José Carlos Somoza y el hacha de El Resplandor
PROTAGONIZAR UNA SECUENCIA DE UNA PELICULA DE TERROR EN CASA DE UN ESCRITOR
Algunos habréis visto en facebook a JOSÉ CARLOS SOMOZA asomando su cara a través de una puerta rota al más puro estilo EL RESPLANDOR, haciendo alusión a mí con este mensaje:
ANIKAAAA...
YA ESTÁ AQUÍ TU BLOGUERO PREFERIDOOOOO...
(El
auténtico HORROR del hacha, la puerta del cuarto de baño, Anika y
yo) Esta foto no es un montaje: así quedó la puerta. El resto que
lo cuente Anika Lillo, que yo no me atrevo.
Y también un mensaje mío en la misma red social comentando:
Me han hecho una entrevista esta mañana. Me han pedido que recomendara un libro y como casi no he dormido no me centraba. Y entonces le digo: Voy a recomendar un libro que tiene relación con lo que me ha pasado esta noche, "El resplandor" de Stephen King". Él me ha dicho "vaya nochecita debes haber pasado". Y yo os digo: sí, con hacha incluida.
Comienza la historia.
La noche del 22 de abril, después de moderar una mesa redonda en Madrid (puede verse aquí) previa a la Noche de los Libros, me quedé a dormir en casa de José Carlos Somoza, bloguero VIP de anikaentrelibros pero escritor y famoso por méritos propios. Una vez en su casa su mujer y él me mostraron la planta donde dormiría yo (un universo fantástico en el me quedaba extasiada viendo miles de libros a mi alrededor), pero no se les ocurrió decirme "no cierres la puerta del cuarto de baño que a veces se atranca". La verdad es que estaría sola en la planta así que no haría falta cerrarla pero la costumbre es la costumbre. Antes de dormir tenía que ir al baño. Cerré la puerta ^_^ Y claro… me quedé encerrada.
Me pasé una media hora intentando salir por mi cuenta, ya casi sudando del esfuerzo, cansada después de tantas horas despierta y del viaje. Además ya era de madrugada. Pero la puerta no abría :P "Flipo, que me voy a pasar la noche encerrada en un cuarto de baño", dije. Y lo dije en voz alta. La verdad es que necesitaba escuchar alguna voz y como estaba sola únicamente me tenía a mí para tranquilizarme. Miro a mi alrededor y veo un ventanuco que daba al salón. Decidí abrirlo a ver si así el ruidaco que estaba haciendo yo con la manivela de la puerta hacía eco y subía una planta más allá. Y por fin, al cabo de un rato, escucho a Somoza:
- Tranquila, Anika, no pasa nada, saldrás de ahí. A veces se atranca, pero se sale.
Lo que no me dijo es que saldría a hachazos, jajajaa. ¡Ah! Pero no os creáis que Somoza estaba detrás de la puerta con cara de psicópata golpeando la puerta con el hacha, porque estoy segura de que os habéis imaginado eso. No, no, no… A Somoza podía visualizarlo sin verlo sólo a través de sus palabras pues éstas mostraban una preocupación por la puerta que me empezó a preocupar, y era capaz de visualizar mentalmente a Somoza pensando "¿y si le paso una manta por el ventanuco y que duerma ahí?". Y entonces Somoza me dice: "Anika, ¿Si te paso una manta por la ventana…?" Y se echa a reír, jajaja. Ah, también me preguntó si cabía por la ventana porque eso de dar patadas a lo Chuck Norris lo intentaron, pero esa puerta se había atrancado con el pestillo puesto y roto. Es decir, hiciéramos lo que hiciéramos no saldría de ahí si no quitábamos el pestillo.
