Anika entre libros

Crónica Especial del VI Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 4

Anika Lillo, octubre 2007


Jose Carlos Somoza, Enrique de Vicente y a mover el esqueleto

Entré en el salón donde bailaban todos pero me consideré una absoluta negada para el baile, y como no quería beber nada que me diera dolor de estómago, ni siquiera me regalé un poquito de vino para alegrarme la noche. Me dediqué a observar. ¡Y ya te digo si bailaban!
- Manel, me salgo fuera a fumarme un cigarro.
- Vale.

Y al salir pasé por delante de José Carlos Somoza, siempre acompañado, que me saludó al verme. Yo no sé si aún estaba medio dormida o qué pero llegué a tener la duda de si era él o no. La verdad es que empiezo a necesitar gafas, vaya por Dios… Me estaba fumando mi cigarro cuando pasó Enrique de Vicente por mi lado, se giró un momento, me vio y casi se estampa contra un arbolito. Hombre, lo que se dice estamparse… no se estampó, pero al girar la cara las ramitas sí que le dieron en todo el careto. Lo siguiente fue un escalón así que fue un milagro que no se diera de bruces contra el suelo. Pensé ¿me habría reconocido del hotel cuando iba en bermudas o simplemente miró por curiosidad? Aún tenía que conocerle, recordad que estaba deseando acercarme a él pero me imponía bastante, sobre todo porque al menos en un par de ocasiones le había escrito y jamás había obtenido respuesta. Y mientras estaba allí fumándome mi cigarro se me ocurrió algo. Enfrente tenía todo el rato a José Carlos Somoza charlando -o no- con alguien, siempre acompañado. Aún no le había felicitado personalmente y quería hacerlo, pero como no me fiaba de mi vista en aquel momento decidí preguntar a Carlos Morenilla si era él. Lo era. Y debía fijarme en la corbata tan elegante y curiosa que llevaba pues simbolizaba una página de periódico de economía. Eso me dijeron (hecho que constaté).
- ¿Es él entonces?
- Sí.
- Pues me voy a hablar con él.

Me giré rauda y me dirigí a él. Conforme me acerqué me tranquilicé. Ni estoy tan cegata ni me habían tomado el pelo ¡gracias a Dios!. Fue entonces cuando le felicité por el premio y charlamos un poquito. Me insistió en que el "Libro-Recuerdo" era de lo mejor y más bonito que había visto en años (recordad que él participó en este espacio) y le dije que el suyo, al final, se había quedado corto comparado con los demás. Llegó una mujer que estuvo toda la noche con él (mis disculpas, al no presentarnos no sé exactamente quién era, pero me consta que navega por la red [nota de varios años más tarde: ¡era su mujer!]) y se unió a la conversación. Conocía muy bien mi revista e incluso los foros. Mencionó que le encantaba la foto de "Anika se pone seria" (6). De nuevo tuve la oportunidad de sentirme muy bien, contenta y feliz de escuchar que había gente que alababa mi labor desinteresada por el mundo de la cultura.

(6) En esta foto estoy con el escritor y amigo Marc Pastor (a la izquierda) y otro amigo común, Santiago Aparisi o Jesse_Custer, según se prefiera, colaborador con críticas de cine en "Anika Cine Magazine". La puse de avatar en el foro pero como algún día la cambiaré la añadiré aquí para que se sepa de qué hablábamos. La idea de la foto fue mía en un encuentro entre amigos que hicimos en Valencia.

 

Anikaforo

Entonces le sugerí a José Carlos Somoza la idea que se me había ocurrido mientras me fumaba el cigarro: un saludo a los lectores de Anika Entre Libros. Y ése es el archivo que habéis estado viendo en portada y que aquí añado también por ser el lugar que le corresponde. He de advertir, creo que es el momento oportuno, que no tengo programa para "cortar" mi voz y poner sólo su parte, y por eso señalaba lo de mi torpeza con la grabadora, porque encima no encontraba ni por dónde se apagaba. Era la segunda vez que la usaba. La primera fue con la entrevista a Clara Tahoces y de eso ya hacía mucho.

Para escuchar el mp3 pulsar sobre la imagen

Jcsomozaaudio2



Debimos alejarnos del lugar porque la música surgía atronadora del local, así que llegamos hasta una mesa de ping-pong al lado de la piscina, y allí hicimos la grabación. Después charlamos acerca de lo que suponía que una novela como la suya hubiera ganado el premio. Ciencia Ficción y Fantasía desbancando a la Novela Histórica tan de moda estos últimos años.

