Día 2 - El instituto Cervantes
Los Instituto Cervantes, institución pública creada en 1991, están repartidos en 44 países y 77 ciudades de todo el mundo para ofrecer y difundir uno de nuestros tesoros. Pero su labor de formación y difusión de la lengua española va mucho más allá de la organización de cursos. Y, precisamente por esto, establecí una visita a sus instalaciones en la gran manzana para saber más sobre sus actividades y labor dentro de una ciudad donde la multiculturalidad está a la orden del día. El centro se encuentra en una bocacalle no muy lejos del edificio de Naciones Unidas, construcción visible desde muchos puntos de la ciudad realizada por un grupo internacional de arquitectos en 1952 entre los que destacan nombres tan ilustres como los de Oscar Niemeyer o Le Corbusier.
Ya en el instituto, me recibe Javier Rioyo (Madrid - 1952) Licenciado en ciencias de la información, periodista, escritor, guionista, director o locutor de radio. Hombre polifacético, dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2 o fue responsable de cultura y libros del programa diario Hoy por hoy de la cadena Ser, entre otras muchas cosas. Actual director del Instituto Cervantes de Nueva york, me acompaña a su despacho en la planta superior, donde nos sentamos a charlar rodeados de libros y de un escritorio lleno de papeles, lo que denota que lo hemos abordado en plena faena. Antes que él, Eduardo Lago o Antonio Muñoz Molina han sido los encargados de empujar este organismo al lugar y posición que ostenta hoy en la ciudad. La misión la heredó Javier, el cual se encuentra comprometido con esta labor desde hace un año y medio.
¿Qué misión tiene el instituto en Nueva York?
El instituto tiene la misión de promocionar e impulsar la cultura española, en el sentido más amplio de la palabra. Sin ir más lejos, en breve empezamos a dar unas clases de cocina española, o de cata de vinos de la tierra y otro de baile flamenco. Por supuesto, estamos enseñando el arte, la música, la literatura, y no sólo de España, como decía Carlos Fuentes, "esto es el territorio de La Mancha", refiriéndose a La Mancha como todos los países que hablan el mismo idioma, el idioma del Quijote. Y precisamente eso nos hace tener casi cuatrocientos millones de hispanohablantes en todo el mundo. Muchos de ellos en Estados Unidos. Por ello damos clase de español a muy diferentes niveles, desde niños, pasando por adultos y llegando a niveles técnicos.
¿Y la misión del director de uno de los institutos Cervantes más importantes del mundo?
Organizar y coordinar todo lo que te he dicho. Intentar que todo tenga éxito y sentido. Ten en cuenta que esta es una ciudad muy competitiva. Cada día hay centenares de eventos de todo tipo. No hay muchas ciudades como esta en la que el desarrollo del espectáculo y la cultura se lleven a cabo con tal calidad y cantidad. Nueva York es un laboratorio de ideas, un cruce del mundo y por lo tanto de culturas. Competir por que tus eventos tengan visibilidad te aseguro que es una tarea emocionante y nada fácil. Tenemos que estar ahí, escuchando lo que quieren los ciudadanos para poder reaccionar y poder ofrecer cosas interesantes.
¿Te ha cambiado mucho la vida desde que estás aquí?
Yo antes vivía en Madrid, por lo que por ese lado me ha cambiado. Aunque conocía bien Nueva York. Hacía películas documentales, y he venido a la ciudad por razones profesionales en diversas ocasiones. Con anterioridad al cargo he venido a esta casa a rodar y a hablar varias veces. Aunque tengo que decirte que nuestro contacto con España es diario. Nosotros somos un trozo de España en Manhattan y éste no deja de ser un lugar de expresión español muy abierto a toda Latinoamérica. Desde aquí, podríamos decir que estamos iberoamericanizado Cervantes porque aquí hay que hacerlo así.
¿Qué podemos encontrar en el instituto Cervantes de Nueva York?
