Anika entre libros

Entrevista a Juan José Millás por "El mundo"

"Se trata de una novela biográfica o de una biografía novelada, yo no sé muy bien nunca dónde cargar el acento porque la novela está escrita con idéntica voluntad de biografía y con idéntica voluntad de novela"

Firma y fotos: Anika Lillo / Diciembre 2007

 

Esta entrevista tiene comienzo en la misma rueda de prensa que Juan José Millás y Boris Izaguirre dieron a los medios en el Hotel Astoria de Valencia para presentar sus novelas (ganadora la de Juanjo Millás, finalista la de Boris Izaguirre) del Premio Planeta 2007. Todos los comentarios incluidos son, por una parte, los que Millás dijo como presentación así como aquellos a los que respondía a preguntas de Anika (las preguntas y contestaciones a comentarios directos, son mías). Juan José Millás venía a presentar su novela "El mundo". Más adelante el resto de la entrevista, ya más directa, es cara a cara con el autor.

 

 

ENTREVISTA

 

Juan José Millás toma la palabra:

"La novela empieza precisamente en Valencia, en el primer capítulo relato este viaje familiar de Valencia a Madrid y como quizá sepáis alguno yo luego volví a Valencia muy tarde, con ventimuchos, casi con treinta años. Es decir, yo salí arrancado de esta ciudad con 6 años y ya no regresé hasta muy tarde, de manera que ahí se produjo un antes y un después, gracias al cual yo tengo muy claros los recuerdos que jjmillas2pertenecen a épocas que van hasta los 6 años y de los que suceden después de los 6 años. Digo esto porque por lo general de la infancia los recuerdos están como apelmazados, no se sabe muy bien qué correspondía a una época o a otra. En mi caso están muy claros porque ese viaje, en cierto modo, se constituye al modo de una herida, porque yo salgo de una ciudad cuyos recuerdos, cuya sensación era que todo era feliz en ella…, estaba el sol, estaba la playa, estaba el mar, estaba la luz… y de repente voy a caer en un suburbio de un Madrid de aquellos años, que era una ciudad opaca, una ciudad gris, una ciudad fría… Aparece la experiencia del frío, que era una experiencia completamente nueva para mí, y caigo en una calle de un suburbio de Madrid, y esa calle, que es un espacio cerrado, tanto físicamente como moralmente, se convierte en una especie de celda de la que intento escapar. Es decir, que hay un momento en mi existencia cuyo único objetivo es escapar de esa calle. En cierto modo, la novela es la historia de esa fuga, y de la sorpresa que me produce después, cuando consigo escapar de aquella calle y viajar por el mundo, la sorpresa -como decía- ver que aquella calle está en todas partes. En todas las ciudades del mundo que he recorrido tarde o temprano cuando salgo a callejear me encuentro con esa calle porque se convierte así en metáfora del mundo, y por eso la novela se titula de este modo".

 

Al respecto de cómo iba la gira Boris y Juan José bromean acerca de que van comiendo muy bien. Boris tomó la palabra y dijo que habían descubierto que ambos tenían pavor al domingo pero que afortunadamente el premio lo estaba convirtiendo en el mejor día de la semana. Empezaron la gira un domingo, y el domingo anterior a esta rueda de prensa estuvieron en Valencia cenando juntos. Millás tomó la palabra entonces:

 

"Sí, la verdad es que está resultando una gira estupenda por muchas razones. Primero, yo creo que somos los primeros escritores, no sé si del mundo pero desde luego españoles, que no se quejan del éxito, es decir que estamos pasándolo bien cuando vamos de un sitio a otro. Los periodistas no nos parecen unos "pesaos" (risas generales).. ¡qué pesaos otra vez con lo mismo!, por eso me encanta que nos preguntéis."

