Crónica Especial del VI Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 4
Jose Carlos Somoza, Enrique de Vicente y a mover el
esqueleto
Entré en el salón donde bailaban todos pero me consideré una
absoluta negada para el baile, y como no quería beber nada que me
diera dolor de estómago, ni siquiera me regalé un poquito de vino
para alegrarme la noche. Me dediqué a observar. ¡Y ya te digo si
bailaban!
- Manel, me salgo fuera a fumarme un cigarro.
- Vale.
Y al salir pasé por delante de José Carlos Somoza, siempre
acompañado, que me saludó al verme. Yo no sé si aún estaba medio
dormida o qué pero llegué a tener la duda de si era él o no. La
verdad es que empiezo a necesitar gafas, vaya por Dios… Me estaba
fumando mi cigarro cuando pasó Enrique de Vicente por mi lado, se
giró un momento, me vio y casi se estampa contra un arbolito.
Hombre, lo que se dice estamparse… no se estampó, pero al girar la
cara las ramitas sí que le dieron en todo el careto. Lo siguiente
fue un escalón así que fue un milagro que no se diera de bruces
contra el suelo. Pensé ¿me habría reconocido del hotel cuando iba
en bermudas o simplemente miró por curiosidad? Aún tenía que
conocerle, recordad que estaba deseando acercarme a él pero me
imponía bastante, sobre todo porque al menos en un par de ocasiones
le había escrito y jamás había obtenido respuesta. Y mientras
estaba allí fumándome mi cigarro se me ocurrió algo. Enfrente tenía
todo el rato a José Carlos Somoza charlando -o no- con alguien,
siempre acompañado. Aún no le había felicitado personalmente y
quería hacerlo, pero como no me fiaba de mi vista en aquel momento
decidí preguntar a Carlos Morenilla si era él. Lo era. Y debía
fijarme en la corbata tan elegante y curiosa que llevaba pues
simbolizaba una página de periódico de economía. Eso me dijeron
(hecho que constaté).
- ¿Es él entonces?
- Sí.
- Pues me voy a hablar con él.
Me giré rauda y me dirigí a él. Conforme me acerqué me
tranquilicé. Ni estoy tan cegata ni me habían tomado el pelo
¡gracias a Dios!. Fue entonces cuando le felicité por el premio y
charlamos un poquito. Me insistió en que el "Libro-Recuerdo" era de lo mejor y más
bonito que había visto en años (recordad que él participó en este
espacio) y le dije que el suyo, al final, se había quedado corto
comparado con los demás. Llegó una mujer que estuvo toda la noche
con él (mis disculpas, al no presentarnos no sé exactamente quién
era, pero me consta que navega por la red [nota de varios años más tarde: ¡era su
mujer!]) y se unió a la conversación. Conocía muy bien mi
revista e incluso los foros. Mencionó que le encantaba la foto de
"Anika se pone seria" (6). De
nuevo tuve la oportunidad de sentirme muy bien, contenta y feliz de
escuchar que había gente que alababa mi labor desinteresada por el
mundo de la cultura.
(6) En esta foto estoy con el
escritor y amigo Marc Pastor (a la izquierda) y otro amigo
común, Santiago Aparisi o Jesse_Custer, según se prefiera,
colaborador con críticas de cine en "Anika Cine Magazine". La puse
de avatar en el foro pero como algún día la cambiaré la añadiré
aquí para que se sepa de qué hablábamos. La idea de la foto fue mía
en un encuentro entre amigos que hicimos en Valencia.
Entonces le sugerí a José Carlos Somoza la idea que se me había
ocurrido mientras me fumaba el cigarro: un saludo a los lectores de
Anika Entre Libros. Y ése es el archivo que habéis estado viendo en
portada y que aquí añado también por ser el lugar que le
corresponde. He de advertir, creo que es el momento oportuno, que
no tengo programa para "cortar" mi voz y poner sólo su parte, y por
eso señalaba lo de mi torpeza con la grabadora, porque encima no
encontraba ni por dónde se apagaba. Era la segunda vez que la
usaba. La primera fue con la entrevista a Clara Tahoces y de eso ya
hacía mucho.
Para escuchar el mp3 pulsar sobre la imagen
Debimos alejarnos del lugar porque la música surgía atronadora del
local, así que llegamos hasta una mesa de ping-pong al lado de la
piscina, y allí hicimos la grabación. Después charlamos acerca de
lo que suponía que una novela como la suya hubiera ganado el
premio. Ciencia Ficción y Fantasía desbancando a la Novela
Histórica tan de moda estos últimos años.
