El ladrón de la reina 2. La reina de Attolia

Opinión:

Ya comenté que "El ladrón" empezaba muy flojo pero que de repente comenzó un arco de mejoría que tenía potencial de continuar en libros sucesivos. Así ha sido en "La reina de Attolia", por lo menos, aunque espero que continúe también en los siguientes.

"La reina de Attolia" empieza fuerte, con Gen colándose en el palacio de la reina, que le da caza en una fascinante persecución. En todo momento, te quedas con la duda de cómo se las arregló para estar tan preparada la encerrona cuando nunca había sido capaz ni de percatarse de su presencia salvo por los detalles que él dejaba de forma deliberada, pero hasta el final no se revela este dato.

Las consecuencias de la captura de Gen le dejan a él en su momento más bajo y son el detonante del polvorín político que se había intuido en el libro anterior. Conforme él se va recuperando de su trauma (cosa que no hace que baje el ritmo o resulte aburrido), vislumbramos detalles de cómo va el conflicto, con mucha política y tiras y aflojas a tres bandas, ya que Eddis reacciona a la captura de Gen, Attolia escala esa reacción y Sounis entra para aprovecharse del conflicto también. Entre tanto, tenemos al embajador de los medes susurrando al oído de la reina de Attolia y, quién sabe, pretendiéndola en matrimonio, lo que le facilitaría mucho la expansión a su imperio.

El personaje de la reina de Attolia también tiene un gran desarrollo: no es simplemente una villana sin más, tiene motivos poderosos para actuar como actúa y un pasado que justifica su forma de ver el mundo y de dirigir su país, por lo que también empatizas con ella y te importa lo que pase tanto como te importa lo que le ocurra a Gen, que ya nada tiene que ver con el chico que conocimos en "El ladrón". Y me ha encantado que dos de las líderes sean mujeres con dos estilos de gobierno tan opuestos, pero a la vez tan potentes.

Al margen de un enamoramiento un tanto extraño que no sé si me acaba de convencer, todo está muy pensado y es coherente. Además, Megan Whalen Turner se guarda información para sí, revelándola más tarde en todo tipo de giros dramáticos. Lo malo es que, una vez sabes qué recurso está usando, lo repite tantas veces que acabas por detectarlo y por anticipar parte de la sorpresa.

En definitiva, muy bueno, y con una buena proyección, aunque el argumento de este queda igualmente cerrado y no sientes sensación de que quede incompleto. Aun así, estoy deseando leer los siguientes.

Déborah F. Muñoz