Carta a Juan José Millás
Los fines de semana los periódicos llegan con sus suplementos
gratuitos, esos que llenan nuestros estantes de casa o terminan en
la basura tras ser leídos. Algunos se empeñan en estar siempre a la
vista… o eso me ha parecido a mí con uno en particular que terminó
por ponerme "rabiosa".
No es casualidad este artículo que escribo ahora, llevaba tiempo
pensando en él, tanto tiempo como estuve viendo el suplemento en
cuestión. Provenía del diario El País, iba firmado por el escritor
Juan José
Millás y en portada se veía a una mujer con la nevera abierta y
una sonrisa feliz (parecía que estaba hablando en ese momento). El
título del reportaje: "La vida de María"…
Lo primero que pensé cuando lo vi de reojo por primera vez es que
sería un reportaje sobre alguna heroína, ya fuera en el mundo
atlético, una mujer que luchaba contra una enfermedad, una madre
coraje… no sé. ¿Qué otra cosa podía poner en portada a una chica
con la nevera abierta para que viéramos los huevos, el vino de
tetra-brick, los yogures del DIA, etc…? Claro; el subtítulo:
"La lucha diaria de un ama de casa", por Juan José
Millás.
Me quedé sorprendida y cogí el suplemento, el reportaje era largo
y estaba bien surtido de fotografías: María haciendo la comida,
María tendiendo, María recogiendo el cuarto de su hijo Fernando,
bañando al niño, planchando, poniendo la lavadora… agotador claro,
sobre todo cuando lo hacemos todas y sabemos de qué habla. Pero
luego me leo el artículo y veo el resto de fotos…
María almorzando con sus amigas (si yo consigo almorzar con mis
amigas pierdo la mañana de trabajo, así que casi nunca me lo puedo
permitir), María puede ir a la peluquería (yo he ido una vez en… he
olvidado cuántos años, le doy las tijeras a mi marido y le digo
"¡corta!"), en los siete años que tiene de vida el niño ha ido dos
veces al cine (bueno ¿y qué?, yo en los siete de mi hijo y los casi
dos de mi hija he ido tres veces también y ya ni me quejo), María
que estuvo en las manifestaciones de Irak (pues vaya, al menos
salió a la calle, yo estuve trabajando, seguro que María celebró el
fin de año,… yo trabajé esa noche frente al ordenador), María que
se pone "Aquí hay tomate" mientras descansa un poquito (yo me tomo
el cortado frente al ordenador trabajando), María que tiene un
piercing en el ombligo y quiere hacerse un tatuaje (uff, yo antes
de pensar en mí visto a mis hijos y les cubro de regalitos para que
sean más felices por el tiempo que les roba mi trabajo "casero" y
de webmaster)…
Lo siento sr. Millás, pero somos miles las mujeres llamadas "amas
de casa" que también tenemos otro trabajo y lo realizamos en casa
-o fuera de ella- y este reportaje llegó a darme ganas de romper la
revista en pedazos. Finalmente no lo hice, la puse boca abajo
porque me ponía enferma, y puse encima unas cuantas revistas
más.
Ahora tiraré el suplemento a la basura igualmente ofendida.
¿Demasiado sensible? Es posible, pero también debía haberlo sido
usted al escribirlo y no nombrar a las "otras", ésas que como yo,
hacemos todo lo que hace María, tenemos menos tiempo libre, y
además luchamos por conseguir ayudar a nuestros maridos a que
llegue algún dinero a casa para pagar las facturas.
PD. Este artículo no llevará imágenes porque quiero olvidar esa
portada.
Nota de Anika el 6 de enero
del 2007: Después de publicarse ese reportaje, no fui la
única mujer que se quejó. El diario recibió cientos de mensajes de
mujeres tan ofendidas como yo. Está claro que mi carta a Juan José
Millás no fue un error de comprensión. Para tratar de solucionarlo,
Millás escribió un segundo reportaje tratando de calmar los
ánimos.
Comentario de los lectores:
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