Anika entre libros

Sugiero leer "El Evangelio según Jesucristo", de José Saramago

José Santos, 2003


Creo con absoluto convencimiento, que frente a este libro poderoso, verdadero prodigio de la narrativa ecuménica, estamos ante la obra capital del vasto y fecundo universo literario de José Saramago.

El genial escritor, cuyo nombre junto a los de Guimaraes Rosa y Fernando de Pessoa, constituyen el labrantío indiscutible del cual han brotado en una expansión de feracidad y opulencia, las mejores letras de todos los tiempos en idioma portugués.

Autor de formidables obras tales como "Historia del cerco de Lisboa", "Alzado del suelo", "El año de la muerte de Ricardo Reis", "Memorial del convento", "Todos los nombres", "La caverna", "Casi un objeto", "La balsa de piedra", "Ensayo sobre la ceguera", entre otros, le fue concedido el Premio Nobel de Literatura en 1998, cuya obtención fue aclamada fervorosamente por la crítica mundial, en justa reparación a las severas críticas del gobierno portugués y del propio Vaticano, que llegó a definirlo como "un comunista recalcitrante" a partir de la publicación en 1991 de "El Evangelio según Jesucristo". Estos episodios de censura y hostigamiento, llevaron a Saramago a radicarse de manera definitiva en Lanzarote, Islas Canarias, donde actualmente reside con su mujer, la periodista española Pilar del Río.

Ateo por convicción, considerado blasfemo y sacrílego por los círculos religiosos, Saramago no desconoce la magnitud histórica del personaje, y lo inserta en los evangelios, como un ser humano, distante del hombre-Dios autoproclamado y reconocido por sus seguidores como el Mesías, el Enviado, el hijo del Padre Celestial en la tierra, a la cual ha llegado para redimirla de sus pecados a costa de su propia sangre. A partir de la narración bíblica, relatando en tercera persona, y centrando de modo especial en las distintas etapas de la vida de Jesucristo, de las que procuran menor información los textos evangélicos, Saramago nos muestra un Jesús absolutamente terrestre y despojado del aura de divinidad que lo eleva por sobre el pueblo de Galilea, nos recrea al Jesús de la revelación, al Jesús hombre con sus miedos y dilemas, al hombre gozoso con la delectación carnal que exacerba María de Magdala, mujer que Saramago "utiliza" para dar a su evangelio una versión más humana que las transcripciones canónicas o apócrifas. Es esta mujer quien detiene a Jesús ante la resurrección de Lázaro, gritando "Qué pecado ha cometido mi hermano para tener que morir dos veces". Saramago se atreve a enfrentarnos con un Jesús y un evangelio al alcance de nuestro entendimiento y muy cercano a nuestra certidumbre. Más allá, muy lejos de la desnaturalización o la lectura bíblica, el Jesús transformador, carga sobre sus hombros una cruz construida con el dolor y el estremecimiento de las revelaciones que le señalan un camino hinchado de preguntas sin respuestas. Su clamor al Padre se eleva por sobre los montes de los que sólo recibe el eco, se encrespa con las olas del mar que no puede aplacar con un simple movimiento de sus brazos, y su gemir postrero le convierten en un hombre poderoso y a la vez indefenso, cuya grandeza trasciende con su misma muerte, con su propia sangre derramada.

Este Jesucristo de Saramago, hijo de Dios nacido de mujer, es el restaurador del espíritu, el de la condena a la opresión y a la injusticia, el que cuestiona la ignorancia y el bárbaro discurrir de los hombres en un mundo que sólo de sus leyes se sustenta, este Jesús creíble, inseguro y sólido, terrenal y eterno, muere, renace y vuelve a la vida en la pluma del gran escritor, para testimoniar su existencia necesaria, la que nos estremece y nos alienta a la toma de conciencia frente a una figura que ha cambiado el pensamiento de gran parte de la humanidad. Esta visión subjetiva de Saramago está revestida con los atributos de lo natural y lo admisible, porqué en definitiva Jesús, por sobre todas las cosas, aún por sobre los ortodoxos textos religiosos bíblicos y extrabíblicos, fue un hombre, un congénere, que amado o rechazado, vuelve a nuestra presencia con los espíritus inmortales de la tierra, y pese a la intolerancia y condenación de la Iglesia para con este libro inconmensurable, no resulta arriesgado proclamar que a partir del mismo, existe un "evangelio" cuyas consecuencias pueden revolucionar, conmover o escandalizar al cristiano de nuestros tiempos. Lo que es seguro, es que luego de su lectura, de ninguna manera podrá resultarle indiferente.

Obra extraordinaria y perturbadora, necesariamente debe ser leída prescindiendo de toda connotación religiosa, dejando a un lado todas las admoniciones y condenas, que el puritanismo y la hipocresía eclesiástica se han apresurado en proclamar.

Grandiosa, superlativa, única, "El Evangelio según Jesucristo", nos sacude, nos conmueve y nos lleva irremediablemente al debate de la fe en el marco de nuestras íntimas convicciones. Su lectura y su presencia en toda biblioteca resulta una necesidad perentoria e inexcusable.

 

Tablon -saramago


+ José Saramago

 

 

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