Premios Planeta 2014 - 1. Primero, el histerismo, y luego la rueda de prensa
LO QUE NADIE TE CONTARÁ DE LOS PREMIOS PLANETA 2014, página 1
Martes 15 de Octubre
Una vez más me dispongo a escribir una crónica completita de todo lo que viví en un evento importante, pero esta vez no empieza horas antes ¡si no semanas antes! Resulta que una, que es algo hipocondríaca y también miedica para según qué cosas, pasó de la alegría al terror: Justo cuando recibí la invitación para asistir a los premios veíamos en los informativos que el terrorismo yihadista estaba dando problemas (en España estaban deteniendo a gente implicada, miodios, qué miedo). Y ahí estaba mi mente inquieta pensando "ahora va y ponen una bomba justo en los premios, porque hay mucha gente -así es más llamativo- y encima habrá políticos", y durante un tiempo dudé hasta de asistir. Para cuando ya se me pasa la neura y se va acercando el día, aparece el ébola, y ahí ya me acojono. "Ahora me voy a un hotel donde pasarán cientos de personas que vendrán de no sé cuántas ciudades y habrán estado en contacto con miles de personas que a saber de dónde vienen y con quién han estado, a un evento donde saludaré a otros tantos, y tocaré gente que no sé de dónde viene y…" ¡Hala! A comerme el coco. Y no tuve pesadillas porque me armé de valor pero con el tema del ébola aún me quedan cuarenta días para ver que nadie estaba infectado ni me pegó el virus maldito. ¡Qué fiesta, eh! Jajaja. Así soy yo, y ahí no acaba todo.
Perdí el tren, sí, justo el tren que me llevaba a Barcelona. Casi me da un pasmo. Pues nada, me voy a casa y me libro del ataque terrorista y del ébola, que total, no pasa nada. Pero me voy a información y resulta que me cambian el tren y salgo en apenas media horita en otro. Y una vez monto en el tren lo primero que hago es buscar dónde cargar el móvil porque apenas me quedaba batería (se me había olvidado cargarlo y tenía varias aplicaciones abiertas así que se pasó la noche descargándose solita). ¿Y había enchufes en el tren? Síiiii ¡pero en el baño!
Imaginaos: un único enchufe en el cuarto del baño del tren, y allí estaba yo cargando el móvil cuando, de pronto, me doy cuenta de que seguía descargándose. ¡El enchufe estaba tan desbocado que si no lo apretaba no podía cargar el móvil! Y de pie, con la puerta abierta, el brazo estirado, y el dedo apretando el enchufe, me pasé casi una hora pensando que el lugar no era el más adecuado para oler a rosas. Encima, cada vez que alguien pasaba para irse a la cafetería me veía ahí, de pie, con el wáter de fondo, en plan atrezzo, y yo con cara de circunstancias… Pensé en sentarme ya que no entraba nadie pero se me ocurrió levantar la tapa del wáter y a qué mala hora. ¡Gorrinos! Hay que tirar de la cadena cuando se utiliza un inodoro, mecaguentó.
Lo cierto es que aquella visión me hizo retirarme y sentarme en mi asiento. No podía empezar peor el día, pero aún se estropearía más, porque llevaba toda una farmacia en la maleta y me había olvidado justo lo que necesitaba para mis ojos machacados (colirio), y además había quedado con Pilar Alonso (mi mano derecha de Anika Entre Libros) y se le torcieron los planes y no pudo venir. Esta crónica va dedicada a ella (Va por ti, Pilar)
Y como viajar no es algo que últimamente me guste (me asfixio en el AVE y en los aviones, y me pone histérica viajar encerrada) me llevo libros, comics y una libreta. Y fue a la libreta a la que me agarré como un náufrago para desahogarme y soltar mis nervios. Os enseñaré una muestra de ella (no es como las que lleva Javier Sierra tan chulas y con cosas tan interesantes pero ES una libreta de viaje donde apunto lo importante… y también me ayuda a desahogarme)
Curiosidades del tren: hay gente capaz de dormir en tren (les envidio a muerte); cuando escribía era con traqueteo así que la letra se entiende de milagro; en el tren no podía ni leer, sólo me tranquilizaba escribir; siempre hay chinos en los trenes y hablan en alto, pero hablan en chino, así no hay quien se entretenga con conversaciones ajenas; hubo un chico que hablaba por móvil y estaba cerca pero estoy tan teniente que me pareció escucharle hablar en inglés, francés, español y rumano; la mejor decisión que tomé cuando entré en el tren fue ir a cargar el móvil (lo abandoné cuando estaba al 70%) porque cuando volví el suelo daba asco.
