Anika entre libros

Entrevista a Andrés Díaz Sánchez por "El camino del acero"

"Un escritor nunca debería decir que sólo aprende de los libros que lee."

Firma: Jorge Borondo / Fotos: autor / Diciembre 2006

 

Andrés Díaz Sánchez es un joven escritor madrileño que acaba de publicar su tercera novela, "El camino del acero", una interesante vuelta de tuerca al género de la fantasía épica. Desde el principio, la idea de que el protagonista sea un chaval actual de quince años que un día amanece en otro mundo y otro cuerpo, supone cuanto menos un planteamiento original y novedoso para un tipo de historias tradicionalmente limitadas en sus argumentos y personajes. Con esta nueva obra da un paso de gigante en una trayectoria especializada en el género de la espada y brujería, desde sus dos primeras novelas ("Los guerreros sin rostro" y "La maza sagrada"), la coedición de la revista "Sangre y acero", y su participación en cómics como "La mujer de las sombras" o "El espartano". Con el fin de conocer las claves de su nueva y sorprendente obra, decidimos trasladarle una serie de preguntas y reflexiones suscitadas tras su lectura. Este es el resultado.

 

 

ENTREVISTA

 

Comprobando tu trayectoria, me doy cuenta de que te has especializado en el género de la fantasía épica, en el que poco a poco te vas haciendo un nombre en España. Antes que nada voy a dejar las cartas encima de la mesa: no soy un gran aficionado a la fantasía épica. De hecho, ni siquiera he visto la trilogía de "El señor de los anillos". Sin embargo, cuando leí el argumento de tu novela, "El camino del acero" me resultó de lo más atractivo. La posibilidad de vivir otra vida, de ser otro en otro mundo, totalmente opuesto a quien eres, es algo que me llamó mucho la atención. Por eso, tras leer tu libro, me da la sensación de que has querido ir un poco más allá, incluyendo elementos novedosos en un género tradicionalmente cerrado en sus formas, temas y argumentos. ¿Era tu intención renovar, en cierta medida, el género?

Sí, has dado en el clavo. Uno de mis objetivos es darle mayor madurez a las obras de Fantasía Heroica o Espada y Brujería, para que no sólo gusten a los amantes de este género, sino también a quienes normalmente no les interesa. Es evidente que quien disfrute leyendo sobre batallas y héroes disfrutará con mis libros, pero para quien estas cosas no les diga nada, trato de dotar a los libros de atractivos que sí logren "engancharlos".

Así, me interesa profundizar en los personajes, sacarlos del estereotipo y dotarlos de cierto realismo que los acerque a cualquier lector. No se trata de hacer un compendio de "buenos y malos", de "héroes y villanos", sino de crear personas reales con sus defectos (también en los "buenos") y virtudes (también en los "malos"), es decir, de plasmar seres humanos dotados de distintas motivaciones que pueda comprender el lector y con las que incluso se sienta empático, y además someter a esos personajes a tensiones terribles para experimentar con sus reacciones. No me gusta el maniqueísmo ni los planteamientos en blanco y negro, sino la amplia gama de grises, y eso creo que se nota en los personajes.

Por ejemplo, el personaje principal va cambiando a través de la novela. Me interesaba plasmar el choque entre nuestra cultura moderna y una cultura antigua. Ahí está el atractivo, como dices, de transportar un personaje cotidiano, gris, parecido a nosotros mismos, a un mundo fantástico. No se trata de Conan o Aragorn, sino de alguien con quien cualquiera se puede identificar. He ahí otro "enganche" para alguien a quien los héroes con espadas no le llegan al alma.

 

Por otra parte, esa innovación es algo tímida, o al menos moderada, quizás por el propio carácter cerrado del género. ¿Te sientes de alguna manera, obligado, a darle a tus lectores, lo que esperan de una novela épica?

Más que obligado hacia los lectores, la obligación iría hacia mí mismo. Me gusta mucho la épica, desde Homero a Haggard o Howard, y no puedo evitar plasmar ese sentimiento en ciertos pasajes de batallas campales o luchas a menor escala. Es algo que, pienso, añade interés a la obra y a mí como escritor me divierte mucho introducir. No obstante, lo épico ha de estar al servicio de la historia y no al contrario. Por ello en "El camino del acero" no hay tanta proporción de epicidad como en otros libros que he escrito.

