Anika entre libros

Entrevista a Alejandro Párraga por "Meando en la puerta del vecino"

"Me considero un cazador de palabras: mientras ellas sigan existiendo, ahí estaré para capturarlas, ordenarlas y formar historias."

Firma: Anika Lillo / Fotos: autor / Marzo 2004

 

Hijo de la pintora Amalia Navarro, Alejandro Párraga siguió el camino de su madre desviándolo hacia otro tipo de lienzos: el de las páginas. Malagueño de nacimiento y alicantino de adopción, a los 19 años cambió de nuevo de ciudad forzado por sus estudios de Derecho.

Alejandro Párraga terminó Meando en la puerta del vecino, tres historias que no dicen nada a finales del año 2002 y fue finalista del II Certamen Internacional de Novela YoEscribo.com. En la actualidad, prepara su segundo proyecto: Cuidado Con El Vecino, Escupe.

 

 

ENTREVISTA

 

Alabo el sentido de humor de (parte de) tu novela, ¿es propio o ficción? Me refiero a si es así tu sentido del humor o lo usas para la ficción...

A mi parecer, el humor es una respuesta sincera ante el odio, una evasión colmada de vitalidad frente a la adusta manera con la que se suele concebir una realidad empeñada en complicar nuestra existencia. Las circunstancias, muchas veces, lo oscurecen todo tanto que, lo único serio que resta por hacer, es sonreír, prendarlas de ironía.

Sin embargo, cuando escribo, intento alienarme lo máximo posible de mí mismo, interactuando en cada párrafo como lo harían mis personajes. Me limito a aplicar tanto el sentido de humor propio de cada uno de ellos como sus tristezas y anhelos. A veces, resulta divertido (e, incluso, terapéutico) y otras, por el contrario, doloroso y desconcertante... Pero ahí está la gracia, imagino.

 

"Meando en la puerta del vecino" tiene la lista de agradecimientos más larga que he visto exceptuando la de "La Fuga de Logan" ¿no podías repartir entre varias novelas o es el miedo a no escribir otra?

Supongo que anunciar que mi segunda novela "Cuidado con el vecino, escupe", está (¡ya!) terminada, responde gran parte de la pregunta.

¿Miedo a no escribir otra? No, para nada. Me considero un cazador de palabras: mientras ellas sigan existiendo, ahí estaré para capturarlas, ordenarlas y formar historias. La vida es una fuente de inspiración inagotable, siempre hay algo que contar.

Además, la lista de menciones personales de mi nueva obra es aún más extensa...

 

Tu novela está publicada online ¿hay esperanzas de verla en papel?

Parafraseando a uno de mis personajes "lo he perdido casi todo en la vida, no me parece correcto perder también la esperanza..."

Pero el mundillo editorial (prefiero el diminutivo) está muy restringido, es difícil entrar. El Poderoso Caballero, que lo domina todo, ha impuesto una dictadura y no se deja invertir si no sabe, a ciencia cierta, que obtendrá muchos (muchísimos) beneficios. ¡Una pena!

  

Sin embargo, quedó finalista en el Certamen donde puede descargarse... ¿Eso no ayuda?

La publicación en YoEscribo.com me sirvió para dar la novela a conocer; ahora, sé lo que opina mucha gente, he recibido elogios inesperados e, incluso, es parte de los motivos por los que tengo la oportunidad de estar aquí hablando contigo.

Ser finalista del Certamen, alimentó la expectación que ya, antes, había creado su publicación además de adornar, un poco más, la carta de presentación de la misma... Pero, tampoco, es la llave que abre LA PUERTA.

 

Creo que, cuando tu novela no salió ganadora, hubo alguna polémica porque resultó la mejor considerada...

La gente utiliza los Foros para expresar su parecer y eso está bien, es muy respetable. El encuentro de ideas, los debates, la polémica, humanizan, un poco, la gélida Red... Pero hay que rescatar de ellos, tan solo, lo positivo.

