Demasiados fallos para ser tan caros
Tengo la impresión de que este pequeño comentario no corresponde
posiblemente a esta sección, pero hasta que Anika abra una
ventanilla de quejas y reclamaciones o un "defensor del lector", no
se me ocurre otra posibilidad de que llegue mi protesta a los
amigos de esta web.
Últimamente he observado que una buena parte de los libros que leo
tienen importantes fallos de edición. Hay errores abundantes y
algunos de ellos garrafales, impropios de las editoriales que los
publican.
Uno de los casos que más me ha llamado la atención es de la
biografía que sobre Antonio Machado ha escrito Ian Gibson, que es
un hispanista indiscutible y que, como cualquier otra persona,
puede cometer algún error, sin que por ello su prestigio se vea en absoluto menoscabado.
La equivocación a que me refiero, que se reproduce cada vez que se
cita una de las calles de Madrid en la que vivió la familia
Machado, es confundir la Corredera Baja de san Pedro con la
Corredera Baja de san Pablo. Repito que el hispanista puede
confundirse perfectamente, pero precisamente para evitar que eso
trascienda, están las pruebas, las galeradas y los editores, que sí
deben estar atentos a estas posibles confusiones.
Por supuesto me quejé a la editorial sin que me dieran más
explicación ¡ah, se habrán confundido los editores!. Es evidente
que así ha sido, al tiempo que pensé que podría haber más de estos
fallos.
Lo malo es que he observado que hay otros errores posiblemente
menos disculpables. Utilización errónea de frases como la famosa
"hasta que no ocurra la cosa, o venga tal persona", por
ejemplo, cuando se quiere decir exactamente lo contrario: "No
estarás mejor hasta que no te tomes la medicina". ¡Pues vaya
solución si no la tomo y estoy mejor!. En fin un desastre de
edición y una falta de cuidado asombroso.
Y sería intolerable esto en todo tipo de libro, pero si encima te
ha costado un ojo de la cara, la cosa tiene aún menos pase. A veces
me dan ganas de encaminarme a la librería y devolver lo que he
comprado, acompañado de una severa nota de protesta.
No digamos nada de las traducciones. Yo no domino todos los
idiomas pero es que hay cosas que se notan a simple vista. Son
deficientes, usan giros extraños a la lengua castellana y palabras
importadas de otros idiomas sin recato alguno.
En resumen que, poco a poco, vamos consiguiendo entre unos y otros
que nuestro idioma cada vez se utilice de peor manera y sin que
parezca que a nadie le importe un comino.
Algunos se indignan de que se quiera normalizar el uso de catalán,
del euskara, del valenciano o el gallego. Pero no paran de emplear
toda clase de anglicismos en cuanto abran la boca. ¡Cuánta
estupidez!
Comentario de los lectores:
- Demasiados fallos para ser tan caros