EL APOCALIPSIS
TÁNTRICO DE WILLIAM BLAKE
/1
Álvaro Bermejo
"Para ver el mundo en un grano de
arena,
Y el Cielo en una flor silvestre,
Abarca el infinito en la palma de tu
mano
Y la eternidad en una hora"
Augurios de
Inocencia, 1803
Poeta maldito entre los
malditos, creador total, demiurgo apocalíptico, William Blake
anunció en pleno siglo XVIII que el racionalismo y el materialismo
comportarían la destrucción de la naturaleza y la alienación
del hombre. A través de sus libros proféticos creó una
mitología nueva surgida de su inconsciente, por lo que se le ha
señalado como un precursor del psicoanálisis. Adelantado a su
época, apoyó la efervescencia de las revoluciones, condenó la
esclavitud, denunció la represión sexual y moral. Sus
contemporáneos lo tacharon de lunático, su marginalidad fue
atronadora. Hoy comenzamos a conocer su vida secreta: ejerció
como Jefe Electo de la Orden de los Druidas, practicó la
Cábala y la Alquimia, indagó en el Corpus Hermeticum de la
sabiduría ancestral y, algo absolutamente insólito para su tiempo,
vivió experiencias de muerte en vida dimanadas del Tantrismo. Todo
ello lo plasmó en una obra irradiada por la turbulencia de visiones
místicas e infernales que le llevaron al borde de la locura. No se
conoce un caso semejante en la historia de la literatura
occidental. Incomprendido y rechazado en su tiempo, su obra
acabaría inspirando a artistas y pensadores como Aldous Huxley,
Salvador Dalí, Bob Dylan o Jim Morrison.
UN VISIONARIO ENTRE DOS MUNDOS
Nació en el Londres de 1757, en una Inglaterra que se aprestaba
a erigirse en la gran potencia dominante bajo el cetro de un rey
loco, Jorge III, y su vida estuvo marcada por un estigma semejante
desde su infancia, cuando a la edad de nueve años experimentó sus
primeras visiones de ángeles en llamas. Tuvo mucho que ver la
secta radical a la que pertenecieron sus padres, The
Dissenters, los Disidentes. Él lo fue desde que descubrió la
supremacía de la imaginación sobre la razón. Con apenas doce
años comenzó a escribir sus primeros poemas, el embrión de lo que
serían sus célebres Cantos de Inocencia. Los acompañaba de
ilustraciones que nadie comprendía y en las que perseveró hasta el
delirio incluso cuando se abrieron ante él las puertas de la Royal
Academy. Su presidente, sir Joshua Reynolds, lo tacharía de
visionario sin futuro. Acertó plenamente. En aquella Inglaterra
donde el empirismo y el pragmatismo alzaban los mástiles de la
primera revolución industrial no había espacio para los soñadores.
William Blake solo se entendía con ellos, con artistas tan
tenebrosos como Johann Heinrich Füssili, con revolucionarios
como William Payne, con mujeres tan transgresoras como Mary
Wollstonecraft, la madre de Mary Shelley, a quien debemos la
creación de Frankenstein o el moderno Prometeo.
Hay mucho de eso en los dioses titánicos que pueblan las sagas
de Blake, como Los y Orc, encarnaciones de la energía primordial y
el genio poético. Junto a ellos se alzan los cuatro Zoas: Urthona,
el gigante de la inspiración y la creatividad; Tharmas, el instinto
y la fuerza; Luvah, la emoción y la pasión; y Urizen, el demonio de
la ciencia positiva y de la razón, símbolo de la nueva era y de los
tiempos que aún vivimos. Su aspecto se inspiraba en los
colosos de Miguel Ángel; su peripecia, en los relatos de Milton
y John Bunyan. Pero su alma solo es deudora de este
visionario enfebrecido que solo al final de su vida desveló
haber sido el máximo representante de la Antigua Orden de los
Druidas, pocos años antes de que fuera declarado santo por la
Ecclesia Gnóstica Catholica.
Emblemas de la Ecclesia
Gnostica Catholica
Altas dignidades para un disidente contracultural que sólo
conoció una existencia sombría y que acabaría siendo
enterrado en una tumba sin nombre. Hoy The Guardian
califica a Blake como "el mayor artista que ha producido Gran
Bretaña". Pero, ¿era un artista o algo más? Dos siglos
después comenzamos a entrever que, además de un avanzado de las
filosofías unitarias, también fue un heredero del gran
Mensaje Hermético, así como un secreto conocedor del Tantrismo
Vatsayana que conoció, según afirma Marsha K. Schuchard en su
ensayo Wy Mrs. Blake Cried. Blake and the Sexual Basis for
Spiritual Vision, a través de los adeptos de la Iglesia
Moraviana. Con una documentación tan exhaustiva como apasionante,
Schuchard revela el camino seguido por Blake en las enseñanzas
místico-eróticas practicadas por la secta de Sabbatai Zevi, un
siglo antes de que el Bhagavad Gita fuera conocido en
Europa. Buscaba la conexión entre la energía sexual y la
capacidad para la visión trascendente, llegó a vivir experiencias
de muerte en vida y, en base a ellas, persuadido de la vinculación
esencial entre Hombre y Cosmos, anunció un Fin de los Tiempos al
que seguiría el despertar de una Nueva Era.
