Anika entre libros

Entrevista a Cristina López Barrio por "La casa de los amores imposibles"

"A lo mejor puedo vivir sin escribir pero no podría vivir sin leer. Me moriría si vivo sin leer"

Firma y fotos: M. Dolores García Pastor / Foto cabecera: Manolo Yllera / Septiembre 2010

 

Cristina López Barrio siempre supo que quería escribir, desde muy niña. Cuando creció soñó que un día publicaría una novela y que volaría hacia Guatemala oyendo por los cascos de su discman Islands de Mike Oldfield. Su sueño se ha cumplido, al menos en parte. Después de ganar la II edición del Premio Villa Pozuelo de Alarcón de novela Juvenil, gracias al que publicó El hombre que se mareaba con la rotación de la tierra, irrumpe en la narrativa adulta con su magnífica novela "La casa de los amores imposibles" que en apenas tres meses ya va por su cuarta edición.

La escritora Clara Obligado me invitó a la presentación oficial del libro en Madrid y, después de haberlo leído, he tenido la gran suerte de poder charlar con esta escritora con la que además de un rato muy agradable, tengo la suerte de compartir un buen puñado de sueños e inquietudes, algunos de los pedacitos de felicidad de los que está hecha la vida.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Cuándo empezaste a escribir?

Empecé a escribir en la adolescencia unos poemas tremendos que están escondidos en el baúl de los recuerdos. Me gustó siempre leer desde que era pequeñita, empecé como lectora y me enamoré de la literatura y llegaron los poemas. En su momento hice un libro de poesía, le puse su título, lo registré… pero quedó ahí. Hay veces que lo saco, lo leo, pero pienso, "Dios mío, esto necesita bastante corrección". De todas maneras me siento más cómoda en prosa. Leo mucha poesía y a veces me puede salir como un poema pequeño, pero para escribir me siento más cómoda en narrativa. 

 

Y, ¿cómo surgió la idea de escribir "La casa de los amores imposibles"?

Surgió por el personaje de Olvido, el primero que nace de todas ellas. Quería escribir la historia de esta mujer bellísima. El nombre me fascinaba. Era un nombre que me evocaba la historia de una mujer muy trágica, que llevaba sobre sí un destino tremendo contra el que tenía Lacasadelosamoresimposibles -portadaque luchar. Una mujer que se llamaba Olvido a la que nadie que la conocía podía olvidar. Y a raíz de ella empezaron a surgir todas las Laguna. Lo de situarlo en Castilla surgió por mi lectura de "Campos de Castilla" de Antonio Machado cuando era muy joven. Entonces no conocía ese paisaje pero empecé a fantasear con cómo sería esa Castilla mística y guerrera, que imaginaba muy fuerte, ese mundo que es un poco salvaje, ese lugar que es como la mezcla de civilización y no civilización, con ese punto salvaje con todo el tema de la caza. Esa Castilla encerrada donde está muy presente toda la maledicencia, las convenciones sociales, la marginación… Me pareció el enclave perfecto para contar la historia de las mujeres Laguna.

 

¿Y eso del realismo mágico castellano que parece que Clara (Obligado) lo inventó para ti?

(Risas) Yo lo entiendo como la mezcla de influencias que hay en mi escritura. La literatura latinoamericana que me marcó de muy joven cuando leí "Cien años de soledad", el primer libro que leí de García Márquez. Me lo mandaron en el colegio. Tenía 17 años y al principio dije "Dios mío, lo que me tengo que leer". Y luego fue un descubrimiento. Me enamoró la prosa.

 

¿Es intencionado este realismo mágico?

No, me sale así. A veces me dicen que he pensado en hacer un estilo, cogiendo esto de aquí… No, yo creo que mi estilo es todo lo que he asimilado como lectora. De la literatura latinoamericana y lo que de ella se me ha quedado dentro porque la he vivido de una manera muy especial y me fascina. También a autores como Machado, mucha literatura española, Lorca, Cela, Cernuda y mucho teatro. Me encanta el teatro clásico. En la novela hay algo del Tenorio de Zorrilla que es una obra que mis padres me llevaban a ver siempre por los Santos, el 1 de noviembre. Y luego obras como La Celestina, ese gusto por la alcahueta, nuestra bruja castellana, hechicera. Dicen del realismo mágico latinoamericano pero aquí en España tenemos la Celestina, alcahueta y trotaconventos, esa tradición de hechiceras que es muy española, muy nuestra.