"Al principio de la gira y del encuentro tuvimos así una cosa de agobio muy grande por ver, por buscar, las cosas que teníamos en común. Lo necesitábamos urgentemente porque como sabíamos que íbamos a tener que convivir durante algún tiempo nos dio como un ataque de angustia buscando las cosas que teníamos en común. Y con los días hemos descubierto que lo bueno no es lo que tenemos en común, si no lo que nos diferencia. Y esto ha sido fantástico porque como sabéis el premio lleva aparejado convertirte en siamés de alguien (risas generales por lo bajini) durante el tiempo que dura la promoción. Imaginaros… yo, estar pegado a un siamés idéntico a mí… sería para tirarse por la ventana. Entonces somos siameses asimétricos. Hay algo más inquietante que dos gemelos idénticos, que son dos gemelos diferentes. Nosotros somos como dos gemelos asimétricos, diferentes, porque procedemos de mundos muy distintos, de culturas muy distintas, tenemos edades distintas también, rasgos de carácter muy diferentes…"

 

De pronto nos interrumple una mascletá (tracas típicas de las fiestas falleras valencianas) y aunque Boris intenta que Juanjo continúe con su comentario resulta imposible. Toca esperar a que termine la mascletá (yo vi una fallera cuando estaba llegando a la puerta del hotel Astoria esa misma mañana y así lo hice saber)

 

- "No sé -dice Juanjo- alguien está intentando boicotear la rueda de prensa" (risas generales).

 

Acaban las tracas justo al tiempo que Juanjo retoma la palabra:

 

"Hay una diferencia, yo creo que muy notable entre las evidentes, que es que Boris es una persona sin prejuicios y yo soy una persona cargada de prejuicios. Eso tiene mucho que ver con mi educación, con la formación emocional de mi generación… y todo esto lo que ha hecho es que nos ha ido poco a poco convirtiendo en un marciano, el uno para el otro, y nos ha hecho que estemos fascinados cada uno con el espectáculo que ofrece el otro. Nos miramos y no nos lo creemos, qué divertido es esto, porque qué horroroso habría sido para mí hacer una gira con alguien como yo, y supongo que para Boris hacer una gira con clon de sí mismo (Boris se echa a reir). Nos estamos enriqueciendo mutuamente mucho."

 

- Hoy lleva una camisa preciosa ¿no? -dice Boris

 

- ¡Bueno! Esto es una de las cosas que más daño me pueden hacer a mí (risas generales) porque en las ruedas de prensa Boris a veces dice que le gusta mi colonia (carcajada general) y esto para alguien que viene del 68 pues es un insulto (risas generales, incluída la de Boris).

 

Boris comenta que han hecho un pacto para no leerse el uno el libro del otro, sí algún día, pero no ahora. Sin embargo ambas novelas tienen una cosa en común que da pie a una parte más de la rueda de prensa: en ambos libros aparece un colegio con el nombre de Claret.

 

- ¡Uaaaaaaaa, miiraaa, juustooo! -exclama Boris con su conocido tono y toma la palabra. Para Boris fue un choque saber que ambos habían coincidido en ese nombre.

 

Izaguirre escogió el Claret porque siempre fue el colegio de las niñas (en su novela "Villa Diamante" las protagonistas son dos hermanas) y ya existía para las fechas en que ambienta su novela. Juan José comenta que el colegio Claret, aquí en España, era masculino. Boris dice que intenta que el país salga reflejado pero en segundo lugar, de ambiente.

 

"En 'El Mundo' no hay una intención de descripción de la España de esos años sociológica, o sea no intenta eso que se dice a veces "es un excelente retrato"… no hay retrato porque mi libro está hecho desde la cabeza de un niño, no hay intención de contar cómo era ese país, lo que pasa es como efecto secundario de alguna medida se cuenta y aparece pero es un efecto colateral, que es mejor, porque los efectos colaterales como todos sabemos son más eficaces que cuando vas directamente al objetivo. Hay una cosa que es curiosa, que es que la novela de Boris arranca de un conflicto, que son dos personas que pierden la condición social y económica que tenían, y mi novela justamente arranca también por la pérdida de una condición, y eso es una cuestión curiosa que nos ha hecho reflexionar mucho sobre la función de la literatura ¿no?… cómo en la literatura se escribe siempre desde el conflicto, porque claro, es jjmillas1imposible escribir desde otro sitio, se escribe desde el conflicto como se lee desde el conflicto. Algo se rompió y algo se intenta arreglar, y la escritura sería la herramienta con la que se intenta arreglar aquello que se rompió.