- Creo que vas a ayudar a escritores que ahora mismo están
publicando para un número de gente más limitada o en editoriales
más pequeñas porque se le dará más importancia al género.
- Sí -me confirmó. Y como no pienso poner en su boca palabras que
no son suyas, os resumiré lo que me dijo y no lo pondré detrás del
guioncito a modo de diálogo: Efectivamente él también creía que
podía ser positivo, que había mucha y muy buena literatura
fantástica en España particularmente y que no se conocía. Le hablé
de David Mateo, que tuvo que cambiarse el nombre a Tobias Grumm
para que pareciera más "aceptable" (los españoles, a veces, somos
muy dados a leer más lo extranjero que lo español) por tratar el
género fantástico, León Arsenal, Santiago Eximeno… Y él añadió
"también Javier Negrete", si no recuerdo mal. Creo que salieron más
nombres, los que nos salieron en aquel momento, pero sólo digo los
que mejor recuerdo. La verdad, la conversación fue tan natural que
no se me ocurrió grabarla.
Entonces me contó algo más. Tenía relación con el cambio de nombre
de David Mateo/Tobias Grumm y la poca aceptación de los españoles
por la literatura fantástica de sus paisanos. Cuando estuvo en la
Semana Negra de Gijón, conoció a Angel Torres (VER NOTA), un auténtico pionero en
la literatura fantástica que firmaba sus libros como Alex Towers.
Sin duda, es importante que José Carlos Somoza haya ganado este
premio, porque la Literatura Fantástica a la que -al menos en Anika
Entre Libros- estamos dando importancia, aún cobrará más, pero esta
vez entre los lectores.
NOTA: En un primer momento puse
David Torres que firmaba como David Towers porque José Carlos no
recordaba bien el nombre y yo desconocía a este autor, quizás
incluso dijera Angel Torres pero yo no estaba grabando la
conversación (con razón buscando en internet no lo encontré. El
gazapo lo ha descubierto Rafa Marín, y le doy las gracias tanto a
él como a David Mateo por aclarar el asunto) Angel Torres Quesada
fue uno de los decanos de la ciencia ficción en nuestro país,
firmaba como Alex Towers y son suyas las obras "El orden estelar",
"La trilogía de las islas...".
- ¡Hombre, estás aquí!
Cuando me giré vi a Manel que había llegado hasta nosotros.
- ¡Vaya cigarro más largo! - me dijo. Y tenía razón. Desde que le
dije que me salía afuera a fumarme un cigarro hasta aquel momento
ya había pasado mucho tiempo. Decidimos acercarnos de nuevo hacia
la terraza y seguir con la noche. La noche siempre es larga, todo
lo que uno quiera. Yo no tenía intención de acostarme muy tarde
pero una cosa son las intenciones y otra… como salga la
noche.
Manel y yo dimos un rodeo charlando y entramos por la parte final
de la terraza. Al hacerlo así resultó que la próxima persona con la
que iba a encontrarme de cara era nada más y nada menos que Enrique de
Vicente. Él se levantó de su asiento, estaba de espaldas a mí,
y casi tropezamos, así que aprovechando que se giró y me miró volví
a las andadas:
- ¿Enrique de Vicente?
- Sí.
- No sé si me conocerás.
- Prueba a ver.
- Bueno, puede que me conozcas como Anika o como Kruela. (7)
- ¡Hombreeee, claro que te conozco! Navego muy poco pero cuando lo
hago siempre acabo en tu web.
¿Alguien se puede imaginar la alegría que esto me produjo?
(dejadme gritar: ¡jaaaaaaaaaaar!)
Enrique de Vicente resultó ser un tipo de lo más cordial, y fue el
único que me convenció de que tenía que bailar porque era bueno
para los dolores de espalda. Le conté lo de que lo habíamos visto
en bermudas y confesó que, efectivamente, iba a la playa a hacer
ejercicio, bañarse, nadar… Precisamente hablando de ejercicio me
dijo que bailar era una buena terapia porque movíamos todos los
músculos, así que al final hasta yo acabé bailando.
(7) Enrique de Vicente dirige la
revista Año Cero. Hace unos meses descubrí que en un reportaje de
esta revista sobre los misterios de Terrasa… aparecía nombrada mi
web ¡¡¡pero de cine!!! debido a que la actriz Montse Mostaza había
sido entrevistada para Anika Cine Magazine y ahí comentaba algo que
tenía que ver con el rodaje y el hospital de Terrasa.