 

Pues inconscientemente, como dices, has escogido una serie de ingredientes de lo más atractivos y la novela tiene de todo. Incluso algo de la Sherezade de Las Mil y una noches.

Sí. Las mil y una noches es un libro que me encanta. A Naguib Mahfuz también lo he leído muchísimo. Me fascina toda la cultura árabe. De ella me gusta todo ese mundo fantástico, los genios y todas esas cosas fantásticas que suceden en Las Mil y una noches, ese amor por las historias. Me gustan mucho los cuentos, encadenar una historia con otra para salvar la vida… Es una forma de explicar la historia general, un poco lo que les va pasando a los personajes a través de los cuentos, o lo que hila toda la historia en sí a través de esos cuentos que se van contando. La tradición oral del cuento, esa pasión por contar una historia y cómo esa historia puede salvar la vida.

No, no ha sido deliberado. He absorbido como lectora todo lo que me ha gustado. La literatura latinoamericana, todo ese mundo colorista que me apasiona, un mundo muy sensorial, de una belleza como muy a través de los sentidos. Por otro lado todo lo español: Lorca, Machado, Cernuda, La Celestina… todas estas obras que leía cuando era más joven, que vas estudiando, que vas leyendo, que luego relees… El Lazarillo de Tormes, la picaresca, todo eso mezclado con Las Mil y una noches…

 

Un poco también de Como agua para chocolate… Y con todo ello has escrito un libro lleno de flujo vital: sangre, lágrimas, semen…

Sí, a mí me interesa mucho hablar de los sentimientos del ser humano. Y aunque hay mucho convencionalismo social, maledicencia, la base es lo que somos.

 

Tus mujeres son muy libres. Pese a la época en la que les toca vivir y la sociedad de la que forman parte con esos convencionalismos y maledicencias de los que hablas ellas hacen siempre lo que desean. Creo que eso ayuda a que nos identifiquemos con ellas. También el hecho de que tus personajes no sean buenos o malos sino que reflejen la dualidad que albergamos todos los seres humanos los hace muy reales. ¿Tu prosa es tan elaborada como parece o te sale de manera natural?

Mi prosa es el resultado de horas y horas de trabajo. En un principio escribo y tengo mucha tendencia a poner adjetivos, muchísimos adjetivos, muchísimas imágenes. Clara (Obligado) me decía que podía poner un puesto de adjetivos e imágenes en el Rastro, no se me olvida. Y tiene razón, me sale muy exuberante en general. Y luego me gusta corregir, me gusta pulir porque creo que hay cosas que se explican mucho mejor con un sustantivo que con adjetivos y hay veces que sólo requieren un adjetivo y que lo que hace el otro es como distraer, ensuciar la prosa. Esta novela está muy trabajada.

 

Y todo ese trabajo, ¿cuánto tiempo te ha llevado?

Esta novela tiene muchas versiones y es el resultado de muchos años de trabajo. Antes era más larga, habían muchos más personajes en Madrid, los capítulos iban intercalados primero en Castilla, luego en Madrid… Luego fui trabajándolo, cortando personajes, cortando historias… Clara me dice, "tienes mente suflé" y es verdad, porque empiezo y aquello empieza a crecer y muchas veces me ramifico y entonces tengo que volver al redil y decir, esto es lo que quiero contar, esta es la historia y esto otro se puede contar en otro momento. Luego me tengo que domar, poner su cerca, su corralito y yo creo que así realmente es como se escribe porque escribir, realmente, es reescribir. Y también dejar algo Cristinalbarrio3reposando, madurando y cuando lo sacas te das cuenta de muchas cosas que puedes corregir y mejorar.

 

Cristina y María Dolores García Pastor durante la entrevista

 

También puede pasar que cuanto más lo lees más cosas quieras cambiar.