 

Ya van dos coincidencias en el premio Planeta en cuanto al argumento.

Sí, efectivamente -dice Millás

 

Boris comenta que en la novela "El mundo" el protagonista es un niño y en la primera parte -larga- de su novela, son dos niñas. Coincide la infancia y habla de su novela (todo esto aparecerá en la entrevista de Boris).

Aunque quien ha leído ya "El mundo" conoce la respuesta -me pasó a mí- un periodista preguntó a qué horas se habían escrito esa novelas. Millás confesó que escribía "siempre de madrugada, cuando tengo una novela entre manos, entre las cinco y las seis de la madrugada". Empieza a esa hora y trabaja en ella hasta las 8 u 8.30 de la mañana y luego, el resto del día, se dedica a otras cosas. Y en ayunas.

Yo ya sabía la respuesta -digo en voz alta (risas), y como estoy a su lado me oye y me contesta.

Sí porque yo estoy educado en las virtudes del ayuno. Todo lo que se hace después del ayuno ya es una concesión.

 

Y está contaminado (palabras que conocía de su libro).

Está contaminado (afirma). Tiene mucho que ver con la época del ayuno: Jesucristo ayunó 40 días antes de emprender su misión, yo no ayuno 40 días antes de empezar una novela (risitas de Boris) pero sí procuro escribirla con el estómago vacío.

 

En cuanto a su libro comenta que ahí sí está acentuado lo de las virtudes del ayuno porque en su formación tenía "mucho valor moral y por eso en esas horas de la mañana procuro hacer aquello que considero más personal". Comenta que no le gusta hablar de sus otras actividades -como es el periódico fundamentalmente- como una "actividad mercenaria porque es una palabra connotada peyorativamente y a mí el periodismo me gusta muchísimo. Me gusta cada día más, y además cuando estoy haciendo periodismo yo no tengo la impresión de estar haciendo algo menor. Esto que se cuenta en libro del ayuno hay que entenderlo con la carga retórica que tiene y como metáfora de otras cosas". Concluye con que tiene un enorme respeto por su actividad como periodista y que "no la dejaría en ningún momento y además es una actividad necesaria para enriquecer mi literatura porque si es cierto que mi periodismo se ha enriquecido mucho con mi literatura, mi literatura también se enriquece mucho con mi periodismo"

Después comentó que respecto a si era o no ésta su segunda novela biográfica, aquello no era exacto: en su primera novela había elementos autobiográficos "como suelen haber en las primeras novelas porque como no tienes oficio en realidad funciona muy bien como sucedáneo del oficio". Además admitió que en todas sus novelas hay una carga autobiográfica grande.

Lo que pasa es que en esta novela tomé la decisión de que el personaje se llamara Juan José Millás y que estuviera escrita por una persona real. Había un personaje fantástico, que es Juan José Millás, y está escrito por una persona real que se llama Juan José Millás -dijo. Esto me dio pie a una de mis preguntas:

 

¿Has escrito tu infancia o la has reescrito?

Evidentemente la he reescrito, claro. Una de las operaciones más complejas que los seres humanos realizamos al llegar a la vida es la construcción del "yo", la construcción de la subjetividad, de la identidad, jjmillas3es decir, no venimos al mundo con una identidad construida, somos una página en blanco y, no de repente, si no que en un proceso súper complicado llegamos a ser Boris Izaguirre o Juan José Millás o Fernando Pérez… No llegamos a serlo nunca porque siempre nos estamos construyendo, siempre estamos en proceso de construcción hasta que empieza la caída, hasta que empieza la deconstrucción, porque también del mismo modo que llegamos a ser Fulano de Tal, llega un momento en que empezamos a dejar de serlo, y tampoco sabemos cuándo exactamente.

