Anika entre libros

La mosca

 

La busco y no la encuentro por ningún lado. Parece que se ha perdido la mosca de la infancia, aquella que se interponía entre la luz y la mirada.

Me retrotraigo a la infancia y la veo posarse en el vidrio de la ventana. Ssssss, sssss, sssss, escucho, al tiempo que la observo dando saltitos de un lado para el otro del cristal, sin prisas y sin rumbo, pero no por ello extraviada. El azar de su itinerario parece hablar del actual estilo de vida acelerada, de espaldas al ejercicio del pensamiento y al disfrute de lo que, en palabras de Georges Perec, pasa cuando no pasa nada. No en vano la persecución del recorrido de una mosca ha dado paso a reflexiones profundas que atañen a la condición humana. 

Pienso en la mosca de la infancia y recuerdo un pasaje literario de Italo Svevo que describe a un hombre que le da un golpe, leve para no ensuciarse, a una mosca que se puso a atormentarlo. Después la vio recuperarse, quieta, de pie sobre la mesa, porque una de sus patitas delanteras había quedado anquilosada y no podía doblarse. Con las dos patitas posteriores se alisaba con obstinación las alas. No eran estas las que estaban heridas, lo que le revelaba al hombre que la mosca no sabía de qué órgano procedía su dolor. 

Pienso en la mosca de Svevo y me acuerdo de la mosca de Monterroso que soñaba ser un águila; de la de Macedonio Fernández, que, según se cuenta, se coló en su habitación mientras este agonizaba y cuando alguien quiso espantarla, se le oyó decir al moribundo: "Que sea de la oposición". Pienso también en la mosca desahuciada, motivo para la escritura, de Marguerite Duras, cuyo proceso hacia la muerte le hizo decir: "Se escribe para mirar morir una mosca"; en la de Emily Dickinson, que le regaló un poema en su imaginario lecho de muerte; en la solitaria y banal de Enrique Vila-Matas, que le hizo acordarse de Kafka cuando en un relato decía que su quinto hijo era tan insignificante que uno se sentía literalmente solo en su compañía. Pienso en todas las moscas del mundo y recuerdo la mosca de la infancia. Entonces me pregunto si acaso la han matado a fin de que no podamos seguir contemplándonos mientras la miramos.

 

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