- Creo que vas a ayudar a escritores que ahora mismo están publicando para un número de gente más limitada o en editoriales más pequeñas porque se le dará más importancia al género.

- Sí -me confirmó. Y como no pienso poner en su boca palabras que no son suyas, os resumiré lo que me dijo y no lo pondré detrás del guioncito a modo de diálogo: Efectivamente él también creía que podía ser positivo, que había mucha y muy buena literatura fantástica en España particularmente y que no se conocía. Le hablé de David Mateo, que tuvo que cambiarse el nombre a Tobias Grumm para que pareciera más "aceptable" (los españoles, a veces, somos muy dados a leer más lo extranjero que lo español) por tratar el género fantástico, León Arsenal, Santiago Eximeno… Y él añadió "también Javier Negrete", si no recuerdo mal. Creo que salieron más nombres, los que nos salieron en aquel momento, pero sólo digo los que mejor recuerdo. La verdad, la conversación fue tan natural que no se me ocurrió grabarla.

Entonces me contó algo más. Tenía relación con el cambio de nombre de David Mateo/Tobias Grumm y la poca aceptación de los españoles por la literatura fantástica de sus paisanos. Cuando estuvo en la Semana Negra de Gijón, conoció a Angel Torres (VER NOTA), un auténtico pionero en la literatura fantástica que firmaba sus libros como Alex Towers. Sin duda, es importante que José Carlos Somoza haya ganado este premio, porque la Literatura Fantástica a la que -al menos en Anika Entre Libros- estamos dando importancia, aún cobrará más, pero esta vez entre los lectores.

NOTA: En un primer momento puse David Torres que firmaba como David Towers porque José Carlos no recordaba bien el nombre y yo desconocía a este autor, quizás incluso dijera Angel Torres pero yo no estaba grabando la conversación (con razón buscando en internet no lo encontré. El gazapo lo ha descubierto Rafa Marín, y le doy las gracias tanto a él como a David Mateo por aclarar el asunto) Angel Torres Quesada fue uno de los decanos de la ciencia ficción en nuestro país, firmaba como Alex Towers y son suyas las obras "El orden estelar", "La trilogía de las islas...".

- ¡Hombre, estás aquí!
Cuando me giré vi a Manel que había llegado hasta nosotros.
- ¡Vaya cigarro más largo! - me dijo. Y tenía razón. Desde que le dije que me salía afuera a fumarme un cigarro hasta aquel momento ya había pasado mucho tiempo. Decidimos acercarnos de nuevo hacia la terraza y seguir con la noche. La noche siempre es larga, todo lo que uno quiera. Yo no tenía intención de acostarme muy tarde pero una cosa son las intenciones y otra… como salga la noche.

Manel y yo dimos un rodeo charlando y entramos por la parte final de la terraza. Al hacerlo así resultó que la próxima persona con la que iba a encontrarme de cara era nada más y nada menos que Enrique de Vicente. Él se levantó de su asiento, estaba de espaldas a mí, y casi tropezamos, así que aprovechando que se giró y me miró volví a las andadas:
- ¿Enrique de Vicente?
- Sí.
- No sé si me conocerás.
- Prueba a ver.
- Bueno, puede que me conozcas como Anika o como Kruela. (7)
- ¡Hombreeee, claro que te conozco! Navego muy poco pero cuando lo hago siempre acabo en tu web.
¿Alguien se puede imaginar la alegría que esto me produjo? (dejadme gritar: ¡jaaaaaaaaaaar!)

Enrique de Vicente resultó ser un tipo de lo más cordial, y fue el único que me convenció de que tenía que bailar porque era bueno para los dolores de espalda. Le conté lo de que lo habíamos visto en bermudas y confesó que, efectivamente, iba a la playa a hacer ejercicio, bañarse, nadar… Precisamente hablando de ejercicio me dijo que bailar era una buena terapia porque movíamos todos los músculos, así que al final hasta yo acabé bailando.

(7) Enrique de Vicente dirige la revista Año Cero. Hace unos meses descubrí que en un reportaje de esta revista sobre los misterios de Terrasa… aparecía nombrada mi web ¡¡¡pero de cine!!! debido a que la actriz Montse Mostaza había sido entrevistada para Anika Cine Magazine y ahí comentaba algo que tenía que ver con el rodaje y el hospital de Terrasa.

