Biblioteca Ambrosiana: 400 años de lectura
La costumbre de acudir a las bibliotecas públicas para leer, para
conseguir el préstamo de algún volumen de interés personal o para
alguna investigación o, sencillamente, por el simple placer de la
lectura, puede parecer una actividad moderna. Sin embargo, en el caso de
los milaneses no es tanto, ya que, esta ciudad cuenta con una de
las bibliotecas públicas más antiguas de Europa, la Ambrosiana,
fundada en 1603, es decir hace nada menos que 402 años.
Actualmente está vinculada al patrimonio histórico cultural del
Arzobispado de Milán, al igual que la Galería que lleva el mismo
nombre, y con la que forma un conjunto, a la que se sumó la escuela
de doctores. La biblioteca está abierta al público desde
1609.
Con este breve comentario me gustaría rendir un pequeño homenaje a
la que ha sido durante años la sede de mi primera experiencia
laboral, y espero que aún sea así durante algún tiempo, y cuya
aportación a mi modesto acervo cultural es muy significativa.
También me agradaría que los lectores de Anika Entre Libros
conocieran, si es que no es así aún, algunos datos y curiosidades
sobre ella.
La Ambrosiana fue fundada en 1603 por el Cardenal
Arzobispo de Milán Federico Borromeo, discípulo de Felipe
Neri, fundador de los oratorianos, y primo del famoso y Santo,
Carlos Borromeo, tan vinculados a la historia de la capital
lombarda. Evidentemente el nombre de Ambrosiana deriva de San
Ambrosio que fue también Arzobispo de Milán allá por el siglo IV, y
queridísimo por sus feligreses, además de protector de la
ciudad.
Federico Borromeo (1564-1631), que aspiró al
papado en el cónclave del año 1623, y en que fue derrotado, pese a
tener 16 votos, por el cardenal Maffei Barberini, conocido como
Urbano VIII, donó a la biblioteca su propia
colección de libros en el año 1618 y, antes, había enviado a varios
colaboradores a que lograsen aportaciones y buscasen obras por
otros países, entre los que destacaron España, Alemania y Siria.
Así, se consiguieron valiosos manuscritos de la antigüedad que,
hoy, son muchos de los mayores tesoros de la Ambrosiana.
Federico Borromeo
Urbano VIII Federico Fagnani
En el momento de su fundación
contaba ya con 15.000 manuscritos y más de 30.000 libros y fue
creciendo con enorme rapidez gracias a las aportaciones de mecenas,
arquitectos, diletantes, comerciantes de arte, historiadores, entre
las que destaca la efectuada por Federico Fagnani, último
marqués de Gerenzano, que aportó nada menos que 23.000
libros y manuscritos y
16.000 grabados y que se data en 1738, fecha de su testamento
(punto 31 del mismo), según algunos estudiosos y en 1840, según
otros. En todo caso en el inventario de 1841, firmado por el
prefecto bibliotecario Bartolomeo Catena ya figuran. Diré que el
testamento del marqués fue muy polémico y estuvo rodeado de
litigios familiares.
Al poco de su fundación ya se habían logrado incluso grabados de
Rafaello y en 1637 doce manuscritos de
Leonardo da Vinci, entre los que destaca el famoso
Códice Atlántico (hoy consultable en Internet), que fue
donado por el marqués Galeazzo Arconati, según consta en los
propios archivos bibliotecarios.
A lo largo de su historia ha conocido importantes encargados de su
cuidado y desarrollo, entre los que sea posiblemente el más
conocido Achille Ratti, que fue después Papa con el nombre de
Pío XI (sucesor de Benedicto XV) y que es
recordado de desigual forma según desde la óptica con la que se le
juzgue, aunque en su desmérito, en mi modesta opinión, está haber
firmado un Concordato con el gobierno de Adolfo Hitler, si bien
algunos historiadores atribuyen este hecho más bien a la presión
ejercida por su Secretario de Estado, el Cardenal Eugenio Pacelli,
después Pío XII.
También
fue bibliotecario el cardenal Angelo Mai, aquel
humanista al que el maravilloso Leopardi llamó en el poema a él
dedicado en sus Cantos, por haber encontrado los libros de "La
República" de Cicerón, "Italo audaz", que fue sacerdote jesuita y
primer prefecto de la Biblioteca Vaticana.
Aunque la Ambrosiana cuenta sobre todo con un legado significativo
de libros religiosos, tanto de occidente como de oriente, también
dispone de algunas obras de distinto género como una rara edición
del Decamerón que está fechada en 1471 y debe ser por tanto una de
las más antiguas que se conservan y es un incunable.
En resumen, la Ambrosiana cuenta hoy con más de 450.000 volúmenes
y de los cuales 500 son libros muy antiguos. Además tiene unos
3.000 incunables y más de 15.000 manuscritos, entre medievales y
modernos y que son consultados cada día por lectores y estudiosos
de todo el mundo. Es, sin duda, la mayor representación de las
bibliotecas italianas en el mundo y su prestigio traspasa con mucho
las fronteras itálicas y tal vez, como dijo Leopardi,
del prefecto Mai, parece que su supervivencia significa que aún se
muestra con Italia piadoso el cielo.
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