Anika entre libros

Entrevista a Ave Barrera por Puertas demasiado pequeñas

"Tuve que renunciar a todo para dedicarme en serio a escribir, hubo muchos altibajos, aunque al final siento que la recompensa ha sido igualmente plena"

Rafael Ruiz Pleguezuelos, febrero 2017 / Foto autora: Guillermo Guerrero / Foto libro: Noelia Olbés

 

Ave Barrera ha sorprendido con una novela breve que tiene el encanto de un relato de misterio culto de corte clásico, utilizando motivos muy conocidos (el encierro, el fraude, el patrón déspota, los desenlaces inesperados) para contar una historia que tiene el encanto de la prosa bien armada y bella. La historia presenta a José Federico Burgos, un pintor magistral pero sumido en la pobreza que recibe la copia de realizar una falsificación de una tabla flamenca de gran valor. La novela recoge las amplias tribulaciones sufridas por el pintor, que cae en las redes de un patrón misterioso y cruel que creerá comprarle como individuo en el momento en que acepta el desafío de realizar la falsificación. Ave Barrera tiene un don para describir el funcionamiento de la memoria, y crea personajes interesantes en los que el entorno sensorial (cuanto ven, oyen o sienten) parece gobernar su vida de una manera tan caprichosa como cruel. La entrevistamos para saber más sobre "Puertas demasiado pequeñas", obra con la que ganó el premio latinoamericano de primera novela Sergio Galindo, y que acaba de publicar en España el sello Alianza.

 

 

ENTREVISTA

 

Siempre siento curiosidad por conocer el origen de las novelas, especialmente si se trata de la primera novela de un autor. ¿Qué lleva a Ave Barrera a elegir el tema de "Puertas demasiado pequeñas"? ¿De qué premisas se parte o cómo surge la idea-germen de la obra?

La idea de la novela surgió con la casa, con el espacio como pequeño universo que después se extiende a la ciudad de Guadalajara. El referente de la casa es real: una casa que conocí cuando niña. Mi padre, que es escultor y anticuario, me llevaba a visitar a sus clientes adinerados y excéntricos como el Horacio de la novela. Por supuesto, yo me escapaba para husmear por los rincones. Esa casa en particular me marcó profundamente. Después me enteraría de que se atribuye al famoso ingeniero Luis Barragán, aunque no se encuentra catalogada y el dueño la remodeló a capricho sin importarle el diseño original, por lo que la novela es también una suerte de "rescate" o registro del espacio que tuve oportunidad de conocer. La atmósfera de la casa -su silencio, sus altos muros lisos, su aire rulfiano- fue lo que me permitió comenzar a plantear la premisa central de la novela: el encierro de la pintura, de los personajes y del misterio.

 

En "Puertas demasiado pequeñas" los sentidos parecen gobernar al personaje, más que servirle como un mecanismo de conocer el mundo. ¿Es una propuesta específica de esta novela o forma parte de tu manera de entender y disfrutar la ficción?

Sí, tal cual, lo veo como una manera de entender y disfrutar la ficción. Había explorado en cuentos anteriores esta dimensión sensorial, la experiencia del cuerpo a través de percepciones sensoriales, en especial las más relegadas: el olfato y el tacto. Sin embargo, al escribir Puertas esto se fue volviendo mucho más consciente y ahora se ha vuelto un elemento imprescindible.

 

Avebarrera -copy Guillermo Guerrero

 

¿Cómo fue el proceso de escritura de la novela? ¿Con qué dificultades u oportunidades te encontraste?

¡Fue muy difícil! Había momentos en que pensaba que no acabaría nunca. Nunca antes había intentado escribir una novela, no sabía que perderse una y otra y otra vez es parte del proceso. Sin embargo, creo que me sirvió mucho proyectar mi propia iniciación en la iniciación que vive mi personaje, José Federico Burgos. Al igual que él, tuve que renunciar a todo para dedicarme en serio a escribir, hubo muchos altibajos, aunque al final siento que la recompensa ha sido igualmente plena para él como para mí.

 

Me interesó mucho el manejo en la novela de conceptos como el de plagio, creación propia, herencia e imitación. ¿Cómo percibes esos conceptos en la sociedad contemporánea, en la que todos esos términos parecen encontrarse más diluidos que nunca y con una tendencia continua a borrar sus fronteras?

Me parece que en Puertas el arte tiende a ese estado natural y espontáneo que tenía en la antigüedad o en el Renacimiento, cuando la figura autoral no era tan relevante y su papel era distinto al de nuestros días. No me resulta extraño que vuelvan a diluirse esas fronteras y creo que en cierta forma esa suerte de borradura de la figura autoral puede favorecer a la relevancia de la obra en sí misma. La idea de la creación y re-creación de la obra artística no solo son temas que me inquietan, sino que me han acompañado desde la infancia, en el trabajo de mi padre y en el universo de las artes plásticas y las antigüedades. Mi acercamiento a las nociones de falsificación, originalidad, imitación y herencia careció, en su origen, de distancia crítica, de ironía; para mí no era un objeto de estudio sino un tema con el que convivía de la manera más natural y cotidiana.

 

También hay numerosos pasajes dedicados a las dificultades del artista para vivir de una obra propia, que es lo que el protagonista tiene como meta pero nunca llega a realizar. ¿Cuáles son, desde tu punto de vista, las mayores dificultades con las que se enfrenta el autor novel contemporáneo?