Yo hago precisamente en el libro una reflexión a propósito de esto; a propósito de una fotografía de García Márquez que encontré hace tiempo que estaba rodeado de admiradores, y yo tenía la impresión, por la mirada de García Márquez, de que García Márquez ya no estaba ahí. Él se hacía pasar por García Márquez pero él ya no era o había empezado a dejar de serlo, ya no era "totalmente".

Hace poco a Francisco Ayala le presentaron una selección de facsímiles de libros suyos y dijo "para facsímil yo" porque él ya siente que es un facsímil de si mismo. Bueno pues, en esta construcción del "yo", como la construcción de un edificio, a veces conviene revisar las infraestructuras, sobre todo cuando uno ve que las cosas no funcionan o que no se gusta. Este libro, en cierto modo, ha sido un regreso a los cimientos para ver qué pasaba ahí.

 

De hecho está la teoría de quién eres tú: cómo te ves, cómo te ven los demás y cómo eres en realidad…

Claro, todo ese conjunto de miradas es lo que hace finalmente que uno sea fulano de tal y no mengano de cual.

 

Le preguntaron acerca del pudor que sintió Millás acerca de presentar la obra al Planeta y confesó que era un "pudor relativo". El libro era de una "exposición personal bastante grande" así que lo guardó durante más de un año en un cajón, hasta que volvió a leerlo con la distancia, "como si fuera de otro". La relectura le gustó y como él se curó con su primer libro porque en él, una vez ya publicado, había esa parte autobiográfica y la iba a leer toda su familia, y aquello le produjo un ataque de pánico: "Lo que más desea un escritor es ver publicado un libro, y sobre todo su primer libro, y sin embargo el ataque de pánico que me dio fue tal que si hubiera podido dar marcha atrás -lo recuerdo perfectamente- habría dicho que no se publique". Aquella vez se curó y hoy reconoce que ese tipo de pudor hace mucho daño a un escritor, "un escritor con pudor es como un tenista manco, no hace más que estorbar, es un modo de autocensura tremendo". Finalmente reconoció que con "El mundo" era distinto, una especie de coartada para dejarlo reposar y pasado el año releerlo a ver si seguía gustándole.

Se sabe que el libro es tuyo casi desde el principio y además está tu apellido, tus novelas y todo… y conociéndote un poco o leyendo entre líneas… yo tengo una pregunta que igual te pongo en un apuro ¿no te presentarías con pseudónimo por el miedo a saber que ahí está tu nombre y podrías ser un finalista, no un ganador?

El pseudónimo tenía sentido porque aunque el jurado enseguida iba a saber que el libro es mío, ten en cuenta que unos días antes del premio se da la relación de finalistas y yo ahí no quería aparecer con mi nombre porque me tenía que proteger de la posibilidad de no ganarlo. Por eso me presenté con pseudónimo.

 

Pero esa protección ¿es miedo a verte ahí abajo o qué es?

Naturalmente, si yo me presento al premio, no lo gano y se sabe, es inevitable tener el sentimiento de que el libro queda devaluado. Es verdad que no hay ninguna razón objetiva para que esto sea así. Hay excelentes novelas que no han ganado el premio y que eran mejores que los premios, incluso. Pero claro, ese primer momento es un momento, para un escritor, delicado. Cuando pasa el tiempo no, cuando pasa el tiempo, y el libro sus posibilidades ya no. Yo, por ejemplo, no tengo ningún inconveniente en decir que ya hace muchos años me presenté al Nadal con "Visión de ahogado", con mi segunda novela, y que no gané. No tengo ningún inconveniente entre otras cosas porque ese libro ha quedado, está ahí, pero en aquel momento me hubiera molestado que se hubiera sabido.

