Anika entre libros

Leopardi: la vida, el desamor y la muerte

Cátulo, julio 2004


En muchas ocasiones, en la soledad de mi cuarto de estudiante, agotado tras una jornada especialmente cargada de trabajo o, por el contrario, larga en exceso por el aburrimiento y el tedio, recurro a un viejo amigo, desde hace algún tiempo compañero inseparable: Giacomo Leopardi, el gran poeta renovador de la lírica italiana.

E impregnado de su particular visión de la vida y queriendo compartirla con otros, me pregunto ¿cómo podría llevar hasta Leopardilas páginas de Anika Entre Libros las sensaciones que produce la lectura de los versos leopardianos? ¿Cómo no parecer un italiano exaltado o, aún peor un chovinista, en apología de la obra de otro italiano, a los lectores españoles que con tan tanta amabilidad me han acogido en su espacio literario? Estas eran mis cuitas sobre la forma de trasladar al papel lo que para mi significa Leopardi.

Y en estas cavilaciones me encontraba, cuando la respuesta me ha venido, precisamente, de aquellos con quienes pretendo compartir el entusiasmo, la melancolía y por qué no, las heridas de uno de los mejores poetas de mi país, sin, por ello, ofenderlos. Un breve, aunque excelente artículo de Elisa Rodríguez Court , lleno de íntima poesía me ha dado las armas literarias para poder comentar algo sobre el "poeta del dolor" como se conoce universalmente a Leopardi. Y no se trata de hacer algunos apuntes biográficos, pues pueden estos encontrarse en cualquier enciclopedia, sino de llevar al ánimo de los lectores lo que significa Leopardi, evidentemente bajo un prisma muy personal.

Ciertamente Elisa Rodríguez Court , apunta y da en la diana cuando dice, parafraseando a ese maravilloso Miguel Hernández, que se viene a la vida con tres heridas, la de la vida, la del amor y la de la muerte. Sin embargo, en mi opinión, sólo existen dos que son seguras, la de la vida y la de la muerte, ya que, casi siempre, la del amor nos es incierta y, en muchas ocasiones, demasiadas posiblemente, somos tocados por la herida del desamor, idea, que no necesariamente sentimiento, creo haber percibido en lo escrito por Elisa.

Leopardi1Y es esta la filosofía de la poesía de Giacomo Leopardi, el sufrimiento por tres heridas; la vida, la muerte y el desamor, que podemos observar perfectamente al leer sus Cantos, que reúne los mejores poemas del autor. Leopardi, sufre desde muy pequeño: nace en una familia rígida, con un padre muy autoritario y una madre entregada por completo a la religión, en su forma fanática. Nuestro hombre se rebela y esa rebelión la hace sufrir y le lleva a la introspección, a la soledad, al aislamiento, que se ve agrandado por la prematura enfermedad que hará de él un ser deforme.

Qué terrible crueldad que la mente maravillosa de Leopardi, su corazón, hecho para amar, esté encerrado en un cuerpo que es rechazado por él mismo, de modo que habla de esa "larga enfermedad que es mi vida". La herida de la vida. En definitiva vive Leopardi en una cárcel cuyos barrotes están formados por la incomprensión y la insatisfacción y por los fantasmas. Y sin embargo como es posible no amarle tras leer: Si existieras igual que yo te pienso y alguien te amase, para él sería la vida más dichosa.

La herida del desamor es precisamente lo que hace sublime a Leopardi porque la gran paradoja es que sin haberlo conocido, nos lleva a él, nos transporta a un amor sencillo, que siempre nos parecerá adolescente. Dichoso aquel que es capaz de creer en el amor como nos quiere hacer creer Leopardi.

La segunda herida de nuestro poeta es Italia. La vez desgarrada, cuando quiere su unidad, la ve tal como es, sin retórica. Es un auténtico precursor de la unidad italiana que llegará muchos años después de la muerte de Leopardi, que aconteció en 1837. La unidad se alcanzó en 1870.

No puede ser por tanto casual que el propio Leopardi a la hora de organizar los Cantos, pusiera en primer lugar el largo poema "A Italia", en el que se estremece ante la visión de las glorias pasadas y la situación en la que el país, si en que en verdad tal nombre mereciera, está encadenado en esa época.

"Llora, que harta razón tienes, Italia mía...

Sin embargo, donde para mí Leopardi alcanza la plenitud lírica en es un poema, también extenso, que se titula "Canto nocturno de un pastor errante de Asia". He notado en ocasiones cierta influencia de algunos poetas españoles, entre ellos -creo- Jorge Manrique, que trata con maestría la cuestión de la muerte en las coplas a la muerte de su padre.

Leopardi2Dice Leopardi:
Nace el hombre a la pena
y es un riesgo de muerte el nacimiento (...)
Si la vida es una desgracia
¿por qué para nosotros dura tanto?

Al igual que Manrique (nuestras vidas son los ríos...), Leopardi se pregunta por el sentido de la vida que necesariamente acaba en la muerte (que van a dar la mar que es el morir, según Manrique). Es la tercera herida, la de la muerte.

Y, sin embargo, en los días de soledad, encuentro en este hombre atormentado, solitario y que no fue amado, el amigo necesario para curar mis propias heridas.

+ Giacomo Leopardi

 

 

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