Anika entre libros

Entrevista a Carlos Moro por "Un giro al sur"

"Cualquiera pensaría, y yo también lo pensaba, que sería fácil seguir la estela de los éxitos editoriales de mi tío Dominique Lapierre y de mi hermano Javier. Pero todo lo contrario."

Firma: Carlos Ferrer / Fotos: autor / Abril 2005

 

Desde los paisajes del norte de Europa hasta los olivares de Andalucía, de Wagner a Camarón, de los rascacielos de Berlín a las chabolas en La Línea de la Concepción, de los rubios germanos a los enjutos gitanos, de la riqueza a la pobreza y del desarraigo a la familia. Un viaje trepidante, una huida imprevisible de 3.000 kilómetros, que comienza en un área de servicio de una autovía alemana y tras la que todo no será igual.

Carlos Moro (Madrid, 1958) presentó su primera novela, "Un giro al sur" (Editorial Dilema, colección Manakel), acompañado por el televisivo Eduardo Punset. Una narración, prologada por el cineasta José Luis Borau, en la que un acaudalado alemán, un destartalado francés y una joven andaluza emprenden juntos un viaje de huida, que cambiará sus vidas entre la pasión y la tensión vital. Moro ya se halla escribiendo su nuevo libro de relatos y preparando el estreno de su primera película documental.

 

 

ENTREVISTA

 

¿Cuáles han sido los avatares padecidos hasta ver publicada por fin su primera novela?

Han sido inimaginables y siempre digo que ha sido un milagro. Cualquiera pensaría, y yo también lo pensaba, que sería fácil seguir la estela de los éxitos editoriales de mi tío Dominique Lapierre y de mi hermano Javier. Pero todo lo contrario, no tuvieron el más mínimo recato en desestimar mi novela. Un escritor novel, de más de 40 años, y que encima reside fuera de las grande urbes como Madrid o Barcelona, no es un valor que interese. De hecho llegué hasta el punto de acomplejarme pensando que mi novela no gozaba de la calidad suficiente. Pero cada vez que le dejaba el manuscrito a alguien, éste me lo devolvía al día siguiente, o a los dos días, absolutamente entusiasmado. La novela les enganchaba y la devoraban en un santiamén.

Por eso yo insistía, y a pesar de mi insistencia, la nada más cruda y descarnada se abría ante mí. Sólo después de haber renunciado a presentarla a nadie, una amiga a la que no había visto desde hacía 20 años me pidió el manuscrito, lo entregó en un par de editoriales y una de ellas se hizo cargo de la publicación. Curiosamente, esa misma semana, una productora de cine, Icónica Films, cuyos últimos estrenos han sido "La ciudad sin límites" con Fernán Gómez y "Rencor", de Miguel Albaladejo con Lolita, ha adquirido una opción sobre los derechos para hacer la película. A veces, un empujoncito de la suerte viene muy bien.

 

"Un giro al sur" surgió de una situación real.

No exactamente en cuanto a la situación, pero sí en cuanto a los personajes. Ocurrió en la gasolinera que hay en Benidorm, en la autopista AP7. Un día que estaba repostando combustible, me fijé que había un alemán en su Mercedes 500 vestido con una americana de Armani, al lado de un joven francés con el pelo "a lo rasta" en su viejo Peugeot destartalado y con aspecto de haberse fumado un par de porros. Además, apareció una furgoneta negra con dos tipos, de esos a los que no apetece sostenerles la mirada por si las moscas, que viajaban con una morenaza guapísima. Tenían un acento andaluz muy cerrado, quizá fuesen gitanos.

Entonces pensé que, aunque sus principios y valores fuesen muy distintos, todos eran europeos occidentales y, por lo tanto, de alguna forma, una parte de su destino les era común. ¿Qué pasaría si ese destino les acorralase hasta límites insospechados? ¿Cómo se enfrentarían los personajes a las situaciones adversas según su escala de valores y principios? ¿A cuál de los dos hombres entregaría la muchacha su amor, al racional o al emotivo? ¿O quizá a ninguno de los dos? ¿Quién resulta más apto para encontrar la felicidad en nuestra sociedad del bienestar?

 

¿Benidorm tiene un atractivo literario suficiente para ambientar allí tu próxima narración?

