Anika entre libros

La pintura: el imperio de lo sensitivo

Víctor Scorzza, julio 2004


El imperio de las formas es uno de los elementos esenciales de la expresión plástica. Está formado por el contorno y la perspectiva las cuales dan efectos de profundidad visual dentro del espacio; entre lo lejano y lo cercano. Como artes visuales, la plástica se vale de las proporciones equilibradas de los contornos para definir; en el espectro cuadrángular de un lienzo, madera, cartón o mural, las distancias. La cromática como elemento esencial de la pintura tiene la virtud de proyectar a través de los colores. La Luz en sus diversos matices: penumbra, luz y sombra, generan, el claroscuro tan Davidperfeccionado por el genio renacentista Leonardo da Vinci en imágenes que el pintor visualizó y que el pintor actual no puede soslayar en sus obras, visualización abstraída del medio exterior y de su propia imaginación, como en el caso del surrealismo. El objetivo principal de cualquier corriente pictórica es el efecto OBRA-ESPECTADOR.

David de Miguel Ángel

La pintura bien entendida no es más que el equilibrio cromático en armonía con la perspectiva y la forma. Antes del renacimiento, partiendo de la edad media, la pintura era de carácter religioso y exaltaba en su técnica, la expresión santística de algunos seres humanos, en la cual la bondad de sus rostros dentro del efecto OBRA-ESPECTADOR produce una sensación de sublimación. El renacimiento franquea los motivos, los diversifica y expande los estilos con más frescura en la expresión, tendiendo más al realismo que al figurativismo o que al expresionismo clásico, dando nacimiento al culto a la anatomía humana tal como lo plasmó Miguel Angel Buonarrotti. En consecuencia, no tardó en aparecer el desnudo, tanto en la pintura como en la escultura, como arte de la naturaleza misma, oculto tras los tabúes del obscurantismo medieval, despojado de sacrismo y de toda timidez, quizá retomando la griega concepción erótica del cuerpo humano, plasmados en sus antiguas cerámicas y frescos murales visualizados en las ruinas atenienses y espartanas, libres de toda preocupación de estilo y circunscritos a su vez en las escenas voluptuosas, insinuantes y libidinosas de sus impresionantes obras.

La influencia de los italianos, franceses y españoles, muy griega, fue tal vez más allá, con sus frescos motivados por una mitilogía hedonista con figuras de dioses y diosas atractivas como el David de Miguel Angel, la diosa Diana de François
Boucher
, el nacimiento de una Venus de Boticelli, cuyas representaciones plasman el mito humano de sus dioses y
Dianadiosas antropomorfas como una incitación al placer visual, sin mostrar la sensualidad que las expresiones del cuerpo humano muestran hoy día en todo su esplendor en las cuñas de TV.

Diana de François Boucher

La pintura moderna abre el compás a la libertad de los estilos sin detenerse en las formas, quedando a merced del color la apreciación visual de las obras. Contrariando así al expresionismo clásico, pintores como Monet, Rembrant, Cezánne, Gauguin, y otros, rompieron los esquemas en boga, de las formas y el color apareciendo el impresionismo, que avivó la cromática más que las formas misma del trazado, en su búsqueda de la luz, logrando cierto efecto de vibración cromática en pinceladas cortas. De ello se desprendió el puntillismo que produjo como el impresionismo, un efecto visual en las distancias angulares OBRA-ESPECTADOR.

Todas las corrientes pictóricas persiguen la armonía entre la perspectiva y la cromática. Sin una buena perspectiva el color se apaga y muere en la retina del espectador la admiración por la belleza contemplada en una obra, que es el fín primordial de toda obra. En síntesis, la mala perspectiva, producida por el mal dibujo, mata el color y desarmoniza la composición cromática, arropando la creatividad y desperdiciando los efectos de profundidad, cercanía, lejanía contorno y escorzo; elementos estos, que juegan un papel protagónico en el imperio de las formas.

