Anika entre libros

Crónica Especial del VI Premio de Novela Ciudad de Torrevieja 3

Anika Lillo, octubre 2007

 

Conociendo a los escritores en persona, y las fotos de los premios

Comer no era -al menos para mí- lo más importante de la cena. En aquellos momentos empezó a dolerme la barriga, algo que con la noche se fue acentuando, de modo que preferí disfrutar de la compañía y de los descubrimientos. En una de las visitas Manel-Anika, descubrí que estaba Fernando Marías ¡¡¡¡Fernando Marías!!!! Dios, quería verlo, pero ya, YA, ¡YA!

Manel me acompañó hasta él, me hacía una ilusión tremenda conocerle, y cuando fui a saludarle no esperaba que sólo con decirle que era Anika me reconociera con tanta rapidez y se levantara inmediatamente para saludarme. Por supuesto me fui de allí con foto porque si no me llego a hacer una fotografía con Fernando Marías a mí me da un patatús. Lo vi altísimo y muy delgado. ¡Más atractivo que en las fotos, por Dios! Casi no lo reconocí porque lo había visto sólo en fotografías que no le hacen justicia. Ni siquiera la que nos hizo Manel.

 

Fernandomarias -anika

Fue el mismo Fernando Marías quien me dijo:

- Ahí está José Carlos Somoza ¿no quieres saludarlo?

Estaba en su misma mesa, yo le daba la espalda. Al girarme me volvió a pasar lo que me ocurre con las fotos, que no les reconozco a la primera porque me falla algo. José Carlos se había cortado el pelo y le faltaba el mechón largo que luce en mi web, así que aquello fue prácticamente lo primero que le dije, que no le reconocía sin el pelo largo. Debo agradecer, y mucho, las palabras que tuvo conmigo, porque fueron de lo más amable, pero además halagadoras. Manel y yo nos fotografiamos con él (pedí estar en medio porque imaginaba mentalmente cómo quedaría una foto en escala y no quería que pareciéramos los Dalton, del más alto a la más bajita). José Carlos ya me habló en aquel momento de "Anika Entre Libros" y parecía que sinceramente le gustaba mucho la revista, así que os podéis imaginar lo contenta que estaba yo (aunque en las fotos parezca que fuera fumada).

Por cierto, esto me sirve para indicar algo. Aparte de mi dolor de barriga y el cansancio, lo cierto es que disfruté tanto aquella noche que no posé en ningún momento, no hubo ni una sola foto forzada, por eso aparezco en casi todas las fotografías con los ojos casi cerrados. A veces es porque sonrío y se me sube el moflete cerrándome los ojos, pero lo cierto es que para que se note que tengo ojos tengo que abrirlos a conciencia (pero no soy china, es pura vejez).

 

Somoza -anika -manel

Lo que yo no sabía es que Fausto Tortosa también me estaba haciendo fotos mientras charlaba con José Carlos Somoza. A las pruebas me remito: (¡gracias guapo! se ve que las hiciste de bien lejos porque cuesta verlas por el desenfoque, pero se agradecen igualmente)

 

Somoza -anika

Somoza -anika1



En otra de las ocasiones -esta vez visitaba yo la mesa de Manel- éste y la compañera que estaba a su lado me dijeron que estaba allí Nerea Riesco. Llevo meses escribiéndome con ella, me leí su libro (Ars Magica) y la entrevisté, así que tenía muchas ganas de conocerla en persona. Además para mí fue una sorpresa que estuviera allí.
- ¿Dónde está? -pregunté.
- ¿Ves aquella columna?
- Sí.
- Mira hacia abajo ¿ves a esa mujer de pelo negro?
- Sí.
- Esa es Nerea Riesco.
- No. -dije, tajante.
- Que sí, que es ella.
- Que no, que Nerea Riesco es rubia.
- Que sí, que se ha teñido el pelo.

Ya estaba yo pensando que me habían tomado el pelo y querían gastarme una broma cuando al final dije:

- Muy bien, voy a ir allí, voy a preguntarle si es Nerea, ¡¡¡y como me hayáis tomado el pelo os vais a enterar!!!

