Presentación de "Nada del otro mundo" de Antonio Muñoz Molina
Presentación de "Nada del otro mundo" de Antonio Muñoz Molina
El viaje relámpago de Antonio Muñoz
Molina
Para que el lector se centre, corría mediados de diciembre, un
catorce, para ser más exactos.
El tiempo meteorológico: Moderado, tirando a veranillo
otoñal.
El lugar: Biblioteca Jaume Fuster (Barcelona)
El aforo/público: Completo y participativo.
Un motivo: Presentar un recopilatorio de cuentos (Nada
del otro mundo, Seix Barral)
Una servidora: Disfrutando.
Como se supone que tienen que funcionar las charlas de sobremesa, así transcurrió la presentación que a cargo de la locutora y periodista Rosa Badía tuvo lugar en el salón de actos de la biblioteca Jaume Fuster de Barcelona.
¿Qué cómo estaba la sala? Llena, naturalmente. Para quien no conozca a este ubetense que ostenta un asiento nada menos que en la RAE desde 1995, le comentaré por encima que desde su Beatus Ille de 1986 ha recibido varios premios por su trabajo, que no nombraré, ya que me viene a la mente un comentario que él mismo hizo durante la presentación, al hilo de los adictos a los premios. Escritor prolijo y polifacético, no podría incluirle en uno, ni siquiera en dos o tres géneros sin echar otros de menos. Recuerdo que en el año 2001 concluí la lectura de Sefarad con un halo de satisfacción. Pero ya en 2004, con el diario titulado Ventanas de Manhattan creo que no me equivoco si afirmo que se metió en el bolsillo a otro buen número de lectores, que seguramente disfrutarán ahora con esta recopilación de cuentos (algunos ya fueron editados en su día, y hoy estrena diez más, creo que son, en este volumen editado por Seix Barral).
Lo bueno de escuchar a Muñoz Molina, es que uno se ríe. Le habla a uno de política, y uno se ríe. Y le habla de literatura, y se ríe. Y habla de temas trascendentes, y le sale a uno la sonrisa cómplice de quien entiende que todos hablamos en definitiva el mismo idioma.
Muñoz Molina quiere ser cercano, o quizá lo es porque se lo puede permitir. Y es ético, si se puede ser algo así en estos tiempos que corren. Acertado en la crítica social y política, no se anda con rodeos, aunque no da la talla de agitador al uso. Estoy de acuerdo con él en algo muy discutido acerca de la condición solitaria del escritor. Al fín alguien que rubrica la negación a tal aseveración.
Momento de firmas
Entre bambalinas conocí a Carme Galve, la directora de la biblioteca, que asistía con mucha atención al evento, y que al finalizar la presentación me recordaba cómo la casualidad hizo que el autor estuviera en Barcelona ese día, entre vuelo y vuelo, algo que me confirmó después Elena Blanco, de Seix Barral. "...Coincidiendo que volaba hacia París....". El origen y destino del viaje que nos trajo a Muñoz Molina a la biblioteca Jaume Fuster dio para mucho.
J. J. Arranz, de Biblioteques de Barcelona, esperó paciente su turno de firmas (en la foto)
Y si no, que se lo pregunten a los asistentes, rápidos a la hora de disparar preguntas y elogios cuando les llegó el turno. Un público discreto y refinado, cuántas cosas se pueden definir al observar a los participantes.
Por cierto, un instante gracioso fue cuando una compañera de Elena Blanco, de Seix Barral asentía cuando le comenté que colaboraba en la web de Anika, "sí, sí... conozco la página de Anika entre libros".
En mi salsa. Ya aseveré al principio que había disfrutado.
En la foto, Saray Schaetzler, feliz
como una perdiz, con Antonio Muñoz Molina
Comentario de los lectores:
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