once vidas

Opinión:

“Ningún hombre es una isla”, decía el poeta John Donne (1572-1631), y esa es la frase que mejor expresa la trama de esta novela. A menudo no somos conscientes de que nuestros actos, por pequeños que puedan parecer, son capaces de afectar a nuestro entorno y condicionar las vidas de quienes nos rodean, aunque sean completos desconocidos. Es lo que sucede con Xavier, el protagonista de esta historia, que sin saberlo va a cambiar las vidas de una serie de personas, de once en concreto.
 
La trama se inicia con un hecho, que según cómo se mire tiene cierta relevancia, y que inicia una cadena cuyo desarrollo el autor se ocupa muy bien de indicar. Los hechos suceden porque, anteriormente, acontecieron otros que guardan relación a su vez con otros anteriores. En ningún momento perdemos de vista dónde se inicia dicha concatenación de sucesos y comprobamos cómo nuestros actos, sin que seamos conscientes, repercuten en otras personas.
 
Ese ejercicio metafísico o filosófico le sirve al autor de fondo para narrarnos la vida de su protagonista, Xavier, un locutor de radio procedente de Australia y afincando en Londres. Su pasado y las circunstancias de su cambio de residencia se van a ir desgranando a medida que avance la trama, en pequeñas dosis, mientras vamos conociendo al personaje y su entorno: su programa de radio, sus compañeros de trabajo, sus oyentes, sus vecinos…
 
Sobre la trama planea otra idea muy sugerente: hasta qué punto debemos implicarnos en la vida de los demás. En un mundo cada vez más individualista, y en ciudades tan grandes como Londres, donde cada uno va a lo suyo, ¿es lícito preocuparse por los vecinos?, ¿ofrecer ayuda?, ¿y hasta qué punto puede considerarse una intromisión?, ¿y a los desconocidos?
 
Esos dilemas se le plantean al protagonista, Xavier, un buen tipo que por razones que no voy a revelar ha decidido mantenerse al margen de su entorno, hasta que se da cuenta de que eso no siempre es posible, o que no va con su carácter.
 
La novela es inteligente, original y fresca, narrada con cierto sentido del humor y con una prosa ágil y directa, que engancha desde el principio. La historia es sugerente y emotiva, reconfortante en ciertos momentos. Un ejercicio literario muy recomendable que invita a la reflexión y que no deja indiferente. 
 
Pilar Alonso Márquez