Premios de Novela Ciudad de Torrevieja 2009 - 3
Premios de Novela Ciudad de Torrevieja 2009 - 3
El amigo Pergamino y cómo abrirle la cabeza
Érase una vez una botella de vino… no, mejor empiezo de otra
forma. El año anterior, antes de subir al bus que me llevaría a
Pachá, el encargado de llevarnos y traernos al hotel se tomó la
molestia de buscar para mí una botella de Rioja sabiendo que yo no
bebo alcohol y que tinto es lo único que bebo al menos una vez al
año (sí, justo la noche de Torrevieja). Pues héte aquí que cuando
me acerco a que me pongan el adhesivo que nos enganchan alrededor
de la muñeca para entrar a Pachá, justo antes de subir al bus,
reconozco a este hombre, y este hombre me reconoce inmediatamente a
mí. "Y si usted quiere otra botella de Rioja yo se la consigo
ahora mismo", dijo… ¡Palabras mágicas! En menos de cinco
minutos tenía una botella en mi manos que prometí repartir como el
año anterior para quienes preferían vino a otras bebidas. Aquella
botella llevaba el nombre de Pergamino.
Pero en esta ocasión -y aunque lo pensé- no pedí que me la
abrieran (la garganta dolía mucho para hablar, evitaba abrir la
boca, la verdad) así que cuando llegamos a Pachá nos encontramos
con que a Pergamino no había quien le abriera la cabeza. En barra
no tenían sacacorchos y en el guardarropa (no pregunteis cómo
fuimos tan tontos de preguntar allí, preguntaros cómo fue tan tonta la camarera de
enviarnos allí) tampoco, así que la botella se quedó inicialmente
solitaria y triste sobre la mesa (foto).
Hasta que llegaron "los hombres de las ideas". Después de varios
extraños intentos de sacar el corcho con un bolígrafo, Guillermo
empujó hacia abajo el corcho hasta encajarlo en el cuello de la
botella. Feliz como una perdiz fui a dejar caer ese rico líquido
riojano en el vaso pero… era un chorrito taaaaaaaaaan fino que no
había manera. Y ahí viene Juan Gómez-Jurado dispuesto a hacer de
héroe, pilla la botella, coge el boli y empieza a empujar con todas
sus fuerzas. Su mujer mirándole alucinada, yo dudando que lo
consiguiera y… ¡nos sorprendió! (ya se sabe el dicho, pequeño pero
matón). Hundió el corcho hasta abajo y así, al fin, pudimos beber
vino. Y después de tooooooooooooda esta odisea tan sólo quiso beber
un vasito Sergio Rossi así que nuestro amigo Pergamino quedó allí
casi lleno, pues yo tampoco estaba por la labor de bebérmela
solita.
No hubo mucho más. Sí puedo asegurar que cada vez que alguien me
veía comunicándome con boli y papel se descojonaba ¡pero qué iba a
hacer! Y también había algún que otro cotilla queriendo leer todo
lo escrito. Eso sí, mi querido amigo Juan es un indiscreto total,
si yo le escribía algo a él, después de leerlo se lo pasaba a
Katuxa y a Lucía, así que la mayoría de mis conversaciones con él
eran "a cuatro", jajaja. El muy jodío, ¡mira que si llego a poner
alguna burrada! El caso es que sí, creo que algunas de las cosas
que puse podían considerarse burradas… O.o
Hablando de Lucía y Katuxa... una fotito de ellas:
La música ese año en Pachá, para mi gusto, era un rollo y apenas
bailaban cuatro, pero hubo una canción que nos hizo bajar a todos a
la pista. ¡Gloria Gaynor con su "I will survive"! Si es que somos
unos carrozas, jajajaa. Puedo asegurar que algunos hicimos el
ridículo con mucho gusto, especialmente yo y el inigualable Sergio
Rossi que se empeña en moverse (porque él mismo reconoce que no
sabe bailar). De toda la noche aquel fue el mejor momento bailongo
porque nos animamos casi todos y, ya puestos, allí nos quedamos a
bailar unos y movernos otros. Yo no sé muy bien qué clase de música
nos ponían -no la reconocía- pero recuerdo que moví mucho las manos
en plan sevillanas. No sabía que esas cosas se ponían en las
discotecas, soy de la generación de la movida, lo mío es otro tipo
de música, pero en fin… que moví las manitas aquí y allá, en
círculos y tirabuzones, que para eso tengo sangre andaluza.