Por supuesto que sí. Benidorm es un fenómeno curioso que describo en el capítulo 25 de "Un giro al sur". Es, probablemente, la ciudad más nueva de Europa. Podríamos decir que pasó de ser pueblo a ciudad en el 67-68, y eso es muy poco tiempo. También utilicé Benidorm como decorado en un corto que dirigí, "El perrito caliente", con Enrique San Francisco. Muchos intentan esnobearla, pero es una crítica superficial y fácil de rebatir porque suele ser gente que no la conoce. Contemplar su vista nocturna desde la Cruz es un espectáculo único. Sobre todo es una ciudad alegre que no pretende nada y en la que se puede uno relajar.

carlosmoro 

Benidorm es retratado en su novela como un lugar de nocturno y crápula, donde las drogas de diseño tienen protagonismo.

No estoy de acuerdo en lo de crápula. En el capítulo 25 se habla de Benidorm como de una ciudad alegre y sin pretensiones, donde la gente vive con el ánimo "in crescendo" y con buenas "vibraciones". Claro que es verdad que existe la noche, las pastillas y el desenfreno, como en todas las ciudades costeras. Simplemente, para hacer avanzar la línea argumental necesitaba buscar el conflicto, y ese ambiente resulta el más propicio. Me gusta vivir cerca de Benidorm. Sólo en un lugar tan variopinto como esta ciudad se podría encontrar algo así.

 

¿Cómo ha sido su itinerario vital para acabar viviendo en Altea?

Durante 10 años fui el compañero sentimental de una chica nativa de Benidorm. Sus padres regentaban el mesón La Cala, el primer local que se abrió en la cala de Finestrat, que fue erigido por Florián Rey y cuya heredera era Imperio Argentina. Veníamos a menudo a visitar a la familia y enseguida me dejé seducir por este mar tan azul, la espectacularidad de un paisaje montañoso a apenas unos kilómetros, y esas huertas de frutales que parecen el mismísimo paraíso terrenal. Enseguida comprendí que debía cambiar mi Madrid sucio, ruidoso y agresivo por estas tierras. Nunca necesité los fatuos estímulos de mi ciudad y no estaba dispuesto a pagar por sus servidumbres. En 1988 rompí con mi compañera y ella, que era de Benidorm, se quedó en Madrid y yo, de Madrid, me instalé definitivamente en la huerta de Finestrat. Al poco tiempo me siguieron algunos amigos y también mi hermano Javier, que ha escrito varios de sus libros aquí. Hace un par de años me he trasladado a vivir a Altea, en una casa muy bonita frente al mar.

 

Usted ha sido alumno de Borau y ha escrito guiones de cine ¿Qué relación mantiene con el mundo del cine?

Efectivamente he sido alumno de Borau y de muchos otros, pero debo decir que Borau, además de un magnífico docente, es un hombre que rebosa sabiduría en el más amplio sentido de la palabra, es una luz entre las tinieblas del cine español, que es profundamente endogámico y reacio a que la gente acceda a él por méritos propios en lugar de por contactos personales o amistades. Además, ningún gobierno se atreve a sanearlo estructuralmente, porque tiene mucho poder mediático y una ínfima relevancia económica. Esta industria invierte unos 200 millones de euros para producir los largometrajes, que no es nada respecto al PIB, y en cambio es capaz de acaparar todas las portadas de los medios de comunicación para defender sus prebendas ante cualquier injerencia. Por eso vive en una crisis permanente de la que se benefician siempre los mismos.

En este momento mi relación con el cine se limita a la cesión de los derechos de "Un giro al sur" a una productora de Madrid, Icónica Films, para que se convierta en película. Otra cuestión es mi relación con el mundo de la imagen. Acabo de terminar una película documental, "Hippies forever", y voy a empezar otra.

 

Para un escritor novel, ¿es imprescindible abrirse un hueco merced a los premios literarios?

No sé si imprescindible, pero yo diría que ayudaría mucho, sobre todo si fuesen premios objetivos, honestos, otorgados por lectores anónimos, sin intereses en las editoriales. Lo que pasa es que no te puedes fiar de la independencia de ningún tribunal. La mayoría de los premios son una plataforma de lanzamiento para las editoriales, no para los autores. Si tienes la suerte de ir de la mano de esa editorial, genial, si no, no tienes nada que hacer. Además, en la mayoría de los certámenes literarios tiene más posibilidades un relato escrito con un estilo literario académico, aunque sea aburrido, que al contrario. Creo que es un error premiar más la forma que el contenido.

 

Y tras su primera novela, ¿qué?

Depende del éxito, tanto del editorial como del cinematográfico si se acaba convirtiendo en película. Tengo en mente escribir un libro de relatos breves, algo así como cuentos para adultos, algo descarnado.

 

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