Raja Rammohun Roy, secta
Sabbatai Zevi
EL APOCALIPSIS SEGÚN BLAKE
Veía su tiempo como un mundo de muertos vivientes
apacentados por los presbíteros de la nueva religión materialista
fundada por Locke y Newton, "que hablan de benevolencia y virtud
mientras las matan con su ciencia, destruyendo la vieja sabiduría
de Orc y Los". En su imaginario, Orc representa al gran rebelde que
se enfrenta a Urizen, el paradigma de la moral represiva. A su
padre, el gigante Los -una inversión del Sol entendido como la Alta
Llama-, lo representa como un herrero cuyos golpes en la fragua
despiertan el latido del corazón humano. Al igual que
Nietzsche, Blake forja su filosofía a martillazos, pero la suya es
muy diferente a la del alemán. Hablamos de una singular guerra
santa planteada desde una dimensión espiritual donde el aspecto
divino de la imaginación y la profecía se entrecruzan en una
lectura apocalíptica de un tiempo que, siendo el suyo, ya es el
nuestro.
Lo cuenta en una serie de Libros Proféticos que, de tan
avanzados, parecen plasmar la Europa de nuestros días. Su
verbo arremete contra la modernidad materialista y contra las
religiones institucionalizadas, rechaza toda forma de autoridad
impuesta, advierte la ceguera del hombre, reclama la supremacía de
la intuición sobre la razón -"La imaginación no es un estado, es la
existencia humana en sí misma"-, condena la represión sexual dos
siglos antes que Freud y defiende el derecho de la mujer a su
completa autorrealización.
Blake el libertario, el revolucionario total, el homme
revolté, va más allá. La turbulencia de su rebelión frente a
su tiempo se prolonga en un torbellino icónico pleno de
sobrecogedoras visiones pobladas de dioses, ángeles y demonios. No
se trata de meras alegorías poéticas para complacer a los eruditos,
sino de realidades espirituales dramáticamente experimentadas por
su autor.
TANTRA, UN PARAÍSO EN LLAMAS
La Jerusalén Mística, ese paraíso escondido, fue la tierra natal
de Blake quien, por otra parte, dedicó su vida a atravesar todos
los espejos para llegar a las fuentes del conocimiento
oculto. Llamaba a su método Deep Vision, visión
profunda, y lo entendía como la verdadera facultad del saber.
Un saber salvaje, surgido de sí mismo como una iluminación
provocada por la oposición de los contrarios. En sus Cantos de
Inocencia, el Cordero se opone el Tigre -paradigmas de la
pureza de la infancia y del mundo adulto, corrupto y represivo-,
pero el Tigre también representa la pulsión indomable que hace
latir sus Proverbios del Infierno, y, en suma la
vehemencia con la que Blake rechaza los cánones culturales de sus
contemporáneos, pues sostiene que la cultura es ante todo una
cuestión de conocimiento del mundo espiritual, al que solo se
accede tras un bautismo de fuego.
Manuscrito
Nodin
Se inspira en el Manuscrito Nodin, uno de los libros
sagrados de los Rosacruces, pero todavía más en las prácticas de la
Iglesia Moraviana, una congregación precursora de la teosofía
donde se hablaba libremente sobre sexo, masturbación y eyaculación
sagrados, siguiendo las enseñanzas del Tantra. Cuando Blake escribe
"bajaré hasta la Aniquilación y la Muerte Eterna", propone una
iniciación tántrica que trasciende los parámetros literarios
convencionales para devenir una auténtica Ars Magna en el sentido
alquímico del término. Arte de Vida, Arte de Purificación: "Si las
Puertas de la Percepción fueran visibles para el conjunto de los
humanos, entenderíamos todas las realidades tal como son,
infinitas. Entretanto el hombre vive cautivo de sí mismo, sin más
conocimiento que el que entrevé por las grietas de su caverna".
Con el Fin de los Tiempos, la resurrección de los muertos -tal
como la entiende Blake-, no será otra cosa que esa purificación por
el fuego. Se abrirán las Puertas de la Percepción. Entonces Orc
liberará de sus cadenas al hombre nuevo y así como Shiva se une a
Shakti danzando sobre el mundo, éste habrá de unirse al espíritu
femenino en sus Bodas Químicas. Una vez más el Druida
habla por la boca del Alquimista, y ese mismo Blake que bebe de la
metafísica vendanta anticipa las leyes del equilibrio
cósmico al afirmar: "Todo es Energía, Pulsión, Vibración, esa
es la verdadera vida".
anikaentrelibros no se hace
responsable del uso de imágenes de los blogueros a partir del
momento en que informa que sólo deben utilizarse aquellas libres de
copyright, con permiso o propias del autor