No pienso contaros cómo bailan los demás, ni si bebieron o no, ni
de si hubo karaoke (bueno, no, no lo hubo)… en fin… tan sólo os
diré que allí todo quisqui movía el esqueleto y que vi dos cosas
sorprendentes: pusieron una canción de Raphael y apareció uno del
medio cantando y gesticulando exactamente igual que el cantante,
tomándose medio escenario para su recorrido y matándonos de risa.
Se sabía la canción de memoria y fue muy divertido. Lo otro es que
vi a un tipo haciendo la voltereta lateral. Lo juro. (No, no eran
famosos)
Un par de fotos de esa noche (Manel y Anika). Gracias Teresa.
Tampoco pienso contaros cómo acabó la noche, baste decir que
estábamos de fiesta, que poco a poco la gente fue marchándose, que
por respeto a los clientes del hotel se terminó con la música, que
quedamos algunos charlando fuera (de nuevo tuve una conversación
con Nerea Riesco donde el tema número uno fue su pelo y el número
dos, que la gente que estaba conociendo después de haberse escrito
por internet le resultaba exactamente igual en persona), que
Bertolín apareció en escena con nosotros y me divertí más, que la
noche se alargaba ¡¡que se hacían las cinco de la madrugada y había
que levantarse temprano!!.
Las fotos de la comida y... carne o pescado
Me salto el desayuno, más que nada porque poco puede interesaros
qué desayunamos. En todo caso se acercaba la fase final: comida y
vuelta a casa, y en la comida tuve el acierto de llevarme -por si
acaso decidía serme fiel- mi cámara vieja. Hice una panorámica
después de ducharme desde mi balcón y al ver que funcionaba, la
metí en el bolso rezando para que no me dejara colgada otra vez.
(8)
(8) Como dije antes mi cámara no es
tan vieja, lo que pasa es que se funde las pilas a pasos
agigantados. Este mismo verano utilicé ocho pilas recargables y
bien cargadas y sólo conseguí sacar siete u ocho fotos. La llevé
por instinto, supongo, y curiosamente no tuve que cambiarle las
pilas y no me falló.
Foto panorámica. En esa terraza con mesas y sillas fue donde
tropecé la noche anterior con Enrique de Vicente y pude conocerle
al fin. Por cierto... a ver quién encuentra a Fernando Marías en la
foto :)
Por la mañana hubo entrevistas a José Carlos Somoza y Juan Cobos
Wilkins. Yo ya había quedado con José Carlos Somoza en
entrevistarlo con la publicación del libro, y pretendíamos que
fuera igual con Juan Cobos Wilkins (9), pues en el resto de periódicos
seguramente oiríamos casi las mismas palabras y las entrevistas que
hacemos en Anika Entre Libros nos parecen más intensas, de modo que
no quería cambiar el método.
(9) Curiosamente el nombre de Juan
Cobos Wilkins lo conocí cuando en Anika Cine Magazine hicimos una
entrevista a Antonio Cuadri, director de "El corazón de la tierra",
basada en la novela de Cobos Wilkins.
La comida -muy sabrosa- fue en el hotel Masa Internacional. Allí
las mesas estaban distribuidas sin nombre a excepción de la que
estaba reservada a ganador, finalista, etc… Por ejemplo junto a
José Carlos Somoza estaba Riccardo Caballero (juntos en la foto de
abajo). Yo soy muy despistada, y como estaban de charla y la mesa
era tan enormemente redonda, no alcanzaba a saber cómo llamar su
atención, así que bajé la cabeza, vi a dos chicos sentados allí y
les pregunté el nombre del que resultó ser el Consejero Delegado de
Random House Mondadori, un tipo enorme, elegante y sonriente
(aunque le guste salir serio en las fotos)
Jose Carlos Somoza y Riccardo Caballero
Como dije, no estoy muy puesta en las caras de los escritores, si
no más bien en sus libros -o no, dependiendo de qué libros o
autores sean-, el caso es que durante un tiempo vi a un señor
grandote charlando con una mujer sentados en una mesa solitaria.
Era al principio de nuestra entrada al restaurante donde íbamos a
comer. Cuando me enteré de que mi cámara funcionaba empecé a
preguntar, y mira por donde aquel señor era Jorge Bucay, así
que me fui directa a hacerle la foto que veréis a continuación.
Debo decir que no le reconocí porque mi mesa durante la cena de la
noche anterior estaba bastante alejada del escenario donde él dio
su charla.