 

O sea, que más que la vergüenza es la posibilidad de que se devalúe una novela.

Hombre, hay un sentimiento que, como digo, no está justificado por razones objetivas porque la realidad demuestra que puedes no ganar el premio y la novela ser mejor, porque no la han visto o por lo que sea, millas-borispero es inevitable que uno tienda a proteger a su criatura.

Juan José Millás y Boris Izaguirre 

Aquí ya empezamos la entrevista cara a cara en el salón del hotel Astoria, donde todo comienza con una confesión:

 

Bueno, yo tengo una relación contigo muy curiosa: yo te amé, te odié, y me he reconciliado contigo.

¡Ah, qué bien!

 

Resulta que yo leí cuando era jovencita "El orden alfabético" y me enamoré. Es de las pocas fichas que cuando la publiqué me excedí en el comentario, porque normalmente ponía "me gusta" "no me gusta" (eran fichas privadas entonces), y luego me enfadé mucho contigo… cuando escribiste un artículo sobre las heroínas, que eran las amas de casa (se me escapa la risa) ¿te acuerdas?

¿Un reportaje sobre dos mujeres…? Sí.

 

Una mujer, ama de casa, que era una "heroína". Yo me acuerdo que vi la portada y pensé que sería una atleta o algo así, y luego cuando vi que era una mujer que iba a la peluquería, que iba al cine (risas), que tenía una casa pequeña que arreglaba enseguida, y la comparaba conmigo, cogí un cabreo monumental contigo, y después me he leído tu libro "El mundo", y ya me he reconciliado.

Bueno, pues qué bien (sonríe). Cuando publiqué aquel reportaje sobre una ama de casa, recibimos muchas cartas, y luego publiqué otro, un reportaje sobre otra mujer que hacía las dos cosas, que era ama de casa y trabajaba, y los publicamos en un librito*.

 

* (Se refiere a "María y Mercedes")

 

Pues yo estaba muy cabreada, incluso publiqué un artículo, "Carta a Juan José Millás". Y este libro, "El mundo", lo que ha hecho es millas-anikareconciliarme contigo.

Qué bien, ojalá me reconcilie con el mundo porque…

 

Antes te preguntaba si habías escrito tu niñez o la habías reescrito. De haberla elegido ¿la habrías cambiado entera o te quedas con algo?

Es un juego imposible porque uno no elige esto, soy incapaz de ponerme en una posición. Hombre, sí recuerdo que en las fantasías que yo tenía cuando era niño, por ejemplo, era la de ser hijo único. Si hubiera podido elegir mi niñez habría sido ser hijo único.

 

Cuando crecemos descubrimos que lo que era enorme en nuestra niñez (un sofá, una piscina, un 600), en realidad es pequeño. ¿Hubo un mundo grande y un mundo pequeño en Valencia y en Madrid?

Lo que ocurre cuando crecemos y volvemos a los sitios de los que llevamos tiempo separados, obviamente es esa sensación de que todo era más pequeño de lo que habíamos pensado… es más complejo que eso… esa sensación produce lo que Freud llama "lo siniestro", el sentimiento de lo siniestro.

Por ejemplo cuando llevas muchos años sin ir a la habitación que tenías en casa de tus padres, y vuelves, -supónte que está todo idéntico-, tienes una sensación que es simultáneamente de gran familiaridad y al mismo tiempo es algo muy ajeno. A esa sensación aparentemente contradictoria es lo que Freud llamaba "lo siniestro", sensación de lo siniestro, que es muy eficaz en literatura.

Cuando tú provocas en el lector esa sensación de que algo es familiar y lejano a la vez es muy eficaz, porque gran parte de la relación que tenemos con la realidad es esa. La realidad es simultáneamente familiar y ajena y a mí me gusta mucho trabajar esa sensación en mis libros porque cuando se la consigues transmitir al lector, el lector disfruta.