Sabemos que el arte es la recreación de los sentidos, a través de ellos el ser humano descubre la belleza existente en la estética del mundo exterior aunque su concepto correspondan al marco de los juicios de valor, la mayoría de las civilizaciones occidentales coinciden en sus conceptos sobre la belleza; excepto, ciertas civilizaciones africanas no occidentalizadas, las cuales poseen un concepto diferente sobre la belleza, incluso, diferente al concepto oriental. La belleza y la estética provocan en el hombre un impulso frenético de acariciar una obra y ser acariciado por ella, no tan sólo Vangoghtáctilmente, (La Escultura) pues, este sentido no es para el arte, sino visualmente (La Pintura), en su proceso de construcción se plasma de cualquier objeto circundante (Paisaje, Bodegones, etc.) en la cual el artista se imbuye y penetra de tal manera en su dimensión, que el espectador se embriaga de ese mundo cromático y de las formas que el artista crea.

Van Gogh

La pintura es almíbar para la vista; el sabor en el arte culinario es el color del gusto; las notas musicales son los colores de la audición; los colores son notas musicales para la visión; la fragancia y el aroma son melodías para el olfato, las metáforas poéticas son caricias para el espíritu, así como la tersura y la lozanía son los sabores del tacto. Entonces, la belleza es la inspiración del alma que está en todas las manifestaciones sensitivas del hombre.

El desequilibrio armónico es la antagonía a la estética para los sentidos. Así tenemos que el valor de la fealdad es para la vista lo que el ruido es para la audición, el hedor para el olfato, lo áspero para el tacto y lo amargo para el gusto. Cinco variantes sensitivas que no son más que los mismos elementos inarmónicos que rompen con la agradable percepción de la estética. De manera pues, que nuestros sentidos se nutren de la estética, independientemente, del juicio de valor que adoptemos, logrando el equilibrio emocional humano. Se estima que el desarrollo de las artes ha humanizado al hombre a partir de su despliegue, lo ha sublimizado, (dando un vistazo por la historia nos percataremos que los pueblos que desarrollaron las artes fueron pueblos pacíficos en su momento) a niveles inestimables de espiritualidad. La estética, la belleza, y la armonía son los pétalos que configuran esa flor del alma que nunca se marchita, atomizando la mente del artista cuando el arte atrapa su fragancia para perfumar sus creaciones virtuales.

El arte es ese númen hecho expresión en todas las manifestaciones del hombre; pero, no todo lo que se hace en nombre del arte lo es, puede que sea un capricho artístico, aunque sea del gusto del público. La Inspiración del artista debe llevar una buena dosis de talento y creatividad, además de un alto sentido de originalidad en la obra. Los mediocres conciben que cualquier raya, trazo, o forma amorfa, sobre un lienzo o en mármol o piedra puede constituir arte. La obra debe causar Relojesdaliuna afectación en el ánimo y en el gusto del espectador y no pasar por desapercibida. Es menester advertir que el arte tiene sus reglas ya que los artistas que han revolucionado con sus originalidades, han impuesto nuevas reglas sin derogar las anteriores, dando nacimiento a las nuevas corrientes y estilos, puesto que tales reglas las impone la estética en su sentido valorativo. Mediante el concepto de belleza y su relatividad se han distinguido los grandes genios de los que se inclinan por el arte sin talento alguno y generan subliminalmente un insulto al espectador exigente y conocedor del arte que contempla, ni los mismos críticos de arte atinan acerca de la genialidad o mediocridad de una obra hasta que ella cause impacto en el colectivo conocedor-como han sido las gordas de Botero o los relojes derretidos del surrealismo de Dalí en su obra persistencia de la memoria. Entonces, esos mismos críticos cambian de opinión cuando el colectivo atrapa al pintor y sus obras, de modo que el artista subestimado por una élite de críticos gana su fama por el público que ha apreciado su genialidad, como es el caso de Vincent Van Gogh, a quien en vida ni el público ni los críticos lo elogiaron sino hasta su muerte, cuando se le reconoció su talento e impuso post mortem, a los pintores posteriores a el predominio del amarillo, el anaranjado, el escarlata como colores vibrantes en contraste con colores muertos y frios del violeta y el lila que delataban las profundas depresiones del artista, lo que dió mayor auge y vigor plástico al denominado post impresionismo.

 

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