No pienso contaros cómo bailan los demás, ni si bebieron o no, ni de si hubo karaoke (bueno, no, no lo hubo)… en fin… tan sólo os diré que allí todo quisqui movía el esqueleto y que vi dos cosas sorprendentes: pusieron una canción de Raphael y apareció uno del medio cantando y gesticulando exactamente igual que el cantante, tomándose medio escenario para su recorrido y matándonos de risa. Se sabía la canción de memoria y fue muy divertido. Lo otro es que vi a un tipo haciendo la voltereta lateral. Lo juro. (No, no eran famosos)

Un par de fotos de esa noche (Manel y Anika). Gracias Teresa.

 

Manel -noche

Anika -manel -noche

Tampoco pienso contaros cómo acabó la noche, baste decir que estábamos de fiesta, que poco a poco la gente fue marchándose, que por respeto a los clientes del hotel se terminó con la música, que quedamos algunos charlando fuera (de nuevo tuve una conversación con Nerea Riesco donde el tema número uno fue su pelo y el número dos, que la gente que estaba conociendo después de haberse escrito por internet le resultaba exactamente igual en persona), que Bertolín apareció en escena con nosotros y me divertí más, que la noche se alargaba ¡¡que se hacían las cinco de la madrugada y había que levantarse temprano!!.

 


Las fotos de la comida y... carne o pescado

Me salto el desayuno, más que nada porque poco puede interesaros qué desayunamos. En todo caso se acercaba la fase final: comida y vuelta a casa, y en la comida tuve el acierto de llevarme -por si acaso decidía serme fiel- mi cámara vieja. Hice una panorámica después de ducharme desde mi balcón y al ver que funcionaba, la metí en el bolso rezando para que no me dejara colgada otra vez. (8)

(8) Como dije antes mi cámara no es tan vieja, lo que pasa es que se funde las pilas a pasos agigantados. Este mismo verano utilicé ocho pilas recargables y bien cargadas y sólo conseguí sacar siete u ocho fotos. La llevé por instinto, supongo, y curiosamente no tuve que cambiarle las pilas y no me falló.

Foto panorámica. En esa terraza con mesas y sillas fue donde tropecé la noche anterior con Enrique de Vicente y pude conocerle al fin. Por cierto... a ver quién encuentra a Fernando Marías en la foto :)

 

Panoramica

Por la mañana hubo entrevistas a José Carlos Somoza y Juan Cobos Wilkins. Yo ya había quedado con José Carlos Somoza en entrevistarlo con la publicación del libro, y pretendíamos que fuera igual con Juan Cobos Wilkins (9), pues en el resto de periódicos seguramente oiríamos casi las mismas palabras y las entrevistas que hacemos en Anika Entre Libros nos parecen más intensas, de modo que no quería cambiar el método.

(9) Curiosamente el nombre de Juan Cobos Wilkins lo conocí cuando en Anika Cine Magazine hicimos una entrevista a Antonio Cuadri, director de "El corazón de la tierra", basada en la novela de Cobos Wilkins.

La comida -muy sabrosa- fue en el hotel Masa Internacional. Allí las mesas estaban distribuidas sin nombre a excepción de la que estaba reservada a ganador, finalista, etc… Por ejemplo junto a José Carlos Somoza estaba Riccardo Caballero (juntos en la foto de abajo). Yo soy muy despistada, y como estaban de charla y la mesa era tan enormemente redonda, no alcanzaba a saber cómo llamar su atención, así que bajé la cabeza, vi a dos chicos sentados allí y les pregunté el nombre del que resultó ser el Consejero Delegado de Random House Mondadori, un tipo enorme, elegante y sonriente (aunque le guste salir serio en las fotos)

Jose Carlos Somoza y Riccardo Caballero

Somoza -caballero


Como dije, no estoy muy puesta en las caras de los escritores, si no más bien en sus libros -o no, dependiendo de qué libros o autores sean-, el caso es que durante un tiempo vi a un señor grandote charlando con una mujer sentados en una mesa solitaria. Era al principio de nuestra entrada al restaurante donde íbamos a comer. Cuando me enteré de que mi cámara funcionaba empecé a preguntar, y mira por donde aquel señor era Jorge Bucay, así que me fui directa a hacerle la foto que veréis a continuación. Debo decir que no le reconocí porque mi mesa durante la cena de la noche anterior estaba bastante alejada del escenario donde él dio su charla.

