Comer letras
Una de las virtudes más honorables de los buenos literatos puede
que sea la de lograr que los lectores de sus obras les roben ideas,
imágenes, citas enteras. Una vez publicados los libros, vuelan como
un hijo independiente con vida propia. Entonces, cada par de ojos
escudriña a su modo las letras impresas. Mientras escucha sus
susurros, los coteja con sus particulares perspectivas o
experiencias. Y las amplía como se ensancha el universo, desvelando
rincones desconocidos.
Un libro no es sólo la historia que narra, sino cómo se cuenta y
lo que se lee entre líneas y se absorbe en su alcance simbólico. A
fin de cuentas, las palabras trenzadas llegan a miradas anónimas
con significados abiertos y se ofrecen a una variedad de
interpretaciones en diferentes contextos. Siempre listas, además, a
despejar el camino a nuevas reflexiones y a otros modos de vibrar
con la vida.
Tal vez el secreto que se encierra en la literatura sea su
capacidad de lidiar artísticamente con los asuntos esenciales de la
existencia. Éstos se despliegan en las obras literarias bajo
múltiples versiones y en ese recorrido que va del amor a la muerte.
En última instancia, los dos temas eternos que enlazan enigma y
búsqueda de sentido.
Robamos palabras a los escritores, así como ellos hurtan voces y
vivencias ajenas para descubrir lo extraordinario en lo más
ordinario y revelarlo por escrito. La cotidianidad está llena de
misterios y la literatura los convierte en materia viva y
profunda.
Por todo ello, resulta inconcebible que a los escritores se les
suela preguntar por qué escriben. Como si el ejercicio de la
escritura fuera una actividad inaudita, se supone que los
escritores mantienen motivos ocultos para dedicarse a su oficio.
Casi siempre, relacionados con una huída de lo terrenal o de sí
mismos; con cierta percepción oscurantista de la existencia.
Se escribe y se lee y tanto los literatos como sus lectores dejan
una parte suya en ese viaje que va de la primera a la última página
de los libros, me parece.
Comentario de los lectores:
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