Jorge Bucay en su mesa
Me pasó algo parecido con otro escritor. Llevaba mucho rato viéndole sentado con una mujer a cada lado. Lucía una melena espesa y blanca, igual de clara que su barba y bigote. Me resultaba extraño, particular, pero no me sonaba de nada. Al rato Manel me preguntó:
- ¿No vas a hacerle una foto a Valerio Massimo Manfredi?
Con ojos como platos (ahí sí se me verían los ojos), respondí
con otra pregunta:
- ¿Está aquí?
Y vaya por Dios… era el señor del pelo blanco. ¡Por supuesto que
hubo foto! Es más, yo procuro hacer casi siempre dos fotos por si
una sale mal. Y aquí está el mejor resultado.
Valerio Massimo Manfredi
Una de las personas que fui buscando desesperadamente era al
escritor José
Calvo Poyato así como a Juan Cobos Wilkins. Bueno, pues ni al
uno ni al otro (éramos muchos, la verdad). Creo que fue con José
Calvo Poyato, al que sabía amigo de Toti Martínez de Lezea y me
apetecía mucho conocerle en persona, con quien ocurrió otra
anécdota. Fausto dijo que él sabía quién era y que lo acababa de
ver. Pasó algo parecido a lo de Nerea Riesco, y fue más o menos
así:
- ¿Ves aquella señora de rojo?
(yo veía un camarero)
- ¿Ves la ventana de enfrente, justo en línea recta?
(Yo seguía viendo al camarero)
- Espera que te acompaño
(Ahora ya había dos camareros en el punto de mira)
Por el camino surgió la oportunidad de hacer la foto de José
Carlos Somoza que he mencionado antes, y para cuando me volví,
Fausto me dijo:
- Lo he perdido. No lo encuentro.
Así me quedé con las ganas de ver, conocer y saludar a José Calvo
Poyato. Y más o menos igual me ocurrió con el finalista, Juan Cobos
Wilkins. No estaban en mi punto de mira (seguro que en el de los
camareros sí... grrrrr)
Aunque por suerte el compañero Gonzalo Gayo me ha prestado esta
foto que le hizo justo en la comida (gracias de nuevo):
Pero no todos los camareros se meten en medio y son malos
malísmos… Cuando nos traían la comida, hubo un plato basado en
pescado. Los primeros que comenzaron a comerlo dijeron que estaba
muy bueno pero allí había tres Chés disconformes: Fausto,
Toni y yo. ¡Queríamos carne!. Y tuvimos carne, unos
enormes platos de carne y acompañamiento que casi rebosaban. Lo mío
fue cabrito, y hubo algunas burlas al respecto. Mi agradecimiento
al camarero y al encargado de cocina que no sólo nos sugirió qué
podíamos comer si no que además se dio tanta prisa como pudo (a
pesar de eso, todos habían terminado cuando empezamos
nosotros).
No me dediqué a ser paparazzi si no a fotografiar alguna que otra
persona o mesa, siempre con el consentimiento de ellos, y desde
luego todos estábamos muy cómodos. Fue una gran experiencia y, para
Manel y para mí, aún lo fue más, porque entre otras cosas estábamos
conociendo en persona a gente que conocíamos, hasta la fecha, sólo
por e-mail. De ahí el hecho de que conocer a gente de la talla como
Fernando Marías fuese, para mí, algo tan especial. Por poco tiempo
que compartiera con él, en mi memoria nunca se borrará.
Por cierto que también volví a ver a Nerea Riesco y nos hicimos otras fotos,
esta vez con mi cámara.
Pongo aquí una de ellas (más en la última página):
Y algunas más correspondientes a los invitados: En esta Andreu Carranza a la izquierda. A la derecha Manuel Giménez con Enrique de Vicente a su lado.
Aquí mi mesa con la visita de Onofre Valldecabres y Fausto
haciendo de las suyas.
Mi mesa casi al completo. Al hacer yo la foto, no salgo. A la
izquierda Carlos Morenilla, Manel y detrás de ellos Toni y Fausto.
A la derecha J. R. Bertolín, Gonzalo Gayo y detrás Laura y la
cabeza de su compa.
Está prácticamente borroso en mi cabeza cómo fueron las
despedidas dado que los que volvíamos a Valencia lo hacíamos en el
Euromed y, bastante más tarde, los que volvían a Barcelona lo
harían en avión.
(Seguir en la página 5, menú lateral derecho)
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