Semana Negra 2013 - 3
Tras una mañana intensa en cuanto a las ruedas de prensa, toca comer y coger fuerzas, porque la tarde se presenta muy interesante.
Para empezar, asistí a la presentación de "Más allá de Némesis", antología de relatos basados en la novela "Némesis" escrita por Juan Miguel Aguilera y Redal, en el que participan, entre otros, Sofía Rhei, Carmen Moreno, Jorge Negrete, María Zaragoza, Rafa Marín o Alfonso Mateo-Sagasta.
Lo que me parece muy interesante sobre esta antología es que ha unido a autores que son de diversos géneros literarios, y no solo dedicados a la ciencia ficción, lo que ha sido una experiencia nueva para ellos y ha creado relatos muy diferentes entre sí.
Una novedad respecto a este libro, es que incorpora códigos QR, primero uno con una canción y al final del capítulo tres con información extra sobre el tema del que trate el relato.
La siguiente charla a la que asistí fue la de Howard Chaykin, presentada por Jesús Palacios "Escribir para la televisión en Hollywood". Chaykin nos dice que la televisión que se ve hoy en día es muy distinta a la que había cuando él trabajaba. Nos cuenta que siempre ha tenido que trabajar con lo que le iba saliendo y no con lo que le gustaría hacer, pero aun así está orgulloso de su trabajo a pesar de las circunstancias. Ahora mismo ya no trabaja en la televisión y está encantado de haber dejado ese mundillo. A partir de aquí, el que fue guionista de Star Trek a partir de la tercera temporada, se dedicó a despotricar contra la mayoría de sus colegas de profesión, soltando un insulto tras otro en una actitud que no gustó mucho a algunos de los asistentes americanos que asistían por diversos motivos a la Semana Negra. Fue bastante curioso y de hecho, el público, aunque obviamente disfrutaba por el morbo que representaba ver a un autor famoso acordándose de la familia de sus jefes y compañeros (por decirlo finamente), estaba con la boca abierta por la sorpresa.
Howard Chaykin
La última presentación a la que asistí me hacía especial ilusión, ya que era la de mi amiga Susana Vallejo con su "Berlín 109". Todavía no me había podido leer el libro, así que esperaba que no contasen muchos spoilers. Presentado como estaba por Fernando Marías, prometía ser una presentación/charla/entrevista de lo más interesante, porque Fernando siempre se las apaña para encontrar algo personal que relacionar con el libro que presenta, y esta vez no fue una excepción.
Fernando comenzó contándonos que en el libro había muchas historias y que una de ellas le tocó especialmente porque le estaba pasando a él. El 2 de junio de 2013, a las siete de la mañana, salió de casa de sus padres en Bilbao y al llegar al 3º ve a una pareja de la Ertzainza, armados, ella sollozaba. No le hicieron caso, él se marchó y al regresar había muchas cámaras y era porque se había detenido al asesino del Shaolín, que había vivido 17 años en el mismo edificio de sus padres. Eso le llevó a leer el libro con otra inquietud.
Susana Vallejo y Fernando Marías
Fernando le preguntó cómo se le había ocurrido meter tantas historias extremas, a lo que Susana contestó que realmente no lo eran, ya que en muchos casos, la realidad supera con creces la ficción. Nos presenta a un edificio de vecinos que es vigilado por un policía que piensa que allí vive el asesino de su excompañero y, cuando se pone a investigar, ve que todos los vecinos parecen tener algo que ocultar aunque sean aparentemente normales: un oficinista, un emigrante, una mujer con sus dos hijos, unos abuelos, una prostituta e incluso descubriremos a una muerta cuyo fantasma pulula entre los capítulos del libro. Para este personaje, Susana se inspiró en una noticia real en la que se había encontrado el cuerpo de una anciana que llevaba muerta ocho meses en su casa sin que nadie se diese cuenta y, cuando se puso a investigar sobre ello, se encontró con que casos como ese eran mucho más comunes de lo que esperaba.
El libro está estructurado en capítulos cortos y, de hecho, podría decirse que es una especie de "13 Rue del Percebe" pero en su versión negra. Se crea una forma de suspense muy peculiar, ya que se van mezclando unos con otros.
Otro comentario de Fernando fue que opina que hay una mininovela dentro de la novela, y es la historia que concierne al chico adolescente que está metido en drogas.
Susana comenta que sus personajes están vivos, que está narrado con "la naturalidad de la realidad". Quería que el lector empatizase incluso con el asesino a sueldo.
