Anika entre libros

Entrevista a Isabel Pérez Montalbán por su poesía

"No es del todo imposible ganar alguno de estos premios si se presenta un libro más o menos digno, pero es cuestión de suerte"

Firma: Erasmo R. / Fotos: autora / Abril 2004

 

El conocimiento de Isabel Pérez Montalbán me vino dado; fue producto del azar que,  en algunas ocasiones, se  alía con nosotros para propiciarnos pequeñas o grandes satisfacciones. En el caso de Isabel se trata de una gran sorpresa porque descubrí, en primer lugar, a una persona fuera de lo corriente, fuera del "rebaño", con criterio y, en segundo lugar  porque su poesía me caló profundamente. No es una poesía sencilla, ni de masas, aunque sí está planamente comprometida con algo que hoy, desgraciadamente, tiene muy poco valor: la vida.

Esta mujer cordobesa que vive hace años en Málaga, que reniega de cualquier tipo de encasillamiento ya sea personal o de escuela, ha preferido muchas  veces el silencio a la palabra y aunque yo personalmente preferiría oír su voz y leer más a menudo lo que tiene que decir, reconozco que hay silencios suficientemente elocuentes.

 

 

 
ENTREVISTA

 


¿Cómo surgió en ti la poesía, la tentación de trasladar tus sentimientos a un papel?

El gusto y la emoción por la poesía surgieron al mismo tiempo que me adentré en las primeras lecturas no infantiles, a partir de los diez años. La creación poética vino más tarde, pues durante la infancia y la adolescencia escribí fundamentalmente relatos y prosa poética.

Hay dos autores que me incitaron, creo, a escribir poesía: Miguel Hernández, al que leí como a los doce años; y Pablo Neruda, al que descubrí poco después y al que no he dejado de leer nunca. Comencé a escribir poesía tras la llamada edad del pavo, como a los dieciséis,  y lo hacía de manera más o menos ordenada en libros unitarios (que afortunadamente no conservo).
 

 

¿Crees que un poeta nace o se puede hacer?

Desde luego, la poesía no forma parte del ADN humano, pero sí es cierto que el poeta natural, el que carece de impostura, se forma muy pronto, empieza a escribir enseguida y lo hace al margen de un entorno que lo empuje a establecerse en la elite cultural. Digamos que la creación forma parte espontánea de su expresión, de su intercomunicación con el mundo. Por otro lado, el poeta natural ha llegado a serlo sin duda porque se ha formado en su desarrollo, así que también se ha hecho, por decirlo así. Es imposible crear desde la ignorancia.

Ahora bien, la realidad nos muestra que una gran parte de los poetas actuales, reconocidos o no, son escritores que han llegado a serlo por su pertenencia a determinado ambiente cultural o bien como consecuencia de su deseo de entrar en ese ambiente. No es tan difícil, ya que el acceso a la educación y a la información capacita a la mayoría de la gente para realizar todo tipo de oficios, incluido el oficio de escribir. Algunos reivindican este oficio con orgullo.

Entre estos poetas los hay aceptables y correctos, pero desde luego su obra carece de identidad. Sucede de manera más evidente en otras disciplinas creativas: el cine, por ejemplo; hay directores que ruedan películas, se estrenan, tienen público, no son del todo indignas, pero no superan la línea de la mediocridad. Y así con el resto de las actividades creativas.


 

¿Qué tal ves el panorama de la poesía en España?

En movimiento. Hay muchas voces, varias tendencias dominantes, pocos centros de poder, varias decenas de buenos poetas, varios centenares de escritores prescindibles, pero la poesía está siendo devorada por otras formas de creación y por la rapidez con que cambian los estilos de vida, así que, aunque nunca se ha publicado tanto y se han ofrecido tantas oportunidades, nunca ha sido tan corto el tiempo de caer en el olvido.

Los escritores, sobre todo los de narrativa, están obligados a estar en las librerías casi cada año para continuar en la sociedad de consumo, para permanecer en la memoria del lector, ser alguien y subsistir económicamente.

En fin, la poesía después de todo sigue siendo un reducto dentro de la minoría. Sin embargo, resulta muy interesante observar cómo la poesía ha impregnado otras zonas de la vida y está más presente que nunca: en la música, en el cine, en la publicidad, en el arte contemporáneo, en el diseño, en el periodismo de opinión, etc.

Por último, en España siempre ha habido buenos poetas porque, claro, pesa la Historia,  pero es preciso mirar sobre el Atlántico, hacia Latinoamérica, donde la creación poética es mejor, más libre y más apreciada.


 

¿Crees que existe una especial habilidad de los andaluces para la poesía, porque posiblemente es donde hay más y mejores?

Me niego a entrar en cuestiones patriótico-nacionalistas. En Andalucía hay más poetas que en Murcia o Soria porque es más grande que Murcia y que Soria, eso es todo. Y a eso hay que sumar, como ya he dicho, el pasado histórico, la tradición editorial, los grupos de poder y otros dos mil factores influyentes que seguro que se han estudiado en alguna tesis doctoral.