Primero hay que crear una historia y unos personajes sólidos y hacer una trama entretenida y de cierta complejidad, y sólo después encajar los elementos épicos en este edificio. Sólo entonces el resultado puede agradar a quienes -con todo el derecho del mundo-esa vorágine épica le deja indiferente.

 

Has realizado alguna incursión en cómic, como "La mujer de las sombras" o "El espartano", y realmente tu nueva novela, es muy visual, con descripciones detalladas al milímetro ¿Crees que podría funcionar como cómic?

Creo que sí, porque el cómic es un medio como bien dices visual y sobre todo secuencial. Así pues, funciona mejor en él la secuencia de hechos y acciones, que sólo lo descriptivo y estático. "El camino del acero" es una obra muy dinámica que se desarrolla en ciudades, praderas, montañas o ríos, y hay escenas de mucha fuerza visual, como las batallas o por ejemplo los Juegos de esclavos. Esto viene muy bien para un cómic, donde la imagen llega antes al lector que el texto.

Por otro lado, no busco recrearme en el propio lenguaje, no soy un purista de la palabra, sino más bien un narrador de aventuras. Así, antes que concentrarme en el texto en sí y por sí, prefiero "lanzar" imágenes de manera clara y directa hacia el lector, de ahí que la obra sea, como dices, muy visual.

 

Por otra parte, en España se están haciendo los primeros intentos más que dignos de un cine histórico con empaque ¿Eres capaz de ver "El camino del acero" en pantalla grande? Por lo que he podido ver en tu web, el libro tiene hasta banda sonora...

Me lo puedo imaginar perfectamente en forma de superproducción. Otra cosa es que Hollywood lo cambiara de arriba a abajo, pero quien haya visto películas como "La caída del Imperio Romano", "Troya" o "Gladiador" tendrá una idea muy aproximada de la estética de "El camino del acero".

 

"El camino del acero" está escrito en primera persona, en tiempo presente y con una cronología lineal. ¿Qué problemas te ha causado esta circunstancia para describir tantas escenas de acción? Te lo digo porque un narrador omnisciente lo hubiera tenido más fácil para dar una visión global de Durba, sus habitantes y desventuras. ¿Tal vez buscabas una mayor identificación con el lector?

En efecto, quería que el lector no tuviera una idea tan objetiva de Durba como pudiera darle un narrador omnisciente, sino que todo lo que absorbiera de ese mundo pasara a través de los pensamientos y sentimientos del protagonista. Ello permite también meter opiniones subjetivas sobre política, sociedad, filosofía, etc. con mayor comodidad que si se utiliza el omnisciente, porque al fin y al cabo tienes la coartada de que "lo está pensando el personaje" y por tanto puede opinar con mayor libertad que si fuera un omnisciente frío e impersonal. El personaje principal va cambiando debido a un proceso de adaptación ante un entorno muy distinto al que está acostumbrado. Ese punto me interesaba muchísimo, la influencia devastadora del ambiente sobre el individuo, hasta el punto de cambiar por completo su carácter y sus ideas. Para implicar al lector aún más en ese cambio había que utilizar la primera persona en el narrador.

En cuanto al tiempo verbal presente, debido al final del libro es lógico que el protagonista utilice el presente y no el pasado (y no diré más para no destripar nada). Pero también el presente es un tiempo más inmediato, más directo. Provoca una sensación de "embestida" (si se puede llamar así) sobre el lector mayor que el pretérito. Al fin y al cabo, la acción no ha terminado, sino que ocurre y existe en este mismo momento, mientras lees. Por ejemplo, no es tan impactante leer "El guerrero le golpeó en la cabeza y le ensartó con su lanza", que "El guerrero le golpea en la cabeza y le ensarta con su lanza". Se puede hacer la misma prueba con una frase tipo: "Le quitó a la muchacha la ropa, la estrechó entre sus brazos y la besó con pasión". Este tipo de hechos, que ya tienen carga emocional, son aún más intensos si se describen con el presente. El lector siempre tiene que estar despierto y atento a lo que cuentas, no puedes dejar que se duerma ni que piense en la compra que va a hacer luego o que tiene que pagar la hipoteca, o aún peor, que se pregunte cuántas páginas quedan para acabar este peñazo de libro. Eso es un fracaso total y absoluto para el autor. Debes conseguir que su mente esté por completo en la historia que cuentas. El tiempo verbal presente ayuda aún más a atraparle.