Y ya que estamos en Pachá, algunas fotos...
En esta imagen se aprecia la palidez de Manel... ¿quizás había
sido desangrado...
por este nuevo conde Drácula? ¡Es el Vlad de los zombis, Manel
Loureiro! ¿No me digais que no parece un vampiro?
Aquella noche alguien abrió la jaula de los locos y salió esto...
Últimas anécdotas (y algunas fotos
intercaladas)
Sé que de haber tenido voz habrían pasado más cosas locas, más que nada porque me meto en todos los fregados, pero como no estaba yo para muchas fiestas, a la vuelta me fui enseguida a la camita. Toni me despertó por el móvil desde la playa, aproveché para desayunar. Nana de Juan se sentó conmigo y con Manel, y nos contó una anécdota divertida sobre la visión de su madre de los libros (venga a regalar a todo el mundo ejemplares del libro de su hija hasta que un día Nana le llama la atención porque se los da siempre ella y sugiere "que vayan a comprar el libro a la librería"; respuesta de su madre: "¡Ah, ¿esto se paga?!" ¡¡¡GENIAL!!! ¡Un beso para su madre!)
Manel Gimeno y Pepa Cortell
La gente fue marchándose por turnos. Los que nos quedamos más
tiempo fuimos los de Valencia, los premiados (agentes y las
responsables de prensa), los gallegos, el escritor Esteban
Martín y señora -que iban por su cuenta en coche-, y
Nerea Riesco, que fue la más lista porque hacía un
tiempazo de verano digno de aprovechar (allí la gente se bañaba en
la playa mientras media España se inundaba con las lluvias) y ella
se quedaba en casa de una amiga.
En algún momento sospechamos que a Bertolín lo
raptaron los extraterrestres porque desde la noche anterior -y se
fue prontito a la cama- no sabíamos de él, y la verdad es que no
bajó hasta casi el momento de irnos. Pero falsa alarma, sólo dormía
plácidamente.
En la foto Tonillo / Toni Martínez e Ignasi.
Juan
Gómez-Jurado aprovechó muy bien aquella mañana para reirse de
mí todo lo que quiso y más (el muy jodío). Vamos, que se levantó
chistoso y lo pagué yo (te debo una, bueno… más, que cobro con
intereses, jajajaa). Pero jamás se irá de mi retina la imagen de su
vaso de leche y la pirámide de Cola-cao que dejó caer sobre ella, y
aquella tranquilidad cuando le dijeron que tenía que subir porque
el avión se iba, y él comentó mientras removía el desayuno:
"que espere, el avión no se va sin nosotros". Qué mamón, y
así fue, claro. Le dio tiempo a beberse su Cola-cao y, cómo no,
tuvo más tiempo también para meterse conmigo, jajaaaa. ¡Si llego a
tener voz se iba a enterar!
Por cierto, dije que había tenido un primer lapsus nada más
empezar esta crónica… que casi pierdo el tren porque creía que el
evento era al día siguiente. Pues hubo otro que muchas mujeres no
se hubieran perdonado pero que yo me quedé igual que estaba. Tras
salir de la duchita y vestirme toda de lila, con mi colgantito
hippy, mis botas y mis dos coletitas, bajé, me puse a hablar con
Manel y de pronto dije: "¡Ostras, que no me he pintado!". Gracias
al cielo Manel me echó un piropo de esos que saben echar los amigos
y me quedé tan tranquila. Blanca como un zombi y con los pantalones
cayéndoseme acudí, esa noche, tan feliz como una perdiz a los
premios de Torrevieja.
Y con este nuevo lapsus dejo la crónica porque contaros el rollo de la vuelta teniendo en cuenta que mi garganta estaba al rojo vivo, no vale la pena (pero ojalá jamás olvide las conversaciones que tuvimos -tuvieron más bien, yo no podía hablar- en el desayuno porque fueron hilarantes (los culpables de estos descojonos desestresantes fueron Toni Martínez, Virginia Vivó, Eva Montesinos e Ignasi) aunque advierto a los cotillas que no, no criticábamos a nadie, es que los valencianos montan la fiesta allá donde van, y ellos no podían ser menos.
¡Un beso a todos y hasta el año que viene si P&J quiere!
(En la última parte de la crónica, los PROTAGONISTAS. Los
GANADORES de los premios. Menú lateral derecho)
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