El complejo de Atlas

Opinión:

"El complejo de Atlas" continúa donde lo dejó "La paradoja de Atlas". Los protagonistas del libro anterior, con el añadido de Gideon y de Callum (y algunos capítulos sobre el grupo antagonista), han alcanzado ya sus límites de poder, algunos a un altísimo precio, y aunque son prácticamente dioses siguen queriendo más, pero a la vez están confusos y perdidos. A nivel psicológico están también al límite y de nuevo surgen dinámicas complejas entre ellos que evolucionan a lo largo de la trama.

Si tuviera que decir de qué va esta trilogía, es sobre el poder en todas sus dimensiones. Los protagonistas tienen acceso a un poder ilimitado y a un conocimiento ilimitado, pueden hacer lo que les da la gana. No obstante, siguen siendo muy jóvenes, están muy traumatizados y son egocéntricos y egoístas, con serios problemas para construir relaciones sanas con los demás.

Con ese poder tan absoluto, se enfrentan a dilemas éticos, pero lo hacen desde su propia situación de privilegio, desde sus propias obsesiones y desde sus sentimientos desatados. Por eso son personajes tan intensos y, como ya dije en las reseñas de los libros anteriores, tan odiosos, pero a la vez tan fascinantes. En un contexto como ese y con unos compañeros así, los atisbos de humanidad están penalizados con la muerte, y la biblioteca quiere sangre.

Al principio, el libro se divide en varias subtramas. Por un lado, Parissa y Callum van a su aire y se limitan a vivir sus vidas atajando los numerosos ataques contra ellos. Por otro, Callum y Reina se unen para manipular la opinión pública intentando crear un mundo mejor. Por último, está el grupo más grande, que coquetea con la realización del experimento de Atlas, que puede ser algo extraordinario, pero también el fin del mundo.

La estructura sigue, como en la de los anteriores, saltando de puntos de vista dentro de un estilo muy literario. Aparte de los interludios sobre Atlas, ausente pero muy presente, cada capítulo tiene su personaje, ahondando en sus deseos, motivaciones y dilemas, lo que como siempre enlentece mucho la trama pero permite entenderlos mucho mejor.

Poco más puedo decir sin desvelar nada importante, salvo hacer un comentario sobre la edición. Como siempre, a nivel estético está cuidada, con sus ilustraciones, pero en el texto se nota mucho apresuramiento, con numerosas erratas y hasta nombres de personajes cambiados, lo cual es una pena.

En definitiva, es un cierre complejo para una trilogía compleja, con personajes todopoderosos que son peligrosos para los demás y para sí mismos por su juventud, su toxicidad y su confusión.

Déborah F. Muñoz