Hay poetas excelentes en cualquier sitio que las condiciones lo permiten y lo incentivan,  mientras que parece probado que nacen menos poetas en lugares como Haití o Somalia (se ve que tienen unos genes distintos: raros, raros, raros).
 

 

En un país en el que se lee tan poco, ¿hay lugar todavía para la poesía?  ¿no puede ser un estilo en retroceso?

Nunca se ha leído mucha poesía, la verdad, salvo cuando formaba parte de la comunicación (los juglares) o de las formas de ocio (el teatro, los recitales). Ahora la poesía está diluida en otras actividades creativas, ya lo he dicho antes, como la publicidad o la canción.

Sin embargo, creo que la existencia misma del lenguaje da lugar a que la poesía exista siempre, porque es la máxima y más alta expresión de un idioma.


 

¿Puede ser todavía la poesía un arma cargada de futuro? En tus poemas se percibe (o al menos así lo creo yo) un cierto pesimismo ante la vida.

Nunca he creído que la poesía pueda ser una arma cargada de futuro, sino sólo una de las formas de expresión de cada época que refleja el pensamiento y las formas de vida de ese momento histórico. Como la vida no es idílica, es lógico que el creador se haga eco de su entorno, de lo humano y sus trastiendas. El poeta elige huir de la realidad o sumergirse en ella  pero,  personalmente,  no soy capaz de escribir sobre los mirlos trinando en sus ramas mientras tres cuartas partes del mundo sobreviven en la pobreza.


 

¿Crees que la poesía, en general, siempre trata aquellos asuntos que afectan de manera "triste" por decirlo de alguna forma a quien la escribe?

No. Hay mucha poesía amorosa o religiosa, por ejemplo, que no para de hablar del gozo de vivir. Un ejemplo magnífico es Neruda, capaz de escribir libros enteros de amor, como los cien sonetos de amor a Matilde Urrutia*.

Ahora bien, salvo excepciones, la vida personal e íntima de cada persona suele estar llena de reveses, insatisfacción y dolor, o también, en el mejor de los casos, en una apacible e infeliz rutina, de modo que es normal que se escriba más de esto que de la alegría, tan escasa. La existencia del hombre es una incesante búsqueda frustrada de felicidad, de ahí la tristeza.


 

Tú tienes varios premios. Pero muchos creen que en la mayor parte de los casos la concesión de premios está "amañada", ¿cuál es tu opinión a este respecto?

Decir eso es inexacto, aunque refleja algo de verdad, porque existen muchos tipos de premios. Hay centenares de premios literarios a pequeña o mediana escala que están convocados por las distintas instituciones locales.

No es del todo imposible ganar alguno de estos premios si se presenta un libro más o menos digno, pero es cuestión de suerte, desde luego, porque depende de muchos factores, como el resto de los presentados y el gusto de unos pocos miembros del jurado;  y también, a veces, de que un poemario sea defendido por alguien que sabe de quién es y valora su obra de antemano, así que deja de tener en cuenta a los otros presentados, sean merecedores de atención o no.

Esto último sucede con mayor frecuencia en los premios más valorados. Todos sabemos que es imposible ganar determinados premios si algunos o todos los miembros del jurado  no valoran y reconocen desde antes al poeta. Yo sencillamente he tenido suerte en premios más modestos y, sin embargo, estoy segura de que otros presentados merecieron ganar tanto o más que yo; como digo, depende del criterio de unos pocos. Los premios siempre,  siempre, son injustos.


 

¿Las casas editoriales se llevan la parte del león?

No. Salvo con unos pocos autores (ya muertos casi todos), la poesía no se vende tanto como para hacer rico ni al poeta ni al editor.


 

¿Se puede vivir de la poesía?

No, pero en algunos casos sí de los aledaños de ella o como consecuencia de ella. Es decir, se puede vivir de colaborar en prensa con artículos de opinión, de hacer crítica en revistas y suplementos, de bolos literarios, etc. y es posible que esos ingresos ajenos a la poesía vengan por el hecho de tener cierto nombre como poeta. En cualquier caso, son poquísimos los poetas que ha llegado a vivir de estas cosas.


 

Últimamente te prodigas poco, ¿por qué?

Uno no debe prodigarse más allá de lo que es reclamado o aclamado. Además, tener un trabajo de subsistencia al margen de la literatura no deja tiempo para casi nada. Y por último, publicar por publicar no me ha interesado nunca; por eso suelo rechazar las invitaciones a publicar en pequeñas editoriales de carácter institucional. ¿Para qué? Me parece que el mundo y la historia de la literatura pueden seguir adelante sin mis poemas y a mí no me sirve para nada.

Escribir es algo que hago y haré siempre, pero sacar a la luz lo que escribo sólo tiene interés para mí cuando me beneficia en algo.

 

*Matilde Urrutia fue esposa de Pablo Neruda.

 

ver + Isabel Pérez Montalbán

 

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentarios de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar