Roald Dahl
Cuentan que una niña
que escuchaba el cuento "El gran gigante bonachón", absorta en la
lectura de su madre, cuando llegaron a la parte en que el gigante
se presenta ante la Reina de Inglaterra, y conociendo los problemas
que tenía el gigante para mantener el aire, viendo que allí mismo
iba a ocurrir, aquella niña abrió cada vez más boca de asombro y
olvidó que viaja en un tren.
Roald Dahl nos enseñó que las novelas tienen que estar llenas de
ingenio y humor. Nadie se ha atrevido a más. Reinventó el cuento
moderno.
A veces se presentaba por sorpresa en un colegio para leer a los
niños sus cuentos. El director y los profesores estaban encantados.
Era un privilegio que Roald Dahl eligiera tu colegio. Nadie le
negaba el capricho.
Cuando paseaba por los parques una nube de niños le seguía
corriendo, como si se tratara del hombre de los caramelos.
Sus comparecencias públicas en los medios de comunicación siempre
eran ocurrentes y lograban enrojecer a los presentadores. Con Roald
Dalh había que mantenerse alerta. Nunca sabías dónde acababa lo
real y empezaba lo inventado.
Escribió su obra en una caseta en la parte de atrás de su casa, y
a cuyos hijos dijo que el camino estaba lleno de peligros para
asegurarse que no le molestaran.
A su muerte, su familia le preparó un funeral vikingo. Fue
enterrado con lo que más adoraba: sus tacos de billar y un par de
botellas de whisky.
Comentario de los lectores:
- Roald Dahl