Creo que los desafíos que vivimos en el presente quienes intentamos dedicarnos al arte en general, en particular a escribir son más sutiles y engañosos que la franca oposición, la imposibilidad o la censura. Ahora en apariencia todo el mundo puede publicar y ser leído en redes, pero el ruido provoca que leamos sin leer, el paso de la información por nuestros ojos es tan fugaz que es difícil que algo nos marque, que cale hondo. Y ya se sabe que las inquietudes literarias están hechas de esos arañazos. Tenemos que lidiar constantemente contra el ruido, abrir un espacio de silencio, la escisión que permite que nos conectemos con nosotros mismos, con nuestros temores, con lo que nos cuesta trabajo reconocer.

Por otra parte, las dificultades tangibles que enfrentamos los escritores de mi generación son tan vulgares como pagar la renta y sacrificar muchas horas a un trabajo poco satisfactorio, de freelance o en una agencia de publicidad o haciendo lo que sea para librar el gasto, siendo que esas horas debieran estar destinadas a la lectura, a la escritura, al pensamiento o al ocio creativo. Hasta donde he podido ver, la única forma de responder a este desafío es con disciplina, arrojo y mucha terquedad. Otra amenaza sutil de la escritura en el presente es el dilema entre "producir" y hacer literatura. Mientras que la oposición directa es acicate para el empeño en seguir escribiendo, la idea de una "producción creativa" y su aparente libertad (casi siempre ceñida a los fines de un mercado) nos desmoraliza y drena las fuerzas que se requieren para ir en pos de lo literario.

 

Los dos personajes femeninos en la obra, tan diferentes (realista una e idealista la otra) me han traído resonancias de Quijote y Sancho y me han parecido un hallazgo en el diseño de la obra. ¿Qué función específica les otorgas en la novela?

En Puertas, aunque parece que los personajes femeninos son secundarios, en realidad se encuentran en el centro de la trama, son el móvil de las acciones. La madre de Horacio es una Madame Bovary muy tapatía, cuyos celos y temores son la semilla de toda la intriga. La Morisca también desempeña el papel de acertijo y oráculo. Creo que la feminidad es más un aspecto que permea a un bando de los personajes: La Morisca lo manifiesta en abstracto, la madre de Horacio de manera natural y franca, La Tona de manera consecuente, Horacio de forma intencional; mientras que, en el bando opuesto, el principio masculino se manifiesta en José, el Gordo, el maestro de José y Sócrates, a modo de contrapunto.

 

He interpretado la novela como una especie de declaración de amor al arte más auténtico y primitivo, el que se encuentra Avebarrera -copy Noelia Olbesmás pegado a la tradición y lo analógico. ¿Es la tecnología el arma de destrucción del gran arte o un nuevo vehículo para conocerlo?

Toda tecnología me parece un prodigio, y por supuesto que es un gran vehículo (claro que depende de la aplicación que se le dé; la herramienta responde siempre a la mano maestra). Sin embargo, estoy absolutamente enamorada del principio material del arte. Ahora mismo estoy trabajando en una novela donde el protagonista está obsesionado con la fotografía análoga. Ese es uno de los temas que no me cansaría de escribir. Aunque, por otro lado, como espectadora, admiro mucho la capacidad que tienen los nuevos medios para traspasar fronteras y generar nuevos códigos para la creación de obras de arte.

 

Leer tu novela me llevaba a los "relatos de encierro" del gran Edgar Allan Poe y los maestros del primer gótico. ¿Qué referentes literarios concretos manejaste cuando escribías Puertas demasiado pequeñas?

En lo que tiene que ver con el arte, fueron muy esclarecedores Balzac, Walter Benjamin, George Steiner. En la relevancia del espacio arquitectónico estuvo muy presente Enrique Prochazca. Tuve muy cerca de los narradores norteamericanos, sobre todo en el armado de la trama, y para la prosa tuve a Rulfo siempre a un ladito, cuidando mucho de no imitarlo, más bien tratando (y sigo tratando) de aprender a trabajar la sonoridad de cada oración y la contundencia de las imágenes.

 

Seguimos con los referentes: ¿qué escritor mexicano contemporáneo no puede dejar de leer el público español? Señala compañeros de generación a cuyos textos merece la pena acercarse.

Me gusta pensar en la literatura mexicana como una gran familia: hay abuelos a los que desconozco y otros a los que quiero muchísimo como Rulfo, Josefina Vicens, Amparo Dávila, Jorge Ibargüengoitia. De los tíos, me identifico mucho con José Emilio Pacheco, Daniel Sada, Verónica Murguía. Están los hermanos mayores: Antonio Ortuño, Guadalupe Nettel, Isaí Moreno, Geney Beltrán, Yuri Herrera, y los de mi generación: Nadia Villafuerte, Laia Jufresa, Joel Flores y muchos otros. Me motiva mucho ver que la literatura en español esté a rebosar de nuevas y admirables propuestas.

 

¿Cuándo tendremos una nueva novela de Ave Barrera? ¿Se encuentra algo en el fogón en este momento?

¡Pronto! Estoy por terminar el primer borrador de la nueva novela, aunque todavía le falta bastante trabajo. Los ingredientes que quise reunir esta vez son -como ya dije- la fotografía análoga, el concepto de restauración como una suerte de metafísica del objeto, reconstruir su memoria y su significado, además de proponer un acercamiento crítico al papel relegado y disminuido que desempeñan los personajes femeninos en la literatura canónica de medio siglo en México. Creo que el tratamiento que reciben los personajes femeninos en las obras de este periodo (así como el trato que recibieron las mujeres de la esfera intelectual de esa época) es reflejo y precedente cultural de la realidad que vivimos en la actualidad en nuestro país.

 

 

 

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