 

elcaminodelacero

 

Profundizando en la idea de la primera persona, y en el juego entre Carlos/Dargor, me pregunto si eres aficionado a los juegos de Rol, y si en cierta medida tu novela no es una especie de homenaje.

Jugué hace muchos años al Rol y me lo pasé muy bien, pero ahora lo tengo aparcado por completo. No pensé para nada en el Rol cuando escribí la novela, pero es una idea interesante.

 

Durba es Grecia y Sarlia es Atenas. Y Orblad es Platón. O tal vez es la Grecia, la Atenas y el Platón idealizado de nuestras lecturas. ¿Cuánto hay de cierto en esta afirmación?

Mucho, aunque yo más bien diría que Orblad es Sócrates o Heráclito, pues ambos eran en cierto modo burlones, hirientes e irónicos, e implacables (a su manera personal) con el ser humano, como el pensador ciego de la novela. Aún así, el planteamiento del Mundo de las Ideas tiene mucho de platónico. En este personaje quedó plasmado mi interés por los temas filosóficos y -me gustaría- la brillantez intelectual de los grandes pensadores griegos.

Efectivamente, en "El camino del acero" he plasmado mi propia idea de la Grecia Antigua. Esto no quiere decir que se trate de una novela histórica, sino que a mi propia idea o idealización he tratado de darle la suficiente verosimilitud como para que resulte consistente, como un trasunto de la fascinante Grecia Clásica.

 

Uno de los elementos más atractivos de "El camino del acero" es la enigmática Roca del Vigilante, con su oscuro y poderoso culto, personificado en el carismático Nigur. ¿Es tu manera de realizar una crítica al fanatismo religioso?

Sin duda el personaje de Nigur simboliza cierto fanatismo religioso, pero él no es un fanático, como se puede comprobar, sino todo lo contrario. A mi más bien me interesaba presentar al Culto y a Nigur como el extremo del misticismo y el esoterismo, frente a la razón fría, incluso cruel y aséptica, de los pensadores y de Orblad. Serían extremos contrarios. Nigur es un personaje que ganaba fuerza según lo describía y al final sentí tanta simpatía por él como por los "buenos". Ojalá que al lector le pase lo mismo.

 

Durba es un mundo imaginario perfectamente delimitado, coherente y verosímil. De hecho, incluso tenemos un mapa ¿Cómo te documentas sobre algo que no existe?

No se puede nada crear de la nada y ningún escritor, pienso yo, crea nada absolutamente nuevo. Lo que hace la mente es combinar millones de datos que has leído o visto en muchos otros lugares, para dar vida al universo de tu novela (sea ese universo fantástico o "real". En cualquier caso, siempre lo creas, o elcaminodelacero1recreas, tú). Así pues, aunque Durba "no existe", en realidad es un compendio de cosas que sí han existido, como por ejemplo toda la estética griega, la filosofía, economía, los aspectos bélicos. Todas esas cosas ya nos las ha dado la Historia y tú a partir de ello modelas tu propio mundo, cogiendo, dejando o transformando esto o aquello. Sobre todo en Fantasía Épica, Espada y Brujería o Fantasía Heroica, como se quiera llamar, yo recomiendo que se lea muchísima historia, pues debes crear un entorno verosímil. Estos subgéneros del Fantástico no son más que novelas de ambiente histórico con elementos sobrenaturales. (Por ejemplo, El Señor de los Anillos tiene un claro trasfondo medieval)

Me gusta mucho la Historia, leo tantas obras de ensayo histórico como literarias. Por eso no me cuesta demasiado documentarme, pues se te queda una idea general, que es la que plasmas en el libro. Lo que sí me costó más fueron las batallas, pues para hacerlas reales no basta con lanzar dos hordas a que se aplasten la cabeza, sino que tienes que hacer una planificación táctica con diagramas, cálculos de bajas, movimientos de masas, y la propia estrategia de toda una campaña militar. Ahí sí que tuve que buscar ayuda en libros sobre el tema.

 

En tu novela hay una mezcla, muy atractiva, de influencia de historia, cómic, literatura e incluso cine. Uno piensa a veces en la historia de Grecia y Roma, otras en Conan, otras en Gladiator... Es otro rasgo que en cierto modo se aleja de la tradicional novela de corte épico, y lo acerca a una novela más posmoderna. ¿Qué grado de influencia crees que tiene en tu escritura artes distintas a la literatura como el cine o el cómic?

