Presentación de Avenida de los misterios de John Irving

Presentación de la novela "Avenida de los misterios", de John Irving.

Casa de América de Madrid.

Con casi veinte novelas a sus espaldas, John Irving regresa con una nueva historia bajo el título Avenida de los misterios. La presentación tuvo lugar en la Casa de América de Madrid, una tarde lluviosa a mediados de mayo. El lugar no podría haber sido otro. El protagonista de la novela es Juan Diego, un escritor veterano mexicano que, durante un viaje a las islas Filipinas, recuerda su infancia ya olvidada, llena de peligros, dolor y hechos fantásticos.

El propio autor confiesa entre risas que es una de las novelas que más tiempo le ha llevado escribir. En un principio, hace más de veinte años, John Irving concibió "Avenida de los misterios" como un guion de cine para una película que iba a rodarse en la India. Como es habitual en el mundo del cine, el proyecto no prosperó y el escritor decidió reubicar la trama en Mexico y convertirlo en una novela.

Es uno de sus trabajos más logrados, y también de los más extensos, donde sus lectores se sentirán cómodos pero que, admite, no es un libro fácil para una persona que quiera empezar desde cero con su obra.

Esos veinte años de escritura se justifican desde muchos puntos: la meticulosa escritura de Irving le viene de la perfección que cualquier obra escrita se merece, pero especialmente los guiones de cine, que son objeto de crítica ante las incoherencias e irregularidades temáticas. En este aspecto, ha tenido que consultar con su médico, por ejemplo, sobre ciertos tipos de drogas y los efectos que pueden causar, para que sus personajes y las escenas en que se ven inmensos sean creíbles y realistas.

A partir de este momento, la conversación viró hacia otras latitudes. Irving deja de hablar de su libro para centrarse, previa pregunta de su traductor e interlocutor Carlos Milla Soler, y comienza una verdadera clase maestra sobre literatura y escritura. Irving confiesa «Nunca he sido un verdadero amante del cine ni de las películas, pero sí de los guiones, que aportan una escritura muy visual similar a la que yo practico. En ese sentido, soy más feliz siendo espectador de teatro que de cine». A pesar de la rapidez y agilidad propios de los guiones de cine, sus guiones/novelas le llevan mucho tiempo, hasta que consigue reflejar sobre papel esa imagen fija, clara y nítida que todas las buenas historias condensan en sus páginas. Entre sus escritores hispanos favoritos se encuentran Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes, pero no se considera un lector atento y fiel de la literatura hispanoamericana; tampoco de la estadounidense o anglosajona. Al contrario, y tal vez por la influencia de su antiguo profesor de literatura en la universidad Kurt Vonnegut, sus preferencias literarias vienen del Viejo Continente, especialmente de la literatura del siglo XIX y principios del XX. «Nunca me gustó Hemingway, ni Joyce, ni Faulkner, ni Fitzgerald». De esta purga americanista solo se salvan dos escritores: Melville y Hawthorne, ambos escritores del siglo XIX y de Nueva Inglaterra.

La clara asociación, a pesar de ser estadounidense de nacimiento, con una parte muy concreta de este país, esto es, Nueva Inglaterra y sus valores sociales, culturales y económicos, le ha llevado a alejarse de los EEUU y vivir en un retiro voluntario junto con su mujer en Canadá, muy cerca del condado de Maine. Desde allí, dice, puede tener una visión más crítica, clara y sosegada del devenir de los Estados Unidos, un país que ya no le gusta tanto como hace unas décadas y al que no reconoce ningún tipo de valor moral.

Al final de la charla, recuerda nuevamente las clases de literatura con Kurt Vonnegut. El escritor de "Matadero cinco" fue el primer lector de su primera novela. Entonces, supo ver el estilo de John Irving: «No metas tantos puntos y comas. Pareces un escritor del siglo XIX». Efectivamente, Irving es ese extraño escritor que juega con los clásicos y nos actualiza su estilo a los problemas del siglo XXI.

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