Es maravilloso que haya personas que manifiesten abiertamente que "Meando..." les gustó y que, para ellos, debió ganar pero, eso sí, desde el respeto y la educación pues, no hay que olvidar, que la literatura es, como la pintura, la música o la escultura, un arte muy subjetivo y son demasiados los criterios a la hora de decir qué obra merece, más que otra, ser premiada.

 

En tu opinión ¿en qué se basan las editoriales a la hora de publicar?

Como ya he dicho, el dinero prima a la hora de decidir qué debe ser publicado y que no. Pero, me gusta pensar, se fundamentan, también, en criterios de calidad, si la temática encaja en su línea editorial...

 

Vuelvo a algo que has comentado antes.... Así que tienes una novela guardada en el cajón...

Así es, ya le he puesto el punto y final a mi segundo proyecto.

Cuando terminé "Meando..." me di cuenta que no lo había dicho todo, aquello era sólo el preámbulo de algo más que se quedó en el tintero. Ahora, ya lo he rescatado.

La esencia de la primera permanece: su filosofía, el juego de estilos... Pero mucho más explotados. Siento que, aunque sea prematuro decirlo, con ella, he cerrado una etapa.

 

Centrémonos en "Meando en la puerta del vecino"... Es difícil encasillarla en un género, incluso en un estilo literario ¿cómo la describirías?

Hace tiempo, en una crítica señalaban la posibilidad de haber inventado un nuevo género al que bautizaron como "Cotidianismo poético". Curioso. Por ello, prefiero dejar en las manos de los ¿expertos? la labor de encasillar lo que escribo... Tienen más inventiva.

Pero, he de reconocer, tengo un espíritu trasgresor, rebelde por sistema, que me lleva, sin remedio, a la búsqueda de nuevas combinaciones, experimentando fórmulas, indagando en el lenguaje en la búsqueda de una mayor ambición estilística No me harto de decir que, a la paleta de un escritor, no se le acaban nunca los colores... creo que hay que jugar con esta ventaja.

 

¿Conoces "Haciendo historia" de Stephen Fry? Tu juego de estilos me la ha recordado (aunque las historias no se parezcan en nada).

En realidad, creo que su obra nada tiene que ver con la mía. Fry varía la forma personal del que relata la acción, mientras que, en mi novela, el juego, no sólo consiste en quién lo cuenta sino su diferente estilo a la hora de hacerlo. Además, "Haciendo historia" es muy cinematográfica, notablemente influenciada por los años que su autor ha pasado actuando en el celuloide; su relato adquiere, a mi parecer, tintes de guión (en ocasiones, expreso). Por el contrario, "Meando..." se acerca más a otras artes, como la música, persiguiendo, más que hacer pensar, despertar sensaciones en el lector.

 

Ya que he nombrado a otro autor ¿cuáles son los que más pueden influirte a la hora de escribir?

Lo cierto es que, más que acogerme a referentes inmutables, prefiero ir cubriendo ciclos, retornando y renegando de determinados autores; de todos hay algo que aprender. Soy propenso a decir, al terminar la lectura de un libro, que es lo mejor que he leído en mi vida...

Pero, si te refieres a con quién me siento en deuda, literariamente hablando, tengo que recordar lo que escribió el poeta argentino Santiago Silvestre: "Una cosa es admirar a alguien y, otra muy distinta, deberle algo".

Eso sí, injusto sería no destacar a Rafael Sánchez Ferlosio que, con su Jarama, señaló un camino nuevo, insospechado para la literatura contemporánea: él fue a las letras lo que Manet a la pintura.

Sin embargo, no sólo influye en la literatura la propia literatura. Otras artes pueden participar en el proceso creativo de un escritor... Yo, por ejemplo, siempre he tenido como referente los óleos sensitivos de mi madre, la pintora Amalia Navarro, su concepto interpretativo de la realidad, el modo en el que tergiversa lo que ve, redefiniéndolo con el lenguaje de los sentimientos.

 

Tu novela demuestra que el humor no está reñido con la filosofía y el drama...