Quienes conozcan su primera web o hayan visto las fotos que hay de Nerea Riesco en mi web (página de Autora Destacada o en la entrevista) sabrán o habrán visto que era rubia, con el pelo larguísimo y una tremenda mirada felina. Al llegar a su mesa me agaché un poco y pregunté:
- ¿Nerea?
- Sí.
- ¿Eres Nerea Riesco?
- Sí.
- Soy Anika
- ¡Anika!

La verdad es que a excepción de los periodistas, la mayoría de escritores sí me conocían y reaccionaban igual al saber que yo era la Anika que de vez en cuando les escribía desde "Anika Entre Libros", así que era un verdadero show verme por ahí saludándolos. Hablamos un rato, me contó porqué era ahora morena (lo ha sido siempre, lo raro fue ser rubia durante unos meses), y luego me sugirió que nos fotografiáramos.

Nerea y yo fotografiadas con su cámara

Anika -nerea

Más tarde volveríamos a hablar. Personalmente puedo deciros que es tan maja en persona como por e-mail, que tanto ella como yo estábamos deseando conocer a Toti Martínez de Lezea (bueno, ella la conoció finalmente y yo aún estoy con las ganas) [nos unen las "brujas" a las tres] pero que es más guapa en la realidad que en las fotos, aunque no se puede negar que en esta habéis visto ha salido muy bien… Llevaba un traje rojo de los de quitar el hipo pero no he conseguido ninguna para mostrárosla. Una pena. Si mi marido me hubiese comprando la tarjeta de la cámara… grrrrrrrrrrrrrrr.

Jorge Bucay subió al escenario y aquello tomó otro rumbo.

Bucay

Ahora tocaba la parte oficial. Se acababa la cena y Bucay, ganador el año anterior del mismo certamen, ejercía de presentador.

Bucay contó un cuento sobre un tímido que debía hablar en público y no sabía qué decir, y provocó las risas de los asistentes. A continuación fue presentando uno a uno a los componentes del jurado: el periodista y escritor J. J. Armas Marcelo (Juancho para los que lo conocimos a través de los programas de Julia Otero en los que intervenía) que ejerció como Presidente del Jurado, el escritor José Calvo Poyato, el editor Julio Ollero, la directora de la editorial Plaza & Janés Nuria Tey, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Torrevieja Eduardo Dolón, y David Trías (aunque de éste no contó realmente su voto porque actuaba de secretario del jurado), para, al final, comunicar quiénes eran el finalista y el ganador de los Premios de Novela Ciudad de Torrevieja en su 6ª edición.

También estuvieron la consellera de Cultura, Trinidad Miró, el conseller de Justicia y Administraciones Públicas, Fernando de la Rosa y el Director General del Libro, Rogelio Blanco, que también habló por el micrófono. Entre otros asistentes estaban, por supuesto, el alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández (encargado de entregar el premio), y unas chicas con bandas cruzadas al estilo Miss España o falleras, que debían ser las reinas de las fiestas de Torrevieja (creo que Bertolín lo hace mejor que yo cuando se refiere a ellas. Indudable su talento para estas cosas del periodismo)

El ganador resultó ser Bruno Peña, con su novela titulada "La búsqueda" -que luego será "La llave del abismo"- (¿y ése quién leches es?) ¡pues claro! ¡Nuestro José Carlos Somoza!.

Manel le fotografió justo cuando se levantaba de su mesa para recoger el premio

 

Somoza1

Somoza2

Juan Cobos Wilkins, el finalista, firmó como Stephen Sitwell su falsamente titulado libro "Un árbol de Cambridge", que luego se convertirá en "El mar invisible". Y todos felices y contentos posaron para los medios.

De entre todas las fotografías he decidido hacer uso de esta por la calidad de la foto, propiedad de Gonzalo Gayo (gracias). En ella pueden verse a José Carlos Somoza y a Juan Cobos Wilkins con sus respectivos premios.

 

Premiados


Pero como me sabe mal que Manel hiciese tantísimas (las hay que habrían sido geniales si hubiera conseguido sacarles la calidad de las siguientes) pondré algunas suyas que he podido mejorar con el ordenador. En realidad no es que su cámara fuera mala, la culpa ha sido siempre de la iluminación.