Como curiosidad, la descripción del edificio es la del número 107, ya que en el 109 hay un jardín, porque le daba apuro poner cosas malas en el edificio verdadero por si existía gente así de verdad. Una vez escrito, se enteró de que en el 109 había existido un edificio con gente muy rara.
Por cierto, no os hacéis una idea de lo difícil que es hacer a Susana una foto cuando habla, ¡porque no para quieta!
Viernes 12 de julio
El viernes por la mañana acudí como cada día al hotel Don Manuel, para bajar a la sala en la que se realizan las ruedas de prensa pero, en esta ocasión, había mucha más gente de lo habitual, y es que se iban a desvelar los ganadores de los premios que anualmente entrega la Semana Negra. Los ganadores este año fueron los siguientes:
- Premio Rodolfo Walsh: "Narcomex. Historia e historias de una guerra", de Ricardo Ravelo (Ed. Debate).
- Premio Celsius: "Cenital" de Emilio Bueso (Ed. Salto de Página)
- Premio Dashiel Hammett: "Cámara Gesell" de Guillermo Saccomanno.
- Premio Memorial Silverio Cañada: "La soledad del mal" de Horacio Convertini.
- Premio Espartaco: "Robespierre" de Javier García Sánchez.
- Premio XXVI concurso internacional de relatos policiacos: "Todos muertos" de Lola Sanabria García.
- Premio BAN/SN: Alfonso Mateo-Sagasta
Por la tarde asistí a varias presentaciones, la primera de ellas la de Rafa Marín y su "Luna de Tinieblas", acompañado por Fernando Marías. En esta novela, Rafa nos vuelve a traer a Torres, que ha envejecido al ritmo de la escritura (en la primera entrega tenía 55 años y en esta ya tiene 66). Nos encontramos con que el protagonista ha perdido la memoria y le faltan 20 años de su vida. Torres investiga el crimen que le ha ocurrido al que fue su amigo. Aunque al principio no lo sabía, descubrió fotos en las que se veía que los dos habían sido buenos amigos. Rafa nos cuenta que el lector es una especie de "lector indiscreto", ya que conoce a los dos Torres, al del pasado y al del presente. Y, como en sus otros libros de Torres, la novela está escrita en "gaditano", lo que para mi gusto le añade un atractivo muy curioso.
La siguiente presentación a la que acudí fue la de César Mallorquí y su novela "La Isla de Bowen", reciente premio Edebé de novela.
Se trata de una novela de aventuras en la que ocurren cosas continuamente. Tiene una estructura en la que el autor no se complica con dónde lleva al lector, sino en hacerle disfrutar plenamente.
César dice que hoy por hoy no existe el género de aventuras, él quería recuperar un tipo de novela que nadie escribe y rendir un tributo a Julio Verne, Conan Doyle, Lovecraft, etc.
Toda la novela es una búsqueda, tiene un propósito. Ocurre en 1920 y así le permite introducir algunos elementos pulp. Al elegir el escenario en el Ártico, tiene componentes de aspecto lejano, es un día perpetuo, un sitio que parece otro planeta.
Uno de los personajes, el Profesor Zarco, aparenta ser un caballero inglés, pero español. Es casi un salvaje, es un buen tío pero pasado de vueltas.
Para terminar de hablar de esta presentación, me quedo con una frase del autor: "El centro de mi narrativa es la narrativa, no la prosa".
La última de las presentaciones a las que acudí fue la de Juan Eslava Galán, que nos presentó su obra " Últimas pasiones del caballero Almafiera" junto a Alfonso Mateo-Sagasta, en la que nos cuenta una historia de amor desesperado y apasionado con la voz de un juglar.
Galán nos contó que le gustaba mucho la literatura medieval, le gustaba poder meterse en la piel de un juglar y poder contar historias. En esa época existía el sentimiento de que pertenecían a un reino (Godos) y que tenían que luchar juntos contra los moros. Es la época en la que se preparaba una cruzada a Tierra Santa, aunque en Europa en esos momentos había otra cruzada en pie contra los Cátaros, que parecía estar en un impasse. Algunos franceses se unieron a la cruzada española contra los moros, pero les abandonaron porque los españoles no eran muy violentos y no mataban a los moros si se rendían.
Nos cuenta que tiene mucho gusto por la comida y por eso lo introduce en el libro: ajoblanco y salsa romescu, por ejemplo. Esto lo introduce porque es casi como tejer un tapiz medieval, en el que los detalles son las pequeñas gemas que dan más valor al producto.
Y una última anécdota: le gusta hacer guiños en los libros a sus amigos, hay un personaje que se llama Arturo Pérez Reverter.
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