era
eso, por mucho que hubieras leído novelas románticas. Pero también
te diré algo: tengo plena confianza en que puedes enamorarte con la
misma intensidad o más varias veces. Yo no me he vuelto a enamorar,
pero sé que eso va a suceder. Y sé que va a ser una persona
maravillosa, aunque también tendré nuevos aprendizajes gracias a
ella. En el viaje que hice a Roma hace unos meses incluso compré un
regalo para esa persona que todavía no sé dónde está ni cuándo
aparecerá, pero que sin duda existe.
¿Amar implica sufrir?
No, para nada. Se puede aprender y crecer
interiormente desde el dolor, como ha sido mi caso en gran medida,
o desde la observación y el discernimiento. Cuando sufres, puedes
preguntarte: ¿qué me estoy haciendo a mí mismo? El que ama es feliz
y el que es feliz está amando.
¿Ser feliz requiere tanto esfuerzo como la
modernidad plantea (mediante el coaching, el mindfulness, el
running…)?
La felicidad es un fenómeno muy complejo,
como cualquier otra rama. Hay personas que tienen el don natural de
ser felices: encajan los problemas como retos que pueden ser
solucionados, piensan de forma proactiva, son generosos y
optimistas, cuidan de sí mismos y de los demás y saben vivir el
momento presente. Pero otras personas no traen de fábrica esas
cualidades que son necesarias para ser feliz. Si quieren, pueden
aprender y entrenarse para ello. Hay muchísimas vías, pero ahí el
coaching, por ejemplo, puede servir de muchísima ayuda. Me
sorprende que la gente se gaste 1.000 euros en un viaje para una
semana, pero no quieran gastarlo en un proceso que puede ayudarles
mucho.
También ayuda el ejercicio físico, dormir bien y desde luego el mindfulness, que no es otra cosa que practicar para vivir el momento presente y disfrutar de lo que tienes. Pero solo si quieren. No puede obligarse a nadie a ser feliz, faltaría más.
Entonces, ¿la felicidad está -como se ha
dicho muchas veces- en las pequeñas cosas, o en las más
grandes?
Está en las cosas pequeñas y en las
grandes. Yo quiero hacer algo grande con mi vida. Es mi deseo, por
lo menos ahora, y yo he de ser honesto con mi deseo. No quiero
negar mis deseos. Quiero escribir más libros y que todos sean
bellos y especiales, quiero dar conferencias y ofrecer talleres
para muchas personas, quiero dar la vuelta al mundo, quiero formar
un equipo con el que trabajar, tener un hijo al que ofrecer amor
incondicional sea como sea y haga lo que haga y al que pueda
transmitirle que no tenga miedo nunca de nada, quiero enamorarme y
compartir mi vida con alguien, tener una casa preciosa, ayudar a
mucha gente a conseguir sus objetivos, escribir muchísimos
artículos, llegar a ser un gran fotógrafo para captar la belleza,
dar más amor del que nunca imaginé, experimentar la magia de la
vida todos los días, seguir mejorándome a mí mismo a lo largo de
toda la vida. Quiero contribuir al mundo con lo que yo pueda
contribuir. Quiero dar a los demás lo que tenga, quiero emitir mi
luz. Pero sé que la felicidad no está en esos hermosos sueños en
proceso de cumplirse, sino en el camino que los hace realidad. Y no
todo el mundo tiene que tener esos deseos. Cada persona es única.
Para mí la clave está en lo que dijo Sócrates: "Conócete a ti
mismo". Mucha gente no se conoce y, si no te conoces, ¿cómo puedes
saber lo que realmente quieres?
Ahora que ya has publicado una novela, ¿qué
planes tienes para seguir en el mundo literario? ¿Seguirás
escribiendo? ¿Te aventurarás, quizás, al mundo de la
ficción?
Cada día digo una cosa. Es cierto que
quiero escribir muchos más libros, pero me entregué tanto a "Una nueva
felicidad" que no considero justo no entregarme por igual a los
demás proyectos. Con "Una nueva felicidad" pasé muchos veranos solo
y sin móvil, y muchas Navidades y fines de año. Y al final, cuando
apareció Demian, dejé todos mis trabajos en Madrid y me fui a un
pueblecito a escribir ocho meses. Para mí, escribir un libro es
algo sagrado. No quiero precipitarme. A veces pienso que me
gustaría ir a la India seis meses, vivir una aventura única y hacer
otro libro sobre esa experiencia, que tal vez podría ser ficción.
En este caso se llamaría "Hada y el viaje a Oriente", y allí Hada
aprendería un montón, haría entrevistas, se enamoraría, viviría
penurias que acabarían agrandándole el corazón y transformándola.
Pero también podría ser "Curro y el viaje a Oriente" o también
podría dar la vuelta al mundo si tuviera más dinero. ¿Ves? No tengo
las ideas claras. Y, hasta que eso no ocurra, no daré un paso hacia
delante.
Aún no ha llegado esa idea con la que
comprometerme.
Y, para acabar… ¿es la literatura fuente de
felicidad?
Sí, lo es. Es uno de los placeres
nutritivos de los que hablaba antes y que considero esencial
cultivar. En mi opinión, es bueno cuidar lo que uno lee: no leer
cualquier cosa. Selecciona tus libros como si fueran un tesoro. Y
lee con el móvil apagado durante un ratito todos los días. Porque
la felicidad es viajar, y con cada libro se hace un nuevo
viaje.