José Carlos Somoza con su premio.

Somoza -premio

Juan Cobos Wilkins con su premio.

Coboswilkins -premio

Juro que mi dolor de barriga, que iba en aumento, no tenía nada que ver con Bucay, fue pura casualidad. Seguramente los nervios. Pensad que aunque tenga ya mis 39 añazos lo cierto es que mis reacciones de felicidad son tan expresivas y francas como la de los niños. Disfruto lo que vivo con verdadera intensidad, no me avergüenza ser así, de vivir con ilusión, no tengo ese sentido del ridículo, y probablemente todo aquel dolor de barriga eran puro nervio y no comer apenas nada. Fernando Marías me sugirió que me tomara manzanilla sin azúcar y le hice caso. Bueno, me dijo que me tomara varias pero sólo llegué a una (5), a continuación vino la rueda de prensa y abandonamos el salón para entrar en otro donde estaba preparado el escenario, las sillas, etc…

(5) Hay que decir, y en la Cartelera Turia puede leerse, que J. R. Bertolín también se pidió una infusión, pero como se levantó de la mesa -como casi todo el mundo porque se trasladaban donde se haría la rueda de prensa- y los camareros ya estaban retirándolo todo, me levanté medio agonizante (¡qué exageración! Pero sí, casi, me dolía mucho en aquel momento) y le dije a un camarero que llevaba más de media hora esperando mi infusión. Y me la trajo. Me la tomé solita prácticamente porque el salón se iba quedando vacío, por eso no pedí una segunda. Eso sí… Bertolín llegó un momento cuando yo estaba tragándome la manzanilla sin azúcar (ajjjj) y frunció el ceño. Ya no repartían nada más. Lo siento, guapetón. Como te habías ido no se me ocurrió pedirte otra a ti.

Lo más interesante de la rueda de prensa podría resumirse en algo que mi compañero Bertolín me indicó (¡gracias!): Juancho Armas Marcelo contó que en una de sus clases estaba hablando de cuatro elementos de la Literatura, a saber: Religión, Nobleza, Sexo e Intriga, y pretendía que entre sus alumnos alguien consiguiera hacer algo al respecto. Y no sólo lo consiguió uno de ellos sino que, además, fue un microrrelato sorprendente: "¡Ay Dios mío -dijo la duquesa-, me he quedado embarazada y no sé de quién!."

Imagen de la rueda de prensa cedida -de nuevo- por Gonzalo Gayo (¡mil gracias!)

 

Ruedadeprensa

Me volví al hotel caminando en vez de esperar a la salida del autobús, respirando el aire puro y salado del mar, y me sentí muy bien acompañada del periodista Onofre Valldecabres (Radio Nou) con el que estuve hablando todo el tiempo, Toni, Manel y Fausto. El paseo era mejor que el autobús, sin duda.

Aunque los demás hicieron su trabajo..., yo no me encontraba bien, así que le dije a Manel que iba a tumbarme en mi habitación para ver si se me pasaba el dolor de barriga, que me pondría la alarma del móvil. Después de todo tocaba fiesta, celebración, o sea música, copas y baile.

- Pero lo apagaré seguro -le advertí-, así que si ves que dentro de tres cuartos de hora no bajo, llámame.

Así quedamos, y así fue.

La alarma del móvil sonó y la apagué (por cierto que descubrí que yo estaba instalada en la habitación embrujada, de modo que no diré qué número era, por los miedicas). Apagar el móvil cuando sonó la alarma fue un acto automático, ni lo pensé. Es lo que hacía en casa, ni más ni menos. Entonces sonó una llamada. La canción de "American Idiot" de Greenday es otra cosa: la oigo y despierto. Me lavé la cara y bajé. Aquello ya era diferente. Había fiesta. La gente bailaba, bebía, reía, charlaba, bailaba, bailaba, reía, bailaba…. En fin… lo que se hace en las discotecas.

(Seguir en página 4 desde menú lateral derecho)

 

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