Y cuando ya me tranquilizo porque el traqueteo del tren me ayuda a relajarme y ver el mar por la ventanilla también, me doy cuenta de que la película que acaba de terminar -y que yo ni miré ni escuché- era "Código Gerónimo: la caza de Bin Laden" ¡Halaaaaaaaaa! Ya estamos con las neuras.
Curiosidades y neuras aparte, lo siguiente ya es una mezcla de trabajo, anécdotas y fotos. Y aquí empieza la verdadera crónica semiprofesional. Semi porque si no la hago divertida y personal no es una crónica mía y llevo escribiéndolas así hace ya casi la friolera de 18 años, y profesional porque en el fondo sí os voy a contar lo que aconteció allí, las caras que vimos, y todo eso que puede resultar aburrido a menos que seamos cotillas y queramos ver cómo iba vestida tal o cual persona. Pero anécdotas hay, os lo prometo.
MAÑANA DEL MARTES 16 de octubre. RUEDA DE PRENSA.
En el hall del hotel Princesa Sofía donde nos alojábamos, como si formáramos parte de una raza, nos conocimos los tres interneteros* con los que pasé la mayor parte de mis tres días en Barcelona. Los tres teníamos webs o blogs en internet y no fue que nos oliéramos como los animales ni nada parecido: sutilmente una chica nos presentó. Supongo que imaginaba que entre tanto periodista profesional nos vendría bien coincidir y sentirnos a gusto. Bueno, pues se lo agradezco, porque en principio y al menos en el hotel no conocía a nadie. Iván venía de Libros y Literatura, y Joaquín venía de Actualidad Literatura.
* A partir de ahora Trío Lobby (de portales literarios online, aunque esto es muy generalista)
El bus nos llevó al hotel Palace donde asistiríamos a la rueda de prensa de Fernando Lara con el jurado. El interior era de revista Hola! total (véase foto)
Y allí rodaban algunos canapés y bebidas para los que después cubriríamos la rueda de prensa para los medios. Y había mucha gente (en la foto no se aprecia la cantidad de personas que había, lo siento) pero el más interesante para la vista era (lo tengo que decir porque a este hombre los años le sientan de maravilla) Ramón Pellicer. Al que por cierto no tengo en foto pero en mi retina sí se quedó su imagen. Y mis amigos de facebook se enteraron y bien de mi buena impresión hacia este periodista a la que llevaba la tira de años sin ver.
¡Ah! Allí al menos vi a Rosa Hernández, a la que conocí hace años en Torrevieja, en otros premios. Me alegró verla.
Y después del canapeo -en el que sólo probé una cosa- nos dirigimos a la rueda de prensa oficial donde empezaría la lucha por encontrar un sitio o por hacer una buena foto. Una, que es bajita, se las apañó para meterse debajo de algún que otro codo y meter la cámara, pero también me las apañé para hacer fotos desde todos los ángulos. Para cuando hice la última ya estaba todo el mundo en sus puestos y a mí me invitaron, desde la organización del hotel, a ponerme al lado de ellos (o sea, a la izquierda, un poco atrás, con libertad de movimiento pero siendo visible para casi todos los medios -como para que de pronto te pique la nariz-).
Veamos primero algunas fotos y vayamos a la parte profesional en cóctel amistoso con las anécdotas.
Los protagonistas fueron entrando y sus saludos fueron muy profesionales, o sea un saludo desde cierta fría distancia a pesar de que podía haber sido de otra forma. Es cierto, ellos están acostumbrados a las cámaras y algunos no mueven un ápice el labio. Otros son mucho más naturales y cercanos, sólo hay que ver las fotos para saber quién es natural y quién no lo es tanto (aunque los hay que simplemente tienen arte, que es el caso de Espido).
El jurado (Fernando Delgado, Juan Eslava Galán, Carmen Posadas, Rosa Regàs, Pere Gimferrer, Alberto Blecua y Emili Rosales, secretario con voto) y el sr. Lara. Por cierto, la siguiente fue una noche para descubrir que muchos podían mirarme desde las alturas, pero no por nada ¡es que estaba lleno de gente altísima! El sr. Lara es uno de ellos.
Las primeras palabras de Lara estuvieron dedicadas a la piratería. Según él, dato curioso, cuando reivindicaba la "no piratería" no estaba pensando en el negocio como editor para ganar dinero, sino en el autor. Admitió que debía abogar por ellos. Lo cierto es que tiene razón, el autor debe ganar por su trabajo, pero ya sabemos que habrá gente que no se crea sus palabras aunque no lo contará en grandes medios sino en redes sociales o foros. Yo creo que él ya ha ganado todo lo que tenía que ganar y que no le preocupará mucho su situación, así que en cierto modo sus palabras fueron creíbles. Cuando terminó su monólogo pasó la palabra a Juan Eslava Galán, que hablaría de las novelas.
