las sombras. los libros de otrolugar 1

Opinión:

¿Alguna vez siendo niños habéis jugado a mirar atentamente una foto o un cuadro sin pestañear? Apuesto lo que queráis a que vosotros también habéis visto moverse a alguno de los personajes y os habéis quedado ojipláticos. Por supuesto nuestros padres siempre nos decían que era producto de nuestra imaginación y de una explicación larguííííííííísima sobre no pestañear y bla, bla, bla. Pero ¿y si estaban equivocados? ¿Y si en realidad habíamos descubierto una de las entradas a Otrolugar? ¿Os lo imagináis? No hace falta, en “Las sombras” nos lo cuentan todo.

Primera entrega de “Los libros de Otrolugar”, novela ganadora del Premio Cybills repleta de fantasía, misterio, aventuras y peligros, en la que Olivia consigue lo que muchos niños desean, adentrarse literalmente en otro mundo para vivir mil y un peripecias.

Una casa solariega, llena de telarañas, cachivaches, desconchones y unos misteriosos cuadros que parecen pegados a la pared, unas gafas que no tienen nada de especial y unos gatos guardianes son los encargados de transportarnos a un universo oculto en lo que nada es lo que parece o todo lo contrario, por eso nuestra protagonista no sabe de quién fiarse. Descubrir un mundo de fantasía es un caramelo muy goloso para cualquier niño y si éste es curioso por naturaleza, la acción está servida.

Es imposible no ver la influencia de la Alicia de Lewis Carroll en esta historia, concretamente de “Alicia a través del espejo”, así como Alicia se adentraba en un mundo irreal a través del espejo de su habitación, Olivia hará lo propio con los enigmáticos cuadros que llenan su nueva casa. A partir de aquí veremos que Otrolugar es una distorsión de la vida real y, a la vez, una cárcel para aquellos que se atrevieron a investigar demasiado, en la que los personajes sólo cobran vida cuando se dispone de los medios adecuados para verlos, unas gafas mágicas que bajo ningún concepto deben perderse.

La niña correrá toda clase de aventuras en esta región sin saber si lo que ve es real o no, si ha ocurrido alguna vez o si son sombras de un pasado lejano y alternativo al sucedido. Como tenemos una protagonista avispada, pero inocente, no es de extrañar que alguien, mejor dicho algo, le tienda una trampa y se aproveche de su determinación de liberar a los cautivos de las pinturas. Por suerte sus compañeros de viaje la ayudarán cuando es necesario. Morton un niño al que no le late el corazón pero sangra, que parece estar hecho de pintura pero sufre, y tres gatos parlantes guardianes de la casa y un tanto chiflados serán su nexo entre ambos mundos en el momento en el que el Mal se desata.

Cuando ese Mal intenta apoderarse de nuestro mundo y eliminar a Olivia, es cuando vemos la necesidad de confiar en nosotros mismos, en creer en nuestra valía e importancia para los demás, el valor de la autoestima nos libera de los miedos y nos volvemos invencibles. Es lo que le ocurre a Olivia, supera todas sus inseguridades, sus miedos, complejos y se convierte en la heroína atrevida, valiente y suspicaz que siempre fue pero que no sabía cómo y cuándo demostrarlo. Por supuesto las sombras son peligrosas, a la altura de un malo para jóvenes, con toques muy siniestros pero, no hay que temerle, ese mal se alimenta de las dudas, crece cada vez que nos acobardamos; un malo que todos hemos creado y que, de pequeños, le dejemos crecer hasta que un día le plantamos cara y despejamos nuestra mente. En ese preciso momento, cuando lo vemos todo claro, la luz lo inunda todo, las tinieblas se dispersan y las sombras son sólo eso, sombras inanimadas. Claro que no podemos dormirnos en los laureles, esas sombras siempre intentarán volver de un modo u otro, así que es de esperar más aventuras de Olivia y sus peculiares mosqueteros en el futuro.
 
El libro viene acompañado de unas ilustraciones en blanco y negro que plasman el peligro de Otrolugar y ponen rostro a los personajes principales, tienen un toque onírico muy a tono con lo que cuenta la historia y están dotadas de movimiento. No sólo no entorpecen el desarrollo, sino que ayudan a comprender la dimensión de todo lo que ese lugar encierra.

Si crees que algo se acaba de mover dentro de esa foto enmarcada, si jurarías que aquel perrito no estaba antes en ese cuadro, atrévete e intenta entrar en ese Otrolugar que parece estar llamándote pero, ¡cuidado!, asegúrate de que hablas con los seres adecuados o si no “Las sombras” intentarán atraparte.
 
Patricia Rubiera