El mundo es un lugar salvaje, lleno de desidia y egoísmo. No sólo adoptamos una actitud violenta sino que somos fruto de ella, consecuencias de la violencia.

La literatura no puede olvidarse, adoptando una actitud bucólica ante esa realidad. Ahora bien, diferente es atentar contra el lector, violentándolo. Como sucede en la vida, el humor es un antídoto. Pienso que, la risa, es aún más necesaria cuando hablamos de lo terrible, de lo profundo...

Pero "Meando...", además, plantea la posibilidad de obtener lecciones morales y éticas partiendo de una premisa absurda e ironizada.

 

Tu protagonista de la primera parte, Julián, ¿es el típico joven de los noventa? Podrías definirlo...

Sí, es un arquetipo generacional: representa a esa juventud que creció viendo a Espinete, cantando los goles de Butragueño o que tarareaba las letras de un grupo de melenudos llamados Europe... Esa última camada que pudo ver a su padre poner la baca del coche hasta arriba de maletas, que creció pensando el 600 era un utilitario normal, el 124 un coche familiar y el 131 una berlina de lujo; los que se emocionaron con E.T, los Goonies y el Arca perdida...

Esa nueva especie evolucionada a partir de unos hermanos mayores que habían sido conocidos como la "Generación X", tan acertadamente descritos por Mañas en "Historias del Kronen".

Ahora, los nuevos jóvenes, están más concienciados con el mundo; les preocupan los problemas sociales, las guerras, la religión o el sexo...

Pero Julián no es una definición completa... La conjugación de los tres personajes es necesaria para completar el retrato.

 

Cuando Julián era pequeño vive una de las escenas con las que más me he reído yo en años...

El capítulo al que haces referencia, sienta uno de los parámetros de la obra. Los jóvenes no deben erigirse jueces de todo lo que los rodea pues, al poseer una visión del mundo tan limitada, aunque algo suceda delante de sus propios ojos, son incapaces de interpretarlo correctamente.

Intenté diferentes fórmulas para explicarlo y, al final, me pareció que lo mejor era optar por un ejemplo extremo que, por lo absurdo, resultara didáctico y ameno.

Eso sí, no imaginé, al escribirlo, la tremenda repercusión que tendría ni que, un día, como sucedió, lo recibiría en mi correo en forma de uno de esos tantos (millones de) mensajes en cadena.

Me alegra que te rieras... Es bueno saber reír.

 

Entre el polvo y la cagada, Julián opta por el polvo que, podríamos definirlo -corrígeme si me equivoco- como lanzarse a la aventura ¿Y tú?

Soy escritor, ¿tú qué crees?

No, en serio. Pienso que los extremos nunca son buenos; en todo, hay que saber buscar el término medio. Por un lado, decidí intentar abrirme paso en el mundillo literario (más que aventurero debo ser un suicida) pero, por otro, no abandoné mis estudios universitarios (lo que equivaldría a los "días seguros" que menciona Julián).

En la vida es necesario echar "buenos polvos" tanto como "ir cagar cuando no hay más remedio", por decirlo de alguna manera.

 

¿Por qué cree Julián que la mayor parte de las personas optan por la cagada (cuya definición sería contraria a elegir el polvo)?

Julián cree que la "cagada" (el conformismo) es el camino más fácil y, por tanto, dada su naturaleza perezosa, piensa que la mayoría optará por él.

  

Además del humor, el descaro, la rebeldía... hay crítica social en "Meando en la puerta del vecino" (no sólo en su primera parte) ¿es importante para ti denunciar ciertos hechos o es casual?

Como ya he dicho, son los personajes los que hablan realmente, no yo.

Pero sí, es cierto que, viviendo en un mundo como el nos ha tocado vivir, donde los políticos están más preocupados que ocupar sus carteras que de solucionar los problemas del país, hay guerras en la mitad del planeta y la televisión enriquece a señoritas que dicen hablar con Dios mientras se bordan marcas de diseñadores de prestigio en sus vestidos, resulta imposible hacer caso omiso...