Eslava Galán hace honor a su segundo apellido, siempre tiene un aspecto estupendo y hace muy bien su trabajo. Durante un ratito -no muy largo- nos contó de qué iban los libros y se entretuvo -digamos un poquito más- en el género negro. Allí ya empezaron a oírse rumores. Si el género negro se mencionaba tanto es que la novela ganadora seguramente sería de este tipo, y teníamos una por título "Los crímenes del cromosoma XY" así que esta comenzó a ser la posible ganadora desde el minuto uno.
La primera pregunta comenzó con esta foto:
El periodista de camisa vaquera fue el primero en preguntar, y me gustó aquello de "como cada año pregunto lo de siempre…". De los tres periodistas que veis en la foto, la de la derecha fue la que más conocí y es muy, muy maja: Cristina, del diario Información de Alicante. Aquella primera pregunta resultaba graciosa ¿era cierto que ganaría alguien tipo Fernando Alonso que, según decían estaba "calentando motores", o Estrella Morente? Hubo risas. También sugirió el nombre de Jorge Volpi y el sr. Lara dijo que lo dudaba porque no era su estilo (supongo que se refería al estilo de la editorial).
Dos preguntaron, y los dos preguntaron -según confesaron- lo mismo que el año anterior. En esta otra se sugería la idea de que el premio se lo llevara un latinoamericano por aquello de hispanizar el premio, hacerlo más amplio, llegar hasta el otro lado del charco. El sr. Lara comentó que hispanizar para él era la unión del español (el nuestro y el latinoamericano), el catalán, etc., y que el premio era internacional, para todos. Cualquiera con esas premisas podía ganarlo.
Habló de ventas (por aquello del e-book, la crisis, la piratería…) y nos dijo que donde han bajado las ventas ha sido notablemente en los diccionarios. Tenía que haber visto a mi hija unos días atrás con un enorme diccionario de Espasa en la mesa consultando palabras (en la mesa porque pesa como un ladrillo, pero me mola muchísimo ese libro).
Hubo tres preguntas que no tenían NADA que ver con el premio Planeta (la COPE y ABC fueron dos de esos medios), y tuvieron de protagonista al nacionalismo, a Mas y a cosas que a gente como a mí no le interesaba en absoluto en una rueda de prensa de LITERATURA. Lara se mojó, dijo que aquello se estaba quebrando, que hacía falta diálogo, y sin insistir con detalle sí que nos enteramos de que lo obvio era que si aquello se rompía las empresas se daban el piro, así que el diálogo era importante. A partir de ahí algunos empezaron a preguntarse si Artur Mas asistiría a los premios o no. Yo me preguntaba si asistiría Wert, para tomar alguna pastilla antiacidez.
A la tercera pregunta política Lara pidió que aquella fuera la última, porque en vez del día de los premios Planeta parecía del día de Mas. Y sólo había que echar un vistazo a los medios escritos por internet para ver que de esa rueda de prensa se hablaba poco de literatura -y en bastantes medios NADA- y mucho de sus opiniones políticas. Pues hijos, qué queréis que os diga ¡sois unos pesados! Qué ganas de mezclarlo todo con política.
Le preguntaron qué políticos y gente "importante" vendría de Madrid. No escuché. Iván se levantó emocionado para hacer una pregunta relacionada con internet y Lara aprovechó para nombrar casi de carrerilla todas las empresas del grupo Planeta.
Esta foto pertenece al momento en que queda clarísima mi posición: podía -y fui la única que lo hizo- fotografiar sus cabezas en vez de sus caras. Y justo estando ahí, a la vista de todos los medios ¡¡va y me da una rampa en el pie!! Me quejé con un ufff, y la chica que había a mi lado me miró como si fuera una maleducada (claro, hablaba alguien de la mesa y podía confundirse con un ¡qué aburrimiento!), pero enseguida le dije que me había dado una rampa y se le relajó el rostro. Y ahí estaba yo apretando el pie contra el suelo, escondiéndome, dándome masajes y casi bailando para que se me marchara mientras la rueda de prensa llegaba a su fin.
En aquella sala llena de medios apenas pude reconocer -con nombre y apellidos- a Ricard Ruiz Garzón y a Antonio G. Iturbe, a los que pude saludar después.
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