Jorge Bucay en su mesa

Jorgebucay

Me pasó algo parecido con otro escritor. Llevaba mucho rato viéndole sentado con una mujer a cada lado. Lucía una melena espesa y blanca, igual de clara que su barba y bigote. Me resultaba extraño, particular, pero no me sonaba de nada. Al rato Manel me preguntó:

-  ¿No vas a hacerle una foto a Valerio Massimo Manfredi?

Con ojos como platos (ahí sí se me verían los ojos), respondí con otra pregunta:
- ¿Está aquí?
Y vaya por Dios… era el señor del pelo blanco. ¡Por supuesto que hubo foto! Es más, yo procuro hacer casi siempre dos fotos por si una sale mal. Y aquí está el mejor resultado.

Valerio Massimo Manfredi

Manfredi


Una de las personas que fui buscando desesperadamente era al escritor José Calvo Poyato así como a Juan Cobos Wilkins. Bueno, pues ni al uno ni al otro (éramos muchos, la verdad). Creo que fue con José Calvo Poyato, al que sabía amigo de Toti Martínez de Lezea y me apetecía mucho conocerle en persona, con quien ocurrió otra anécdota. Fausto dijo que él sabía quién era y que lo acababa de ver. Pasó algo parecido a lo de Nerea Riesco, y fue más o menos así:

- ¿Ves aquella señora de rojo?
(yo veía un camarero)
- ¿Ves la ventana de enfrente, justo en línea recta?
(Yo seguía viendo al camarero)
- Espera que te acompaño
(Ahora ya había dos camareros en el punto de mira)
Por el camino surgió la oportunidad de hacer la foto de José Carlos Somoza que he mencionado antes, y para cuando me volví, Fausto me dijo:
- Lo he perdido. No lo encuentro.
Así me quedé con las ganas de ver, conocer y saludar a José Calvo Poyato. Y más o menos igual me ocurrió con el finalista, Juan Cobos Wilkins. No estaban en mi punto de mira (seguro que en el de los camareros sí... grrrrr)

Aunque por suerte el compañero Gonzalo Gayo me ha prestado esta foto que le hizo justo en la comida (gracias de nuevo):

Coboswilkins

Pero no todos los camareros se meten en medio y son malos malísmos… Cuando nos traían la comida, hubo un plato basado en pescado. Los primeros que comenzaron a comerlo dijeron que estaba muy bueno pero allí había tres Chés disconformes: Fausto, Toni y yo. ¡Queríamos carne!. Y tuvimos carne, unos enormes platos de carne y acompañamiento que casi rebosaban. Lo mío fue cabrito, y hubo algunas burlas al respecto. Mi agradecimiento al camarero y al encargado de cocina que no sólo nos sugirió qué podíamos comer si no que además se dio tanta prisa como pudo (a pesar de eso, todos habían terminado cuando empezamos nosotros).

No me dediqué a ser paparazzi si no a fotografiar alguna que otra persona o mesa, siempre con el consentimiento de ellos, y desde luego todos estábamos muy cómodos. Fue una gran experiencia y, para Manel y para mí, aún lo fue más, porque entre otras cosas estábamos conociendo en persona a gente que conocíamos, hasta la fecha, sólo por e-mail. De ahí el hecho de que conocer a gente de la talla como Fernando Marías fuese, para mí, algo tan especial. Por poco tiempo que compartiera con él, en mi memoria nunca se borrará.

Por cierto que también volví a ver a Nerea Riesco y nos hicimos otras fotos, esta vez con mi cámara.

Pongo aquí una de ellas (más en la última página):

Nerea -anika

Y algunas más correspondientes a los invitados: En esta Andreu Carranza a la izquierda. A la derecha Manuel Giménez con Enrique de Vicente a su lado.

Mesa


Aquí mi mesa con la visita de Onofre Valldecabres y Fausto haciendo de las suyas.

Mesa -con -onofre


Mi mesa casi al completo. Al hacer yo la foto, no salgo. A la izquierda Carlos Morenilla, Manel y detrás de ellos Toni y Fausto. A la derecha J. R. Bertolín, Gonzalo Gayo y detrás Laura y la cabeza de su compa.

Mimesa

Está prácticamente borroso en mi cabeza cómo fueron las despedidas dado que los que volvíamos a Valencia lo hacíamos en el Euromed y, bastante más tarde, los que volvían a Barcelona lo harían en avión.

(Seguir en la página 5, menú lateral derecho)

 

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