Eso sí, como decía Borges "Para dejar de corregir hay que publicar" que es cuando no te queda más remedio, ¡¡para!! Con esta novela fue tremendo. Hicimos las correcciones, lo entregué pero seguía dándole vueltas, y seguía y seguía. Soñaba con capítulos y con palabras y me decía Alberto (Marcos, su editor) "Voy a ir a tu casa y te voy a quemar el manuscrito para que dejes de darle vueltas". Es que ha sido la primera novela que salía para adultos, porque la otra hubo entrega de premios pero no se hizo presentación, no hubo nada de promoción. Entonces quieres -yo soy muy perfeccionista- que todo esté bien, que no sobre nada, que esté todo en su sitio, que no se te haya colado nada y corriges y vuelves a corregir.

 

¿Qué sientes al haber conseguido hacer realidad tu sueño de ser escritora?

Ha sido tan rápido que no te lo esperas. Y con las nuevas ediciones tienes como vértigo, a veces. Piensas, qué rápido todo. Da mucho respeto decir que eres escritora. A mí me ha costado. Cuando me preguntaban yo decía, soy abogado. Llevas muchos años leyendo, la literatura es para mí una pasión desde que era pequeña, lo que me da y lo que me hace sentir no me lo da nada. A lo mejor puedo vivir sin escribir pero no podría vivir sin leer. Me moriría si vivo sin leer. Y es por eso que me da un gran respeto decir, "soy escritora". Clara me decía, "eres escritora, empieza a repetir y mentalízate". Y yo repetía "soy escritora, soy escritora…". Y es curioso porque desde que era muy pequeña me he sentido así. Sentía, cómo decirte…, sentía que yo había nacido para hacer esto. Para mí no pasa el tiempo cuando me meto a escribir. De repente miro y digo, "Dios mío, las cuatro y media, me tengo que ir a buscar a mi hija al colegio" y me voy sin comer. He estado metida en un mundo que me arrastra, que me absorbe completamente. Poder decir que eres escritora es una emoción tremenda que aún sigue dándome mucho respeto. Recuerdo cuando iba a las librerías que cogía los libros, los acariciaba y pensaba que algún día habría uno mío allí. Es tu sueño. Interiormente me sentía así, pero el paso de verlo y decir soy escritora no te lo acabas de creer porque hay gente al lado que te gusta tanto y que te parece increíble lo que hace.

 

Divagamos un rato. Charlamos sobre lo que representa ser escritora, renunciar a estar con los tuyos, soledad, sacrificio y también lo gratificante que puede ser. Esos y otros muchos temas pasando de uno a otro con la mayor naturalidad hasta que me doy cuenta de que se nos pasa el tiempo, porque Cristina tiene un intenso día de entrevistas, y no voy a poder preguntarle todo lo que quiero.

Ainss, que se me va a pasar el tiempo (risas). Me centro. El hombre que se mareaba con la rotación de la tierra, Premio de novela juvenil Pozuelo de Alarcón, fue tu primera novela. ¿Es más fácil escribir para jóvenes o para adultos?

Me ha resultado más fácil, si se puede llamar fácil, escribir para jóvenes. Este libro parte de un cuento del taller (Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado). Un cuento que escribí en el taller de Clara y que me gustó muchísimo siempre. Entonces decidí desarrollarlo y hacer esta novela corta. Esta novela la escribí en mes y medio, casi dos meses. Yo creo que no he escrito nunca nada tan rápido. Es una novela corta, de estas que te sientas y te salen como casi del tirón.

 

¿Y qué crees tú que le pone la edad a un libro?

A mí me gusta mucho la literatura juvenil. Este libro es para jóvenes pero también para adultos que les guste ese tipo de novelas de aventuras, fantasía… un poco de aprendizaje.