En casa de Somoza la mente pensante creadora es la de José Carlos, pero la mente pensante que se pone el turbo y no para, la más activa, es la de su mujer, María José. Ahí se notaba horrores que Somoza era el escritor, el observador, el que vivía la vida fijándose en los detalles, pensando antes de actuar e imaginando escenas… lo cual casi era malo para mí porque pasaban los minutos y me veía acurrucada en la ducha sobre una manta :P
Casi todas las ideas para abrir la puerta eran de su mujer. La principal del escritor era que yo hiciera fuerza desde dentro del baño para abrir (se olvidó de que llevaba media hora haciéndolo sin conseguirlo, de que soy chiquitita y estaba agotada, aunque puse todo mi empeño en salir dejándome las fuerzas allí adentro). Así pues el escritor observaba, hacía algún comentario -que me preocupaba aún más… ¡cómo debía gustarle a Somoza esa puerta para intentar salvarla! pensé-, y su mujer hablaba de romper la puerta como fuera para sacarme de allí. "Anika, pégate a la pared, bajo la ventana, que vamos a tirarla a patadas", me dijo en una ocasión. Pero como aquello no funcionaba ella siguió dándole vueltas a cómo salvarme -del encierro y de la admiración de Somoza por la puerta- y sacaba destornilladores, martillos y…
- Anika, mira lo que te enseño pero no te asustes -dijo ella.
Alcé la vista y por el ventanuco lo vi. ¡Un hacha! Cuanta más tensión nerviosa acumulaba yo pensando que vaya noche les estaba dando, más se reían ellos detrás de la puerta pensando en lo absurdo de la situación, pero Somoza, el escritor, el creador de ilusiones, se reía nervioso, y ella, en cambio, se reía ya casi encanada. Desde luego soltar adrenalina soltó lo que no estaba escrito. Oía a Somoza decir "¿Seguro?" (se refería cargarse la puerta, naturalmente, y yo ya mordiéndome los labios… que éste me deja aquí dentro…) y ella con el hacha en mano da el primer golpe. Y así viví una escena típica de El resplandor (film), donde la puerta comenzaba a agrietarse, trozos de madera comenzaban a volar, y finalmente asomaba el filo del hacha. Glubs.
Al final salí dejando tras de mí trozos de puerta por todas partes, prácticamente sintiéndome culpable, pero fue inevitable que acabáramos muertos de la risa los tres. Y cuando Somoza cogió el hacha para reafirmar que lo que había vivido era real y no una de sus novelas, su mujer salió pitando para coger su móvil e inmortalizarnos.
No recuerdo si lo dije yo o lo dijo él -creo que lo dijimos ambos-, pero desde luego si cada vez que iba a su casa pasaba algo así, iba a ser difícil invitarme otra vez porque nos cargábamos la casa entera, jajaja.
Finalizo esta historia (absolutamente real) con la imagen que me mostraba una vez más que Somoza era el escritor, a veces absorto, a veces pensativo, pero siempre en su mundo:
- Yo he llegado a pensar que estaba soñando. De pronto veo a mi mujer con un hacha en la mano y a Anika detrás de la puerta encerrada.
No sé si es habitual para vosotros que os saquen de un cuarto de baño a hachazos pero debe venir de familia. Una vez en casa, en Valencia, lo cuento, y mi madre me dice: "A mí también me sacaron de un cuarto de baño a hachazos".
Desde el día 22 de abril de 2014, nunca más volveré a ver igual "El resplandor" de Stephen King. Esa película de terror me va a arrancar lágrimas de la risa que me provoca recordar una anécdota tan bestial e inusual como la que viví esa noche. Como anécdota final comentaros que hacía apenas unos días Somoza y su mujer habían visto la película. A veces no son casualidades, si no premoniciones. Sólo hay que saber estar atentos.
NOTA FINAL: En la novela "El resplandor", Jack Torrance no utiliza un hacha, esta secuencia es del film, no obstante cuando me preguntaron en el programa de radio de OndaCro por un libro apenas había dormido y a mí no se me iba de la cabeza que casi me paso la noche encerrada en un cuarto de baño y que un hacha me salvó.
Agradecimientos:
Gracias a María José por las fotos y por salvarme con su hacha, y a Somoza por invitarme, porque de no haber sido así jamás habría vivido esta experiencia tan... surrealista y única. Anika
Comentario de los lectores:
- José Carlos Somoza y el hacha de El Resplandor