 

Tu adicción al éter -peligrosa por cierto- fue una forma de huir de lo que no te gustaba, y a lo largo de la novela vas nombrando otras adicciones, incluso el estado febril… ¿realmente era una huída o eres consciente de que esos estados proporcionan una creatividad porque también ves otros mundos a través de ellos?

Sí. La fiebre, por ejemplo, yo mantengo que te da una perspectiva distinta a la realidad, descoloca un poco la realidad, la deforma el punto justo como para que veas la trampa que hay detrás, por eso los estados febriles a mí me gustan mucho, porque la realidad se modifica desde esa mirada. E indudablemente hay drogas que cambian la perspectiva de la realidad, y yo las he probado, pero ya hace mucho tiempo que me liberé de ellas, porque se volvieron enemigas, sobre todo.

 

Viviste, no sólo en la pobreza, si no también bajo la amenaza de Dios y de la policía. Una especie de represión y de miedo. Y hay un capítulo dedicado a cómo destruyes la prueba de tu delito, el billete robado roto a trocitos, que a mí me dio mucha risa, en cambio a ti te imagino muy angustiado en ese momento…

Sí, pero no es raro que las situaciones que se viven con mucha angustia luego al evocarlas se vivan con risa. Por ejemplo, Woody Allen se pasa la vida contando situaciones muy angustiosas pero se acerca a ellas de tal modo que producen risa. Se acerca a través de la ironía, a través del pensamiento paradójico, que a mí me interesa mucho. Y entre otras cosas éste es un recurso para acercarse a cuestiones complicadas y a cuestiones delicadas. Yo creo que la ironía es un modo de distanciarnos de aquello que nos hace sufrir.

 

Hablas a menudo en "El mundo" del otro lado del espejo, de la otra persona, de la persona que te habita… Yo tengo el ejemplo de que soy Anika por un lado, Kruela por otro, y luego además soy ama de casa, hago otras cosas… ¿es lo mismo?

Bueno, eso hay que entenderlo en el contexto retórico de la novela. Fuera de la novela no tiene mucho sentido, pero yo creo que efectivamente todos estamos habitados por otras presencias de las que a veces ni siquiera somos conscientes, y en gran parte el trabajo del ser humano consiste en llegar a un acuerdo con aquellos con los que estás habitado.

 

Sigues encontrando tu calle, tu barrio, tu mundo en todas partes, ¿también sigue existiendo ese otro lado del espejo?

Sí, ese otro lado existe siempre porque el espejo es la metáfora del doble, la metáfora del otro, y todos somos otros en alguna medida.

 

Juan José Millás y Anika 

En aquella infancia hubo alguien muy importante en tu vida y en la millas-anika1forma de ver el mundo, el Vitaminas. Tú también fuiste muy importante para su soledad. ¿Qué le debes a esa amistad?

Bueno, yo referente a eso prefiero decir que hay un personaje, que es el Vitaminas, que es amigo de otro personaje, que es Millás en el libro, y evidentemente son dos personajes que se benefician y se enriquecen mutuamente, y que cada uno es muy importante para el otro. Para el que queda, que es Millás, gracias al Vitaminas tiene la primera experiencia de la muerte y esta es una novela que tiene mucho de novela de iniciación, y en la iniciación del ser humano es muy importante el primer muerto. Yo he dicho en alguna ocasión que uno es de allí de donde vé su primer muerto.

 

Por otra parte está su hermana, María José, y con ella entramos en terreno resbaladizo, no obstante tanto ella como Luz -las únicas dos niñas mencionadas en tu libro- aparecen más veces en tu vida. ¿Cómo hubieras preferido que fueran esos encuentros?

Hubiera preferido que fueran distintos a como se cuenta en el libro pero fueron como están contados.

 

Juanjo, me parece muy significativo y también muy conocida la escena en la que estás en una reunión con otros escritores y sientes un ataque de pánico. La cuestión es que al final se deduce -prácticamente lo dices tú entre líneas- que cuando no eres el protagonista te sientes más libre. Has sido protagonista toda la mañana y ahora yo te estoy entrevistando ¿cómo te sientes?