 

Porque la buena literatura no tiene edad…

Cierto. Hay libros de mi hija, que es literatura infantil, que me fascinan y sigo leyendo los cuentos de Grimm. En mi época eran los cuentos de Cristinalbarrio2María Pascual que tenían unos dibujos estupendos. Los Cuentos azules, Cuentos de la condesa de Ségur, Cuentos de Grimm, Cuentos de Andersen… Me parece que se pueden sacar muchas experiencias y aprender muchísimo de esos cuentos. Una historia bien contada no tiene edad. Soy una persona muy fantasiosa, siempre lo he sido. Hago clic y me monto en mi nube, entro en mi mundo, y todos esos mundos de fantasía hacen que me evada y disfrute, mundos en los que la fantasía es la reina y que quieren calificarlos como literatura juvenil. No hay reglas, me relajo al escribirlo y me sale más fluido aunque luego nadie te quita el trabajo de reescritura y corrección.

 

La novela que preparas ahora no es juvenil.

No, no lo es. Pero tengo una novela juvenil que escribí hace unos diez años, está metida en un cajón y nunca llega el momento de sacarla. Cuando terminé con "La casa de los amores imposibles" pensé que era el momento pero la he tenido que volver a guardar. Tengo que volver a ella porque es una novela que me gusta mucho y esa sí que se podría calificar de juvenil: mundos fantásticos, aventuras…

 

¿Tienes algún método de escritura?

Normalmente pienso un poco la estructura, lo que quiero contar, la historia, los personajes, cómo voy a ir hilando. Y luego hay momentos en los que se me va. Se rebelan los personajes, aparecen unos de repente…

 

No eres escritora de plano.

No. Yo me hago el plano pero es que soy así, también en mi vida privada. Hago la lista de la compra y luego pueden pasar dos cosas o que me la haya dejado en otro sitio o que la haya perdido. Soy muy caótica. Me hago mi estructura, pero normalmente suelo planear algo para saltármelo. En el fondo algo siempre queda. Yo lo intento pero es que no hay manera, siempre se produce la revolución. Me pasó con el padre Imperio. Fue como si se me sentara en la cabeza, como si me hubiera abducido, "ven que te voy a contar mi historia y es esta". Surgió su historia y tuve que cambiar cosas que tenía escritas y algunas de la estructura para que encajara y para que lo que me había contado sucediera. O sea, que se produce el caos y entonces tengo que reorganizar. Eso sí, siempre busco una columna vertebral, como una cinta que une todo y a partir de ahí, como cuentas, vas uniendo las cosas.

 

Y a la hora de ponerte a escribir ¿tienes algún tipo de ritual, alguna manía?

Sí, escribo con música: bandas sonoras de cine. La música es fundamental para mí. Bandas sonoras y música clásica también. Rachmaninov, por ejemplo, lo escucho muchísimo, Tchaikovski… Pero esta novela ha sido sobre todo de bandas sonoras. Con "El hombre que se mareaba…" escuchaba casi de forma enfermiza la banda sonora de El señor de los anillos, la de El retorno del rey. Con "La casa de los amores imposibles" oí muchísimo La lista de Schindler, la de Orgullo y prejuicio, El paciente inglés, El pianista, 2046…

También tengo mi pequeño ritual. Tengo mi chaqueta de la suerte. Escribí "El hombre que se mareaba…" con esa chaqueta, entre febrero y marzo. Lo que ocurre es que la chaqueta de la suerte y el verano no se llevan muy bien. Y me pongo mi té. La mesa (normalmente un poco caótica, porque si lo tengo todo ordenado me da como dolor de cabeza), mi té, mi música y ya.

 

¿Recomendarías a la gente que quiere escribir que se apunte a talleres literarios?

A mí el taller de Clara Obligado me ha aportado mucho, también como lectora porque me ha descubierto lecturas y autores que no conocía hasta entonces. En el taller leemos mucho y analizamos mucho también los libros. Es otra forma que te enseña a analizar y a descubrir a otros autores, las técnicas que utilizan y otras vías de estructuras, estilos… Para mí ha sido fundamental tanto a nivel profesional como personal. Clara me ha enseñado la importancia de la sencillez en la prosa, que lo sencillo es lo difícil, la limpieza de la prosa y la sencillez que se consigue con muchas horas de trabajo. Que parece que te ha surgido así, de repente. La importancia de la reescritura, de la corrección. Es un trabajo muy solitario, como tú dices, muchas horas sola en casa y el ir a un taller, sacar tu trabajo a la luz, que otras personas opinen sobre él, las críticas (he aprendido mucho de ellas). Porque tú quieres escribir una historia que crees que es una de amor, odio, venganza… y tus compañeros te descubren otras cosas que te enriquecen, te hacen pensar. Aprendo mucho de escucharlos a ellos. Encontrar gente que comparte tus inquietudes, conocer a otros escritores y su experiencia, es meterte en un mundo en el que ya no estás tan solo. El taller me ha dado muchas cosas, para mí ha sido fundamental.

