la costilla del faraón

Opinión:

José Vázquez ha escrito un thriller histórico basado en una documentación histórica estricta. No cabe duda de que ha echado mano, a diferencia de sus protagonistas, de más archivos que los existentes en internet. Y, aunque algunas de las hipótesis que plantea en su obra son ya sobradamente conocidas, otras le resultarán novedosas al lector, como es el caso de la relación que establece entre el Moisés bíblico y el faraón Tutmosis o que los seguidores de Akenatón resulten ser los hebreos. Quizá, si acaso, peca de complicar en exceso una trama que habría tenido que depurar dado que algunas líneas argumentales son innecesarias y pueden llegar a confundir al lector. Amén de hacerlo en un libro tan poco extenso.
 
Sin embargo, no cabe duda de que sabe plantear las cuestiones e irlas insertando a lo largo de la novela. Resolverlas ya es harina de otro costal. Desconozco si por la propia complejidad del entramado narrativo que ha creado o por otros motivos, pero José Vázquez suele tener prisa en ir resolviendo los problemas para plantear más. Hubiese merecido la pena, como he comentado anteriormente, que aligerase el argumento para poder detenerse convenientemente en cada escena de la obra.
 
Me ha parecido una solución inteligente hacer que el faraón principal del que habla la novela, y cuyo misterioso secreto se trata de resolver, Akenatón, se le presente al personaje principal a través de sueños y le vaya indicando una serie de pistas necesarias para que la historia avance. Aunque resulta poco creíble que no sea más claro sobre esas pistas que ofrece ya que él dispone de toda la información y a los tres jóvenes británicos se la está brindando con cuentagotas. Sucede algo similar con Zahri, un egipcio que les ofrece información para que avancen en su búsqueda.
 
Tiene algunos personajes destacables, como la profesora de historia Srta. Riley, muy conseguidos; mientras que otros apenas si pueden verse o no resultan todo lo creíbles que sería necesario: la maldad de Isyet y sus acólitos, o los tres muchachos británicos. El problema principal de la obra, además de las aparentes prisas del autor que no le permiten tener en cuenta los “tempus” que le pide la novela, es que tampoco se detiene a redondear los personajes, los da un par de pinceladas y los deja a su suerte.
 
Es cierto que, a pesar contener aristas, la historia consigue enganchar al lector, y eso es algo que muchos autores deberían aprender de José Vázquez; por su parte, él tendría que mejorar la narración y los diálogos.
 
La editorial ha hecho un buen trabajo de impresión, con una corrección ortográfica y gramatical digna de editoriales más grandes aunque ha flojeado en el estilo. Igualmente, ha cuidado el diseño de cubierta y ha insertado imágenes dentro del texto acordes con la historia, que el lector agradecerá. Lo que, probablemente, no agradezca tanto sea el pequeño tamaño de la fuente elegida que dificulta la lectura a los que tengan problemas de vista cansada.
 
Resumiendo, considero que el autor de La costilla del Faraón, tiene mano para la escritura pero le falta oficio; conoce las reglas pero no ha tenido tiempo de aplicarlas cuidadosamente. Como decía el rey de la novela de terror, Stephen King, para saber escribir hay que leer mucho y escribir mucho. Estoy de acuerdo con él.

Gemma Nieto