Bien, bien (sonríe) porque ya he superado esas cosas afortunadamente. Me ha costado trabajo pero lo he superado, puedo soportarlo, incluso puedo soportar ser dichoso.

 

(Risas) ¡Ah, bueno! Pareces pesimista.

No, no, no no….

 

(confirma con la cabeza que no lo es mientras alarga el "no")

Cuando dices que tú sólo escribes y que el talento lo pone la novela da la impresión de que necesitas un chute de autoestima ¿esto es así? ¿te echamos piropos?

(Sonríe) Hombre, son cosas que se dicen también por modestia. A mí nada me parece más respetable que una persona petulante, pagada de sí, yo tiendo más a…, (se lo piensa pero no dice la palabra)... porque me parece que es más presentable, esa actitud que la otra.

 

¿No te da miedo de que te pisen los argumentos de relatos o novelas elmundo-millas-portadaque comentas en "El mundo" y que todavía no has escrito?

No, la verdad es que nunca. Nunca he tenido esa paranoia. Hay gente que es muy paranoica, escribe una novela y la registra, ¡yo jamás he registrado un libro mío! Nunca se me ha pasado por la cabeza, y sin embargo sé de gente que hace estas cosas. La verdad es que nunca he tenido ese delirio de persecución de que alguien quiera apropiarse de algo que he escrito yo.

 

En tu niñez Dios se representaba en actos sencillos o bajo la apariencia de personas ¿sigue apareciéndose hoy de la misma manera?

No, yo soy ateo. Además eso de ser agnóstico, que la gente dice que es un modo poéticamente correcto de decir que se es ateo, me parece que es… (se calla). Yo creo que no hay que tener miedo de decir que se es ateo, yo soy ateo. Soy una persona sin dios.

 

Vale, no tienes dios (risas). Y en aquella época también te sentiste casi siempre invisible, ajeno al mundo, inadaptado… Supongo que esto ya ha cambiado…

Hombre, he ido adquiriendo recursos para llevarme mejor con la realidad porque efectivamente yo fui una persona muy desubicada, muy inadaptada, he ido aprendiendo a adaptarme o a fingir que me he adaptado para mantener una relación normal con la realidad.

 

(risas) Es que eso que has dicho me hace gracia: "fingir que me he adaptado".

Porque muchas veces fingimos. En cierto modo crecer consiste en hacer como que entiendes las cosas, pero seguimos sin entenderlas.

 

Como ya te he preguntado en la rueda de prensa acerca del tema del pseudónimo, sigo con el Planeta ahora pero es otro tema: Antonio López del Moral ha dicho en un artículo que el Planeta pesa mucho y que al ganarlo tú no pierdes dignidad, si no que se la proporcionas al premio… ¿qué me dices de esto?

Bueno, pues yo se lo agradezco mucho porque es un halago para mí, qué voy a decir, estoy encantado (risas)

 

Pero esto tiene una doble lectura, que el Planeta es una cruz -me acuerdo que dijo algo así- una cruz que se lleva encima toda su vida y que algún día tienes incluso que pedir perdón.

Yo no tengo ese sentimiento para nada, lo puede tener él, pero yo no lo tengo en absoluto.

 

Pues he acabado porque te he preguntado en la rueda de prensa todo lo demás.

Pues muchísimas gracias (sonrisas de ambos, por supuesto)

 

Para acabar de alegrarme el día, Millás se interesó por mi web y accedió a que nos hiciéramos fotos. Por cierto, como casi siempre… finalizo con una de mis anécdotas: me dejé la grabadora en marcha. Tres minutos después Juan José Millás me avisó de que la había dejado olvidada en la mesa. Esta vez no ha salido ninguna psicofonía. Ainssss…

 

 

ver + Juan José Millás

 

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