Premio Planeta 2016. 4. Cena con reyes y desayuno con diamantes
CENUQUI, PESCADO Y PREMIO... El café nunca lo veo...
La entrega de los premios sucede después de la cena. Cada plato terminado suele coincidir con la eliminación de manuscritos y en las pantallas gigantes nos van poniendo las listas. Esta noche estuve más activa en twitter y facebook que otros años, porque además volvía a ver mi plato siempre lleno de comiditas del mar y empezaba a ponerme mala. Sobredosis de pescado en tres días. A ver si tengo suerte y el año que viene me ponen una pata de cordero asada con salsa, patatas y berenjenas o algo así, jajajaaaa
Primero, la foto selfie de la mesa. Siempre foto con mi compañero, en este caso Alberto Piernas, que ansiaba más la calle y un cigarrito que la comida, y eso que come bien.
Luego los twits con los que fue avanzando la cena:
Las fotitos de la comida se las envío siempre a mi hijo que me dice que me odia porque a él le encanta probar cosas (y a mí no demasiado) y nos reímos mucho. Lo único que comí fueron los langostinos de este plato. Echo tanto de menos la carne... Otra cena con pescados varios que terminé por no comer porque me saturaron (qué exceso de pescados en un solo fin de semana, les voy a coger manía. Luego llegué a casa y mi marido me sugirió hacer pescado al día siguiente y pegué un bote de la silla y grité "¡Nooooooooooo!". Era como una pesadilla XD)
Como podéis imaginar el Palau estaba a rebosar pero allí los que más interesaban en general eran los Reyes. Admito que ni me acerqué a fotografiarlos. Que cuando ya estábamos en la zona preparada para los fotógrafos porque iba a producirse la entrega de premios, me di la vuelta, vi una mesa laaaaaaaaaarga y saqué un par de fotos, y allí estaba el rey (eso lo imaginaba y como vi una cabeza más alta que las demás deduje que era el rey). Estas son las fotos -sacadas a distancia y en casi oscuridad, milagro que se vea algo-. Lógicamente las he aclarado con un editor. Luego encendieron las luces y ya fue evidente que la cabeza que sobresalía era la de Felipe.
Al lado del rey Felipe VI, una bajipárpadis Ana Pastor.
Frente a su majestad el rey de España... media cara asomada de Soraya Sáenz de Santamaría (si supiérais el mote que le puso mi madre os meábais de la risa). Si os fijáis, a la derecha del rey está Albert Rivera. Esta es la mesa (junto a otras que había a los lados) de los pesaditos que quisieron estar en la gala porque debe ser muy cool compartir mesa y estrechar la manos a los reyes) y quitaron sitio a los verdaderos protagonistas: los escritores. Teníais que haber visto a la salida a una mujer diciendo emocionada como si fuera otra muesca en el revólver, que había conocido a Soraya, y venir corriendo el marido y decirle "Corre, ven, que nos falta un ministro", pillarla de la mano y salir corriendo hacia un grupo de políticos. Os lo juro. Si lo hicieran con los escritores en SU FIESTA lo entendería.
No tengo nada en contra de los reyes, me caen bien. Pero no soporto a los pelotas hipócritas. He sido fina, que conste. Me los imagino volviendo a casa y cuchicheando "¿has visto los zapatos que llevaba? no le pegaban nada". O contándole a sus vecinos que son amigos de los reyes y de los ministros. Esa es la imagen que dan.
Panorámica para que se vea dónde estaba yo aquella noche (esta imagen es de un informativo de Antena 3 tv). Me tocó salirme del cordón que se había puesto para los fotógrafos porque los ídem no me dejaban espacio para hacer fotos. Detrás, la mesa de los reyes (en ese momento estaban ya en el escenario).
Durante la cena sólo me levanté en una ocasión. Algo más allá vi a Ricard Ruiz Garzón y a Víctor Amela, y quería saludar al primero y conocer al segundo. Cuando llegué resultó estar justo con ellos Antonio Iturbe, así que la alegría fue triple. Al llegar me hizo gracia porque estaban muy trabajadores (allí había mucha gente con portátiles currando)
¡Los adictos al trabajo! (los caretos divertidos son porque posaban para mí)
Nos hicimos una foto juntos, naturalmente. Al lado de Víctor estaba Laura Mas, que al parecer también sabía quién era yo. Es curioso esto de que te conozcan. Es más, al escuchar que era Anika, la chica a la que le pedí que me hiciera la foto y la de al lado, resultaron ser chicas de Planeta que conozco desde hace años por correo, Laura y Anna Portabella (que no aparentan su edad ni de lejos!!!) Lástima que la foto no se vea mejor. Los móviles son raros, la anterior la hice yo con el mismo móvil y salió fenomenal.
En un momento dado nos avisaron de que los fotógrafos fuéramos a la pared -como preparados para ser fusilados, jajajaa- para hacer "cola" y cuando nos dieran permiso, ocupar el sitio destinado a nosotros. Era un pasillo acordonado apartado del escenario y a mí me tocó "salirme" de él porque a los fotógrafos les importa un pito que seas bajita. Ni pidiendo permiso para meter un poquito la cámara y sacar alguna fotografía se apartaban. Más bien recibí codazos -varios-, así que me salí del recinto, por eso se me ve en la foto de arriba más allá del rectángulo designado a los fotógrafos.
Primero llamaron al jurado, después a los reyes de España. Aquí es cuando encendieron la luz.
Os juro que a Letizia no la vi llegar. Apareció de repente en el escenario. Yo estaba peleándome con mi cámara, esa es la pura verdad. Después vino la mención al finalista: Marcos Chicot (sobre él y el premio ya os hablé en la primera página). Tuvo un relato muy emotivo que nos hizo aplaudir emocionados por su mención y dedicación a su hija.
A continuación, la ganadora: Dolores Redondo. Desde mi posición sí pude pillarla desde que se levantó hasta que recibió el premio -ahí no alcanzaba mi cámara porque estaba en el lado contrario-.
La única forma de captar la imagen de Dolores con el premio recién recibido de mano de los reyes, era fotografiando una de las pantallas.
Ya se ha hecho famosa la frase que pronunció Dolores Redondo nada más arrancarse, porque le costó hablar. Estaba muy emocionada. Dijo que le habían dicho que tenía tres minutos y que iba a dedicarlos a mirarnos a todos para que se le grabara esa imagen y no olvidarla jamás, porque aquel era un sueño de infancia. Luego habló de la novela, obviamente.
Con lo bajita y pasota que soy, esta imagen me hizo mucha gracia, porque vi al rey mirándome y le hice una foto, y siguió mirando y desvié yo la mirada a mi cámara. No me engabañaba, sólo hay que ver la foto. Claro que con tanto tiarrón a mi lado casi no permitiéndome hacer fotos era lógico que se apiadara de mí y me mirara... De hecho no es la única foto en la que le veo mirándome, aparece en otras en otros momentos distintos (por ejemplo cuando estaba Marcos Chicot recibiendo el premio). Pues gracias. Qué majo, nuestro rey. (La foto está hecha con zoom, no es que estuviera tan cerquita)
Decidí acercarme al otro lado y sacar alguna imagen antes de irme de vuelta a la mesa donde sabía que ya no podría ni tomar el café ni probar el post-postre. (El postre fue lo mejor de todo lo probado en los tres días que estuve allí, con permiso de mis tostadas llenas de mantequilla y azúcar de los desayunos)
Todos los protagonistas en una imagen.
Y aquí los más buscados... jeje, parece un anuncio del oeste.
Cuando finalizó la gala salimos afuera, y en el photocall empezamos a vernos unos y otros. Los fumadores coincidíamos. Megan Maxwell me vio y me dio un toque. Allí me presentó a su hija y nos reímos un rato por una confusión. También vi a Mamen Sánchez (nieta del fundador de la revista ¡Hola!) y como hacía bastante que no nos veíamos estuvimos bastante rato charlando. Las dos (madres de familias numerosas) ¡parecíamos crías emocionadas! jajajaaa. Mamen es como yo, una mujer entusiasta.
La verdad es que allí fuera podría pero no hice fotos. No me sentía igual de motivada que otros años porque en realidad casi no veía a conocidos. Es cierto que antes de irme al hotel ví de nuevo a Natilvel Preciado y charlamos un rato, pero al final decidí irme al hotel. Delante de mí caminaban Andrés Pascual y Javier Moro (al que le cambié el nombre por Tomás Moro, autor de "Utopía", jajajajaa). Finalmente, en el camino, nos juntamos y nos hicimos un selfie. Me cuenta Andrés que es el rey de los selfies. Me lo creo :D
Entramos en el hotel, directos al bar, al menos aquellos que no se fueron a su casa porque como muchos invitados viven en Barcelona se iban directamente. Aquí quedaban en su mayoría periodistas y autores. Sería uno de los mejores momentos de la gran fiesta si se pudiera hablar con tranquilidad, pero en un momento dado me descubrí hablando un rato con un periodista y esforzándome por escucharle ¡al lado de un altavoz!. Por eso prefiero los desayunos, porque puedes hablar con tranquilidad.
Aun así charlé con Santiago Posteguillo -fue cuando me presentó a su mujer-, María Dueñas, Inma Chacón, los ya vistos Andrés Pascual y Javier Moro, Javier Sierra... Por allí también estaba la Griso (con quien coincidí en el ascensor), Kirmen Uribe, Risto Mejide, Albert Rivera y varios etcéteras.
Todo esto está escrito de memoria y hoy es ya martes, así que si me olvido de nombres, ruego me perdonéis :P
@ @ @
El domingo fue un desayuno con diamantes, y me refiero a la compañía. En realidad los desayunos en general son mis momentos favoritos. En el del sábado desayuné con periodistas y con Lola Escudero, de la editorial Lunwerg. Su conversación es siempre de lo más interesante y eso mola. Aparte de hablar de las maravillas que publica Lunwerg (parece que en eso estamos todos de acuerdo), hablamos de una época histórica y de otros temas. Interesante de verdad. Y no yo con ella. Los periodistas que había allí en la mesa, ella y yo. Todos. Maravilloso. También hablé de comics con un periodista que los reseñaba en un diario de las islas.
El siguiente desayuno (el del domingo) ya fue con autores en el hotel, tras la gala y la noche de los premios. Iba a sentarme con Màxim Huerta pero mientras fui a por las tostadas se sento más gente con él. Yo me estuve riendo cuando fui a hacer las tostadas y hablamos de la poca concentración y los lapsus que estábamos sufriendo algunos por no haber dormido mucho (hablábamos Nativel Preciado, Inma Chacón y yo). Como vi Màxim acompañado y vi en otra mesa a Almudena de Arteaga sola, decidí sentarme con ella. Así charlamos un rato mientras desayunábamos y mi día empezaba a resultar interesante. Suerte la mía luego vinieron Javier Sierra -al que adoro y todo el mundo lo sabe- y su mujer, Eva, que es una maravilla de persona a la que es fácil adorar también. Muy abierta y atenta. Simpatía pura. En la mesa, ya que nos conocíamos, se sentaron Alberto (medios) y el escritor Curro Cañete, un tío que me cayó fenomenal y que tiene una sonrisa sincera que parece ajustarse a una mirada limpia. Acabó sentándose con nosotros Luz Gabás y su marido, se nos acercó Màxim, y más tarde se fueron yendo pero llegó Andrés Pascual y nos quedamos hasta que cerraron las puertas del restaurante. Más incluso. Un desayuno MARAVILLOSO.
Antes de irme bajé a la sala donde estaban dando la rueda de prensa los ganadores (no me entretuve porque prefiero que reseñemos los libros y les entrevistemos después, y además me tenía que marchar ya) y saqué algunas fotos.
Habla Dolores...
Habla Marcos...
Y antes de salir por la puerta del hotel aún vi a Lucía Etxebarría unos segundos pero lo más llamativo es que casi me duermo en el hall (un par de horas antes) haciendo tiempo. Ahora llevaba prisa. Mi tren salía a las dos. De la odisea que sufrí después no os voy a contar nada para no alargarlo, pero sí, sufrí una odisea con los cuartos de baño de la estación (qué timooooooooooo).
Lo más divertido, al volver a casa, fue descubrir este mensaje en facebook:
Y era verdad, claro está. Al final encontró el vídeo donde me vio y me pasó la dirección para que lo viera.
¡Y a continuación vino esto! jajajaaaa
El vídeo lo he puesto en facebook para que se pueda ver entero. Si lo quieres ver pulsa aquí.
Posible secuencia (no completa) del vídeo (recuerdo perfectamente el momento: Se había ido ya casi todo el mundo -yo estaba fuera en el photocall- y no sabía hacia dónde dirigirme, por eso voy tan desorientada).
A mi mensaje de "Dónde están los autores" tuve respuestas en twitter. Cuando llegué a casa fue cuando empecé a contestar mensajes.
También me contestaron Espido Freire y, antes de venir, Lorenzo Silva me advertía de que él esta vez no podía venir.
Me volví a casa leyendo, por cierto, como no podía ser de otra forma...
Y presencié una situación muy cómica en el tren: un gitano (un armario de tío) que venía de Francia le decía a su novia por el móvil "No me abandooooneees" (hay que poner acento gitano, si no no tiene gracia, tipo "dame argo para mis churumbelillooos, porque hablaba en ese tonillo) Y decía a voz en grito: "¿Por qué me tratas así?... ¿Por qué me ignoras, Ana?... ¿No sabes que se puede morir de tristeza?". Me pareció estar dentro de una película de Almodóvar porque al tío no se le ocurrió otra cosa que llamar a esta chica justo cuando hacíamos cola en el tren para salir, con lo cual no le escuché yo solo, le escuchó todo el mundo, y no hablaba precisamente bajito :P
Y aquí se acaba la crónica del pescado. Bromita. De los premios ^_^
Si tengo la fortuna de volver a ser invitada -con lo franca que soy en mis opiniones quién sabe...- no me quedaré de pie esperando en el photocall, alternaré y fotografiaré a la gente posando para mí como siempre he hecho, porque lo del photocall mola cuando estás justo enfrente y va rapidito. Seguro que me entendéis.
Mi más sincera enhorabuena a los ganadores. Si algo me gustó es que en esta ocasión a todos los que oí coincidían en algo: les había parecido bien el premio. Esto, pese a todo, no es lo que ocurre siempre en los premios (no me refiero a redes sociales o a blogs, sino que allí mismo la gente estaba contenta de que se lo hubiera llevado Dolores). Al parecer todos hemos leído a Dolores y nos alegramos por ella.
Y de algún que otro cotilleo me enteré, pero soy TAN MALA con estas cosas que las olvido casi al instante. No serviría para Sálvame o programas de estos... El único cotilleo que recuerdo es el de por qué había menos escritores -os lo conté antes-. Ah, sí, recuerdo otro: me contaron que a cierta escritora le habían descubierto que gran parte de sus seguidores en twitter eran cuentas falsas (GRAN PARTE, la mayor parte, no un poco), que al parecer lo habían averiguado con no sé qué programilla que hay por ahí, y que esa cantidad de seguidores es lo que utiliza la editorial para darle bombo. La pregunta que me hicieron cuando me quedé ojiplática fue ¿de dónde va a sacar esta mujer tantos seguidores si casi no la conoce nadie aún y no ha escrito hasta ahora nada conocido para el gran público? Debo reconocer que eso es cierto. Aunque igual son malas lenguas, así que no voy a decir de quién hablaban.
Por cierto... recibí bastantes whatsapps mientras estaba en Barcelona, principalmente de mi hija más pequeña, que me enviaba estas cosas (¡me la como entera!):
Au revoir, mes amis! Hasta la próxima :D
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