Pienso que cualquier película, cómic, novela o libro de no ficción que haya motivado tu interés proporciona datos que el cerebro no puede evitar guardar. Puede ser una idea, el enfoque de un personaje, una imagen, un diálogo… Estos matices son tan importantes como los hechos fríos que narras. En el proceso creativo de una novela la memoria saca a la luz muchas de estas cosas, las que convienen a tu historia, corta y pega y mezcla y barniza con tu propio estilo, para sacar algo coherente y sólido. Así pues, sin duda estoy muy influenciado por comics y películas.

Un escritor nunca debería decir que sólo aprende de los libros que lee. Es posible que cuando uno quiera describir un desierto recuerde escenas de "Lawrence de Arabia" o si quieres describir una lucha en la arena se te aparezca "Espartaco" o "Gladiator". Eso por no nombrar los actores que pueden venirte a la memoria cuando imaginas un personaje. Por ejemplo, yo imaginé a la severa sigra de Etria como al nuevo "Q" femenino de la saga de James Bond. Son este tipo de pequeños matices y detalles los que te ayudan a clarificar tu historia en la mente, y muchos de ellos provienen del cine o del cómic.

 

¿Qué nos puedes contar de tu experiencia de co-editar la revista "Sangre y acero"? ¿Crees que España es un país aficionado a la espada y la brujería?

Fue una experiencia muy enriquecedora y al mismo tiempo esforzadísima. José María Bravo, el otro editor, y yo, repasábamos, corregíamos y alguna que otra vez hasta casi rescribíamos los textos que nos llegaban, y además intentábamos cuidar mucho la estética de la revista. Hubo mucha gente a la que le gustó, pero al final pensamos que tanto esfuerzo era una pena que se quedara en el ámbito del Fandom, que es necesario, pero constituye sólo un periodo de rodaje y un trampolín para los autores. Después deben intentar publicar en editoriales, grandes o pequeñas. Por eso decidimos cerrar el chiringuito y tratar de pasar a mayores.

En España venden muy bien las historias de dragones, enanos, elfos, etc., al rebufo de la obra de Tolkien, así que por ese flanco la Espada y Brujería, o Épica Fantástica, está asegurada. Otro cantar son las novelas más "duras" o adultas, con un enfoque más "histórico". Ahí la cosa está difícil, pero creo que eso no debe frenar a quienes tienen ilusión por este tema. El escritor de Fantasía en España debe ser inmune al pesimismo, por muy duro que le parezca todo, ha de ser testarudo y pensar que al final lo conseguirá. Sólo así mantendrá la esperanza y seguirá escribiendo y mejorando y enviando su trabajo a editoriales, hasta que publiquen sus obras.

En cuanto al público, la clave no es si hay mucha o poca gente que lea Fantasía, sino si lo que escribes (dentro del campo fantástico o no) puede gustar y llegar a casi cualquier tipo de público. Para ello hay que concentrarse en los personajes y la historia, no en los magos, los dragones y los guerreros. Si tienes buenos personajes y buena historia puede funcionar. Por ejemplo, a G. R. Martín le va bastante bien, pues se ha concentrado en estos aspectos más que en los fantásticos.

 

Tu primera novela es de hace tres furás, digo años. ¿Qué crees que ha cambiado en tu manera de escribir desde entonces?

"Los guerreros sin rostro" está compuesto de una novela corta y varios relatos, escritos no al mismo tiempo, así que no es una obra tan "redonda" como las dos siguientes. Desde entonces he procurado basar cada vez menos el peso del libro en lo épico para dar preponderancia a los personajes y la historia personal de cada uno de ellos.

 

Por último ¿en qué estás trabajando ahora y cuáles son tus próximos retos?

Ahora trabajo en una saga que va por el tercer volumen. Se desarrolla en un mundo fantástico, también parecido al de la Antigüedad terrestre, pero me gustaría ampliar los ambientes fuera de lo grecorromano, para mostrar también entornos orientales, nórdicos, tropicales… Hay guerras e intrigas, pero la magia tendrá una parte fundamental en la historia. Aunque será mi propia idea de la magia, claro. También sigo con la saga de Skarrion Gunthar, del que espero que pueda publicarse el tercer libro en uno o dos años.

 

Muchas gracias.

Muchas gracias a vosotros, por permitirme explicarme sobre "El camino del acero". Espero que esta entrevista haya despertado el interés de un buen puñado de lectores.

 

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