  

Julián arremete contra la guerra, el poder, la iglesia, los que alcanzan puestos rápidos... ¿siempre es el sexo culpable?

El sexo no es culpable de nada, es maravilloso.

Nosotros somos los que tenemos la culpa por no saber disfrutarlo. Hemos terminado haciendo de uno de las experiencias vitales más puras un arma de doble filo que nos reporta más sufrimientos que satisfacciones.

  

Cuando hablamos por primera vez, me dijiste que si no me agradaba, me informabas de que era un gran analgésico contra el insomnio y la verdad es que la novela engancha ¿Era una táctica esa frase?

Cuando hablamos por primera vez, me dijiste que ibas a tardar bastante en poder leerla porque estabas muy ocupada y, sin embargo, te la leíste en apenas un par de días ¿Era una táctica por si no te gustaba?

 

Jajajaja... vale. Una curiosidad... ¿por qué esa manía de tantos autores -incluido tú- de poner frases célebres de personajes conocidos al principio del capítulo? ¿Tanto significan?

No lo sé, la verdad. Haría un poco de demagogia explicando que todas ellas encierran esencias filosóficas, enfoques, principios o conceptos pero mentiría. Simplemente, me dio por ahí: las tenía recopiladas en una libreta y vi una buena ocasión para darles uso...

 

La novela está fielmente ambientada en sucesos que han ocurrido (desde la desaparición de las Torres Gemelas, el desmantelamiento en televisión de curanderos, etc...) ¿Resulta así más creíble la novela?

La cuestión no es hacerla ganar credibilidad sino ser consecuente con el planteamiento. Tanto Julián, Jorge como Alberto, son personajes de "nuestro mundo" y si, la novela, está ambientada en la España contemporánea... ¿podrían hablar de la vida y no reseñar acontecimientos de tamaña magnitud?

 

"Meando en la puerta del vecino" está compuesta por tres partes y, si en principio, no lo parece sí hay una relación entre ellas. Un ejemplo curioso sería este: (1ª parte) Julián disfruta con las drogas, (2ª parte) Jorge cuenta que las ha dejado y Roberto está enganchado y (3ª parte) Alberto está en contra de las drogas. ¿Es así como hay que entender la novela?

No exactamente. Si se limitara a esto el enfoque interpretativo, la lógica nos haría pensar en una evolución de la novela, una maduración de la idea global, de un personaje superpuesto a todos ellos... Pero no es así. Cada personaje está dotado tanto de aspectos elogiables como reprobables. Viene a decir que, nadie, es perfecto... No existe lo realmente bueno ni lo malo absoluto, somos el cúmulo de ciertas dosis de lo uno y de lo otro. 

Pero me ha gustado que destaques esto; muy aguda.

 

Por último, una pregunta que entenderá quien ha leído la novela ¿es el autor víctima de sus creaciones?

Debe intentar no serlo... Podría resultar catastrófico.

Lo que sucede en "Meando..." es un caso extremo, pero existen otros no tanto y no, por ello, menos deplorables. Andrés Trapiello, describe en su libro "Los amigos del crimen perfecto" a un escritor de novelas policíacas que, de tanto sumergirse en ellas, había terminado por llevar una vida como la de sus detectives, emulando los amores de una noche, su atrofiada sabiduría...

Sucede que, durante el proceso creativo, se adoptan múltiples personalidades, se piensa con sus cabezas, se siente con sus corazones... El autor se olvida de quién es él realmente más preocupado por humanizar a sus personajes. Algo parecido al caso de los actores, imagino.

Hay que saber desconectar, distinguir qué es trabajo y qué es la realidad.

 

Gracias por tu tiempo y ojalá vea encuadernado tu libro :)

Gracias a ti por dedicarme este espacio en tu página. Ha sido un orgullo para mí que leyeras "Meando..." y, un placer, contestar tus preguntas.

¿Cuándo nos vamos de cañas?

 

En cuanto coincidamos. Hasta siempre :)

 

ver + Alejandro Párraga

 

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