Como puedes comprobar estamos rodeados de libros. Esos libros que puedes ver con un punto rojo en la estantería, son primeras ediciones dedicadas por el autor. La mayoría de la generación del veintisiete, y de los años veinte y treinta. Nuestra biblioteca, Jorge Luis Borges, es la más importante de libros en español no universitaria de Estados Unidos. Albergando más de ochenta mil volúmenes repartidos entre la biblioteca y el archivo, ya que algunos no se pueden prestar, como los firmados por sus autores: Bergamín, Pablo Neruda, María Zambrano, Cortázar, Borges... Además, que no se me olvide, tenemos un repositorio de unas cinco mil películas y un amplio repositorio de música también a disposición de los usuarios.
Los eventos culturales son uno de los pilares del instituto…
Efectivamente. Hoy, sin ir más lejos, tenemos un encuentro con el autor y compositor gallego Carlos Núñez, que viene a presentar su disco lanzamiento en Estados Unidos. Mañana está con nosotros la viuda de Borges, María Kodama, para presentar una exposición de fotografías de Jorge Luis Borges. También estará Peter Bush, presentando una traducción del Tirano Banderas de Valle Inclán…
El instituto realiza eventos y cursos de todos los palos de la cultura española, pero quizá sea la palabra escrita, la literatura, la que ocupa el primer lugar.
Sí. Más o menos la mitad de las actividades pueden tener que ver con la literatura, la poesía, el teatro o el ensayo. Pero creo firmemente que acercarse culturalmente a un país también es acercarse a sus costumbres, a sus maneras de ser… no sólo al hecho libresco.
¿Cuáles son las líneas de acción al futuro del instituto?
Aquí hay que hacerse visible y no es fácil porque hay mucha competencia cultural en la ciudad. Estamos en un lugar muy interesante, Manhattan, pero es un lugar financiero, rodeados de bancos. Nosotros tenemos que ir y buscar al público, la persona interesada en lo hispano. Ahora hemos abierto en Brooklyn unas clases de español. También tenemos aulas abiertas en Boston y Seattle. Otro instituto en Chicago… Estados Unidos da pie a que incrementemos nuestra oferta cada día un poco más. El momento, económicamente, es muy difícil, pero tenemos que estar ahí e insistir. A una institución no le vienen bien tener un momento de crisis, pero mi misión es buscar dinero, espónsores, financiación.
Desde tu punto de vista, ¿cómo se mueve la cultura actualmente en Nueva York, qué piden los Neoyorkinos?
Creo que todavía a lo español le cuesta mucho hacerse un hueco fuera. Aquí se está viendo desde hace unos años a Roberto Bolaño, Vila-Matas, Antonio Muñoz Molina… Pero cuesta mucho hacerse hueco. La competencia es mucha y muy buena. En el cine pasa igual. Estrenar una película española que no sea de Almodóvar es muy difícil. Realmente, hay muchos intentos del idioma, tanto por parte española como latinoamericana de formar parte de la ciudad y eso se percibe. Hay científicos o médicos españoles muy destacados que también han encontrado su lugar. El instituto no para ni en verano para que la cultura de lo hispano esté siempre presente en esta ciudad.
Y por último ¿qué estás leyendo en estos momentos?
Entre otros muchos, estoy leyendo un libro de Felisberto Hernández. La casa inundada, de la editorial Atalanta…
La entrevista llega a su fin. Estamos a pocos minutos de que Carlos Núñez, conocido músico gallego, ofrezca una charla y un pequeño concierto acústico en el salón de actos del instituto. Javier me acompaña hasta los camerinos donde se encuentra el cantante y Cindy, su agente discográfica en Estados Unidos. Al compositor le espera una frenética gira de conciertos por todo el país y ella se encarga de que todo salga bien. Han apostado fuerte por Carlos, me dice, mientras me entrega Discover, un doble disco con una recopilación de lo mejor del cantante. Antes de empezar, y mientras se prepara Javier para el evento, no desaprovechamos la oportunidad y me concede unos minutos. Y entre afinado de gaitas y timbales, hablamos de la música y de la literatura, de los trovadores…
¿Qué reto se le plantea en Estados Unidos a Carlos Nuñez?