 

¿Cómo compaginas tus facetas de madre, abogado y escritora?

Como abogado no ejerzo hace casi dos años. Mi hija tiene siete. Se compagina mal. De hecho cuando trabajaba como abogado los trabajos eran buenos o malos en función del tiempo que me dejaban para escribir. Si trabajaba en un despacho que no tenía hora de salida no me interesaba porque no me dejaba tiempo para estar con mi familia y cuando no tenía familia no me dejaba tiempo para escribir. Cuando empecé a ejercer llegaba a casa a las nueve, cenaba y me ponía a escribir hasta las dos o las tres de la mañana y al día siguiente me tomaba el café o el té y me iba al juicio. Pero no podía dejarlo. Mi angustia era siempre el pensar, ¿me queda tiempo para escribir? ¿cuánto me queda? Y entonces escribes por las noches, escribes los fines de semana, cuando tienes tiempo, lo vas buscando, lo sacas de donde sea. Luego, cuando se unió mi hija, es mucho tiempo el que quieres y que tienes que dedicarle. Tienes que sacrificar muchos momentos de estar con ella. Son muchas noches de acostarla y entonces es el momento de ponerse a trabajar. El problema es que al día siguiente tienes que levantarte pronto.

Me ha ayudado mucho mi familia. Yo no hubiera podido llegar hasta aquí si no fuera por ellos. El apoyo de mis padres, de mi hermana, de mi marido. Él siempre ha sido muy comprensivo, me ha apoyado, me entiende y no pensaba que lo que estaba haciendo no me iba a llevar a ninguna parte, nunca me ha recriminado que no me dedicara más a mi carrera. Muchas veces he sacrificado mi carrera de derecho por mi vocación, pero sentía que tenía que hacerlo así. Mi madre me decía, "hija mía, esto es muy difícil, publicar un libro es muy difícil, vivir de la literatura es muy difícil". Y yo me acuerdo que siempre le respondía "Me moriré intentándolo hasta el final, no puedo vivir sin intentarlo". Era imposible. Las temporadas que me he dedicado solamente a ejercer de abogado sentía una gran insatisfacción, me faltaba algo. Tenía un buen trabajo, un despacho, mi carrera de abogado iba bien pero eso no era lo que quería y me sentía completamente frustrada si no escribía. Lo que me da terror es acomodarme a la rutina, es una cosa que me da pánico. Ir echando capas encima de lo que quieres porque es lo más cómodo y al final enterrarlo. Nunca he podido hacerlo.

 

Y no sabes lo mucho que me alegro de que haya sido así y hayas escrito tu libro. Y, para acabar, ¿un consejo que le darías a un escritor novel?

Que no se rinda. Creo que si tienes vocación, si sientes la literatura, si te apasiona no debes rendirte nunca. (Mientras dice esto Cristina se emociona y sus ojos se empañan de lágrimas). Esto de escribir es como una montaña rusa. Hay momentos de todo, se sufre pero también lo disfrutas mucho. Son pequeños momentos de eternidad. Uno de esos mínimos momentos de felicidad que quieres que se prolonguen en el tiempo como cuando te abraza tu hija o cuando estás enamorada. Momentos que queremos que duren pero que si lo hicieran no serían lo mismo. Y luego están los momentos de bajón.

 

Pues desgraciadamente este momento estupendo llega a su fin. Gracias, Cristina, por tu tiempo, tu amabilidad, tu sencillez y tu sonrisa. Es un lujo poder tratar con gente como tú.

 

ver + Cristina López Barrio

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar