Manifiesto del Escritor Web
Manifiesto del Escritor Web. Manifiesto
Literario.
La vida pasa rápido y yo mañana podría estar muerto. No tengo
tiempo para entrar en ese proceso "kafkiano" de buscar un editor
para mi obra, más cuando casi todo lo que se publica es un tipo de
literatura consumible, destinada a un lector poco exigente y
alienado dentro de un sistema que sólo busca un beneficio
económico. Está claro que a la industria editorial le dejó de
interesar la buena literatura, en favor de un nuevo producto que
bien podría semejarse, si se me permite la comparación, a una
hamburguesa de McDonald´s. A eso lo quieren reducir todo: la
"literatura chatarra" en pos del logro económico y a costa de un
lector complaciente.
Y ya no son los contenidos sin fondo que tanto predominan, también
es la forma que se ve asediada por un total desprecio, que se
evidencia de manera ordinaria en todo el ámbito literario actual.
Antes, por lo menos, se trataba de escribir con cierto estilo, por
ejemplo, sin incurrir en reiteradas cacofonías, cuando ahora está
de moda todo lo contrario, por ser tantos y tantos los autores que
la practican sin ningún remordimiento, asimismo como los editores
que la promueven. Ya nada importa, hay que vender de acuerdo a la
gente que consume dichos sucedáneos, mientras que el arte de la
literatura se degrada. Ahora los escritores cacofónicos, algunos de
los cuales quieren hacer pasar como grandes maestros en su oficio,
son los que abundan. Ya les digo: la vulgarización de la
literatura, igual que "hamburguesas de McDonald´s".
El insulto a la inteligencia, por tanto, ya es parte de las
políticas editoriales, cuando la "literatura chatarra" se amontona
en las mesas de novedades y en los expositores de las librerías,
como un producto consumible o como una lata de Coca-Cola en un
refrigerador, para servir a ese lector complaciente que se leerá
cualquier novela con una bonita foto en la portada. Algo sencillo
de leer y que no haga pensar mucho, que se pueda vender fácil y
rápido, especial para los alienados, literatura que vuele a ras de
suelo para las mentes convencionales.
A esta lamentable situación tenemos que aunar, dentro de las
estrategias al uso, la farsa de los premios literarios convocados
por las grandes editoriales que, así mismo, funcionan bajo la
sinergia arriba mencionada y como parte de un mecanismo de
promoción comercial, donde las obras ganadoras, la mayoría de las
veces, surgen de una negociación anterior y bajo determinados
intereses que son ajenos a la competencia en sí, y que hacen del
concurso una mera fachada de cartón piedra, un subterfugio y una
burla hacia los incrédulos participantes que se convierten, con ese
acto, en una simple comparsa para el fraude.
Y el problema de fondo, a fin de cuentas, es que la
literatura se está alejando del arte para acercarse cada vez más a
un producto consumista, en una apreciación general hacia
la baja que la desvirtúa y la despoja de sus valores históricos,
para ser mostrada desde una nueva perspectiva que se transforma en
ejemplo para las futuras generaciones. Cuando se habla de
crisis en el sector editorial se hace desde la visión exclusiva de
los beneficios, cuando la verdadera crisis está en la calidad de
contenidos. Este ejemplo nos permite apreciar la verdadera
dimensión del problema: la literatura está siendo abandonada por
aquéllos que deberían ser sus valedores, con el fin único de
obtener un buen resultado comercial y con la excusa de la propia
subsistencia de la actividad editorial.
Por estas razones, y ante el desdén de una industria editorial que
desprecia la literatura como arte, los narradores, que no
practicamos las formas y contenidos de la banalidad, tenemos la
obligación de buscar nuevos espacios para dar salida a nuestro
trabajo. En este punto, y gracias al desarrollo de las nuevas
tecnologías, que convergen en una red donde fluye y se comparte de
manera libre la información, es donde el escritor puede ir en busca
de un nuevo tipo de lectores: los lectores del
futuro. El Internet, entonces, se convierte en un
salvavidas momentáneo para aquellos creadores que apostaron por el
arte y la literatura, teniendo en cuenta, sin embargo, que son muy
pocos los que asumen el riesgo de regalar su trabajo y de ser algo
más que comentaristas ocurrentes, o dedicarse a la comicidad, lo
que a la postre arroja una panorámica desalentadora en referencia a
los contenidos y ahuyenta el interés de la crítica y la prensa
escrita para tratar las obras literarias que se generan bajo tales
circunstancias.
Como se ve, son algunos los riesgos y muchas las incertidumbres,
pero cuando no hay otra salida, cuando no hay nada que perder,
porque ya estaba de antemano todo perdido, no se puede dudar ni
pensar en la derrota; entonces, el salto al vacío es inevitable, es
una cuestión de honestidad, de creer en lo que haces y saber que no
eres menos que nadie, porque, a fin de cuentas, eres un artista y
eso es lo importante. Yo, desde luego, prefiero regalar mi obra por
Internet antes que ser derrotado por la ceguera y la ineptitud de
unos cuantos, y aquí estoy, sentado frente a una Sony Vaio del 98,
comprada de segunda mano, retando a todo el medio editorial
(agentes literarios, editores y críticos), para que sepan que soy
el escritor más underground del mundo por el simple valor
de mis declaraciones, la determinación, y por el hecho de ser un
artista que escribe desde la adversidad y que es consciente
de que dar a la luz pública este manifiesto es el último acto
romántico de la literatura, en espera de aquellos editores que
apostaban por el arte.
Hoy el ejercicio literario es más libre que nunca, también su
difusión, y el "escritor web", que está impregnado de futuro, nace
para cambiar un medio que por momentos necesita aires de
renovación. Las editoriales ya dejaron de ser un filtro fiable
respecto a la calidad de contenidos y el libro impreso en papel se
ve amenazado por las nuevas tecnologías digitales, de tal modo que
los escritores, en un futuro cercano, no necesitarán de
intermediarios para dar a conocer su trabajo, que se hará a través
de Internet y a cambio de una donación económica, de parte de los
lectores, y por algún sistema de comercio electrónico, tipo PayPal
o similar.
Tú que escribes bien, deja de mirarte al ombligo; ¿crees que
tienes un tesoro que nadie leerá?; son millones los lectores que te
esperan; ahora puedes ser un pionero de la literatura digital, de
escribir una página en la historia; ya el paso del tiempo juzgará a
cada cual según la calidad de su trabajo; no tengas miedo de formar
parte del futuro y, sobre todo, no dejes que nadie pisotee el sueño
de tu vida.
Dentro de poco, les aseguro, grandes escritores surgirán por
Internet.
Firmado: Pablo Paniagua, a 15 de diciembre del 2007 (publicado el
16 de enero del 2008).
http://www.escritorweb.blogspot.com
Cedido para su publicación en Anika Entre Libros.
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