Heinz Delam, cara a cara con sus lectores
Una de las curiosidades que tenía, era la de presenciar un
encuentro entre un autor de literatura juvenil y los
alumnos de un colegio, y este pasado mes de marzo tuve la
oportunidad de asistir a uno: la Editorial Bruño se encargó de que
el escritor Heinz Delam acudiera (entre otros
muchos pueblos) a la localidad valenciana de Bétera, donde los
alumnos de 1º y 2º de la ESO del Instituto Les Alfàbegues de Bétera
ocuparían los asientos del teatro de la Casa de la Cultura. En el
escenario, Heinz Delam y la profesora de Literatura María Molina.
Tal y como dijo ella antes de entrar a la Casa de Cultura, Heinz
"ya era un viejo conocido". No en vano, Heinz Delam tiene un largo
curriculum de viajes a institutos donde según me dijo los chicos
solían animarse a preguntar, pero en este caso tenía dudas… había
doscientos chicos y chicas ocupando los asientos, y Heinz temía que
se sintieran cohibidos ante tantos pares de ojos mirándose unos a
otros. Pero no ocurrió así.
El primero en tomar la palabra fue el propio Heinz Delam quien,
tras presentarse y hablar un poco de su vida relacionada con la
literatura, dio paso a las preguntas. Había llegado el momento
clave ¿responderían los niños? La respuesta es un sí que deberíamos
alargar hasta el final de esta página. Fue un éxito absoluto,
tanto, y tan buen comportamiento tuvieron los alumnos del Instituto
Les Alfàbegues, que María Molina estaba encantada y subrayó la
importancia de este hecho cuando hablamos al acabar el
evento.
¿Qué preguntan los jovencitos a un escritor del cual han leído
algunos de sus libros? Pues hubo preguntas de todo tipo, algunas
relacionadas directamente con las novelas que habían leído, y otras
con su relación con la literatura, y tuve la impresión de que nada
de lo que decía pasaba desapercibido porque las historias que
contaba Heinz Delam y la honestidad con las que las relataba eran
impresionantes. Y de esto me gustaría hablar.
Hubo un momento en que se le preguntó acerca de la publicación de
las novelas, y con una honestidad fuera de toda duda, el autor les confesó las dificultades que tuvo para
publicar su primera novela, que fue rechazada por varias
editoriales antes de que Bruño se la aceptara. Incluso así tuvo que
hacer algunas concesiones como reducir el número de páginas para
adaptar el original al formato exigido. A partir de entonces su
buena relación con Bruño le llevó a publicar con ellos varias de
sus novelas posteriores. Con esto quiso animar a los jóvenes a no
desesperar y a ser perseverantes en sus objetivos, y les recordó
que una editorial "No es una ONG, es un negocio, y suelen publicar
con quienes les van a dar dinero porque tienen que dar de comer a
sus empleados".
Pero las historias que Heinz Delam contó para responder a las
preguntas de los alumnos de 1º y 2º de la ESO no fueron, al menos
el resto, así de solemnes. En realidad fue divertido y sobre todo
"excitante" y sorprendente. Nos habló de su vida en el Congo, de
cuando vivía en el centro pero que a sus aproximadamente trece o
catorce años decidió indagar qué había más allá, en la selva, y sus
primeras excursiones a lo desconocido. En aquellas excursiones
dormían en chozas, comían con los habitantes de las aldeas y
escuchaban sus historias. Comentó que aún recordaba aquel ambiente
nocturno entre estrellas, las hogueras y al narrador. Aquello le
dio pie a recordarle tristemente a los oyentes que las historias,
ahora, las contaba la tele, y que para él aquello es
incomprensible.
Los niños le preguntaron sobre sus novelas, si era cierto lo que
contaban, si existían las tribus de las que hablaba en sus novelas,
si los nombres eran reales o inventados, cuál era su personaje y su
novela favorita, si el juego del tablero mangola ya etumba que
aparece en "La noche de las hienas" era real, sobre el
talismán que guardaba la serpiente que aparece en "La selva
prohibida", también en qué se había inspirado para escribir la
citada novela (una aldea real que fue arrasada)… y hubo respuestas
para todo.
Una pequeña panorámica de los 200
alumnos del Instituto Les Alfàgegues de Bétera que ocuparon los
asientos de la casa de la Cultura de Bétera
Nos enteramos de cosas sorprendentes con sus respuestas. Por
ejemplo que las madres africanas, a sus hijos, les cuentan desde
muy pequeños historias de terror con leopardos y cocodrilos de
protagonistas porque en realidad, son animales que sí se comen a
los niños, más que nada porque al ser chiquitos, son más fáciles de
cazar.
