El chico de las flores

Opinión:

Ante todo, señalar que, aunque todo apunta a que es un libro postapocalíptico de supervivencia de ciencia ficción, en realidad es pura fantasía. No se explora el profundo cambio social provocado por la desaparición de la electricidad: la protagonista, que no lo ha vivido, hace de cuando en cuando comparaciones con el mundo de antes, lo cual no es del todo creíble, pero básicamente se siente todo como un lugar normal pero sin electricidad y con la gente vistiendo raro. Tampoco se dan explicaciones con una mínima base científica para nada; si se cambiaran los alienígenas por seres mágicos de otra dimensión, la historia hubiera funcionado igual. Puede que hubiera resultado incluso más creíble.

Es pues, una novela de fantasía con un arco argumental bastante clásico de gente normal movida por los acontecimientos que de repente se choca con un mundo ajeno y se tienen que convertir casi en héroes por la fuerza (asumiendo, quizás, demasiado rápida y fácilmente la nueva situación).

Una vez que asumes eso, y que pasa el principio, que resulta bastante lento y repite demasiadas veces los mismos conceptos, es una novela entretenida que va mejorando conforme avanzas. La disfruté especialmente desde el momento en el que cumplen su primera misión, ya que hasta ese momento había demasiadas decisiones extrañas y planes y explicaciones disonantes que me sacaban un poco de la lectura.

Está escrito en primera persona, en presente, desde el punto de vista de la protagonista, Eli, lo cual al principio se me hizo muy pesado. A menudo se confunde una protagonista fuerte con una con mala leche, y esta cae más en la segunda categoría que en la primera, metiéndose en situaciones, por su mal carácter, que podrían ser evitadas y siendo un desastre en la gestión de sus emociones. También peca de no hacer suficientes preguntas sobre lo que se le ha venido encima y de estar demasiado obsesionada con Oliver, hasta el punto de centrar sus pensamientos en él en momentos bastante poco apropiados, aunque al final se le da un giro (que me gustó bastante) a esa obsesión. Ella también crece como personaje, lo que hace que sea más llevadera la narración.

Otro de los puntos fuertes del libro es la familia de Eli, todos adoptivos y de distintas procedencias. Los tres hermanos tienen una relación muy especial y se complementan bastante bien como grupo. Además, los personajes tienen de diversas etnias y orientaciones sexuales.

En definitiva, aunque falla bastante en su concepción inicial, los personajes secundarios le dan potencial y, según se va poniendo en marcha, mejora y la segunda mitad es mucho más interesante.

Déborah F. Muñoz