Esta gira tiene un valor simbólico para mí, porque hace quince años todo empezó aquí. Antes de desembarcar en mi propio país empecé una gira con mis maestros The Chieftains. Mi primer concierto fue en Nueva York, en el cincuenta aniversario de Roger Daltrey con The Who, Sinead O´Connor, Alice Cooper, Pearl Jam… De pronto me vi tocando la gaita con bandas de rock americanas, y para mí fue una experiencia increíble. Los periodistas americanos fueron muy generosos conmigo, porque de pronto empezaron a decir lo de "Carlos Nuñez, el Jimmy Hendrix de la gaita", y fue entonces cuando apostaron por mí en España. El disco que presento ahora es una antología de estos quince años de aventuras. Tiene también novedades, pero sobre todo es una perspectiva para que la gente que no me conozca, descubra esta música.
En el disco colaboras con artistas de primera categoría… Compay Segundo, Luz Casal, Sinead O´Connor, Montserrat Caballé…
Esto es un camino, y aún está todo por hacer. Le estoy muy agradecido a la vida, y todos aquellos sueños que pensaba eran posibles, se han ido realizando uno por uno. Por eso vengo a esta gira también con la ilusión de ayudar a jóvenes músicos, que les pasa lo mismo que me pasaba a mí. Viven en lugares donde sus culturas oficiales no dejan espacio a sus tradiciones o músicas, y todo acaba por engullirlo o cortado por el mismo patrón. Aunque hagamos conciertos en París, giremos por el mundo, en la realidad musical de mi país apenas existimos los que hacemos esta labor.
Como ya sabes esta entrevista es para una revista literaria española. Sin embargo, el arte no tiene límites y está en constante fusión. Cuéntame un poco de tu relación con la literatura, gustos, tus letras…
Efectivamente, las artes se suelen concentrar. Hay gente que no necesita palabras en la música, por ella misma habla, o puede no tener ritmo como el gregoriano, que sólo es melodía. Pero sí es cierto que me apasiona la interacción, trabajar conjuntamente con muchas artes. Yo he pasado tres años en Brasil viviendo. Mi último disco lo grabé en este país, se llama Alborada do Brasil y allí me di cuenta de una cosa que está muy viva, los brasileños están continuamente fusionando y mezclando su cultura. Curiosamente, mis mentores en Brasil son escritores, y fue Brasil la que me puso en esa onda de recuperar la fusión de artes, y me dio la pista de una cosa que nosotros habíamos perdido, que son los trovadores. Algo que nosotros teníamos vivo. El trovador era aquel que cantaba, recitaba y dominaba ambas artes. Y, hoy, ves a mucha gente que son grandes músicos o grandes poetas, pero es difícil encontrar personas multidisciplinares o que investiguen diferentes artes y se atrevan a fusionarlas...
Tocan a la puerta. La charla tiene que empezar. Salgo del camerino y tomo asiento en la sala. Javier y Carlos deleitan a un salón lleno con la historia de la música gallega. Por último, él y dos de sus colaboradores interpretan unas canciones para nosotros. El día ha sido perfecto. No se puede pedir más. Muchas gracias Javier, muchas gracias Carlos...
Al día siguiente, invitados por Javier, pasamos de nuevo por el instituto para disfrutar de la inauguración de la exposición Atlas by Borges, que navega por fotografías, en su mayoría realizadas por María Kodama, la viuda del autor argentino, mezclando citas y pasajes del autor. Resulta interesante observar la fusión de las imágenes con las palabras, comprobando que el resultado cobra un sentido diferente, dando un mensaje que no podrían dar por separado. Me acuerdo de la conversación con Carlos del día anterior.
María Kodama llega. La sala está abarrotada. Embajadores, apretones de manos, presentaciones formales, Javier organizándolo todo… Habla María, sencilla y clara. Nos invita a observar, como si las obras que cuelgan de las paredes fueran haikus japoneses, y eso hacemos. Cuando acaba la presentación cruzamos unas palabras, pero grabar cualquier conversación resulta imposible. Demasiada gente disfrutando de la obra de Borges, más viva que nunca, presente, como los versos y las fotos que nos miran. Salgo y sigo mi camino. Me están esperando en la siguiente estación de nuestro viaje.
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