También nos enteramos de que Heinz llegó a caerse dentro de un río
de cocodrilos en plena noche, o incluso que había llorado en la
selva al perderse, siendo consciente, además, de que se había
perdido por propia cabezonería, producida ésta por su curiosidad
siempre presente. Fue un anciano quien le encontró, y éste le llevó
a una aldea.
Respecto a su personaje favorito Heinz confesó que no era ninguno
de los protagonistas de sus novelas, si no uno secundario: la esposa de un tipo malo. No sé si
conscientemente o no, Delam, de vez en cuando, pasaba de hablar
de sus novelas a educar con explicaciones a los chicos que había
allí. O por lo menos no permitir influencias negativas que pudieran
surgir de los ideales a veces ilusos o descerebrados de ciertos
adolescentes que se lo creen todo (recordemos casos de jóvenes que
llevan a cabo escenas de películas o novelas o simplemente porque
querían ser "famosos" influenciados por esta sociedad que hoy
vivimos). Lo aplaudo por ello. No le gusta la moralina, lo sé, lo
hemos hablado, pero su buen fondo le impide callarse lo que sabe
que puede hacer bien a un niño. Anteponía lo racional a lo
fantasioso con ejemplos como el nombrado (favorita: la sufrida
mujer de un tipo malo), y, por poner otro ejemplo, cuando les habló
de "La noche de las hienas" para responder a la pregunta de si los
nombres eran inventados, les habló de la gente mala, y no de las
tribus malas. Se negaba a generalizar, e insistió en que en todas
partes puede haber personas malas, y lo más triste es que a veces
son los que dirigen clanes de gente normal que simplemente se dejan
llevar porque siguen a un líder (ya fuera por deber o miedo).
También fue muy interesante una cuestión que tenía que ver con un
veneno que un astuto asesino utiliza en una de sus novelas. Delam explicó que para relatar lo que
quería no podía usar el veneno de una serpiente por sus
características, así que usó un tipo de veneno que dura ¡años! Y
tras esta afirmación nos narró cómo se enteró de ello. El autor
tenía en su casa unas flechas de adorno colgadas de la pared y
cierto día un amigo le advirtió sobre éstas: las puntas de las
flechas (reales) contenían un tipo de veneno que podía matar
incluso años después de haberse puesto sobre ellas. Delam, sin
saberlo, podía haberse envenenado con un accidente. Él o su
familia. Sorprendente. Pero quizás más sorprendente fue descubrir
que el propio Heinz
Delam tuvo que buscar un amuleto dado que era una parte de
la cultura de la aldea donde le contaron en qué consistía la
costumbre: y una sonrisa final… nadie sabía cómo era el amuleto
porque hasta entonces nadie, jamás, lo había encontrado, de modo
que cada uno lo describía de una forma distinta.
También tuvo que confesar que entre sus novelas no tenía favorita
pero sí una con la que más se divirtió: "Likundú". La
escribió en tiempo récord (para él, cuatro meses). Incluso desveló
que la aldea arrasada sobre la que se inspiró para escribir "La
selva prohibida" existió. Él sólo pudo ver el lugar donde un
día estuvo aquella aldea, y allí le contaron la historia de aquel
pueblo prácticamente arrasado donde apenas quedó algún
superviviente.
La verdad es que fue muy interesante, el teatro mostraba
constantemente manos alzadas de niños deseosos de preguntar, y el
tiempo corría en su contra. Finalmente se pasó a la firma de libros
pero aun así las manos de los jóvenes seguían alzadas, y cuando se
dieron cuenta de que aquello llegaba a su final, en pocos segundos
el escenario se llenaba de adolescentes sonrientes y ansiosos por
conseguir su firma.
Llegó la firma de libros y la cola
empezó aquí y siguió escaleras abajo
Heinz
Delam está escribiendo ahora mismo dos libros, los
alterna, y al mismo tiempo viaja a distintas ciudades y pueblos
para encontrarse con sus lectores, hablarles de lo bonito que es
crear, inventar y hacer magia con las palabras (como él
decía).
Quiero agradecer públicamente la exquisita atención recibida por
parte de los encargados de la Casa de Cultura de Bétera, el trato
amable y cercano de Tomás Algarra (en la foto superior con María y
Heinz), y por supuesto un agradecimiento especial a Heinz Delam por
permitirme asistir al evento, y saludar desde "Anika Entre Libros"
a todos los alumnos y profesores del Instituto Les Alfàbegues de
Bétera (Valencia).
El momento de las firmas
Un saludo a la cámara de una chica
mientras Heinz le firmaba su libro
La cola siguió un buen
rato
¡No podía faltar una imagen del
autor conmigo! Sí sí... el punto y la i.
Comentario de los lectores:
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