john ford

Opinión:

Aunque algunos ya no lo recuerden o no lo crean, la excelencia de John Ford no ha sido siempre incuestionable. Si bien es cierto que el cuestionamiento de su obra ha sido debido a motivos ideológicos antes que cinematográficos, la realidad es que durante mucho tiempo gran parte de la crítica y en general los sectores más liberales vetaron su filmografía por tildarla de reaccionaria. No deja de ser irónico que en España la dictadura de Franco censurara una escena de “El hombre que mató a Liberty Valance”, aquella en la que James Stewart da una clase a unos niños sobre el funcionamiento del sistema democrático. Como tampoco deja de ser curioso que un director acusado de ultraconservador filmara una de las películas menos capitalistas de la era dorada de Hollywood, “Las uvas de la ira”, que defiende ideas tan “conservadoras” como “la tierra para quien la trabaja”.

En este libro Urkijo pretende incluso ir más allá, y derribar otro tópico más (el ideológico hoy día ya está superado, afortunadamente), aquel que olvida la innovación técnica que supuso el trabajo del director de origen irlandés. Como ejemplo de su faceta de pionero (y no será el único del libro), Urkijo incide en el hábil uso de la fotografía en blanco y negro, carente de grises, en sus primeros films, mucho antes de que se acuñara en Alemania el término de “expresionismo”.

En realidad, este libro parece ir más dirigido a los expertos en cine que al lector común, que no encontrará demasiado atractivas ni la primera ni la tercera parte. Sin carecer de interés ninguna de las dos partes, quizá resultan en conjunto demasiado densas y específicas, por momentos uno parece estar leyendo el extracto de una tesis doctoral antes que un libro de divulgación. Mucho más ligera y periodística resulta la parte dedicada a su sorprendente biografía (Ford entró en el cine desde abajo, acompañando a su hermano y ¡llegó a hacer de extra en “El nacimiento de una nación”!) y sobre todo aquella parte referida a las declaraciones particulares de quien se sintió antes un artesano que un artista, que revelan una personalidad férrea y una constante inquietud. Ambas partes nos ayudan a conocer mejor a la persona, lástima que no sean más extensas.

En la última parte se realiza un riguroso informe de todos los trabajos cinematográficos de John Ford (no sólo tras la cámara), a través de unas completas fichas técnicas repletas de datos que sobre todo sirven para que desees volver a ver todas esas maravillosas películas. En las obras más significativas además se añaden comentarios explicativos que enriquecen la lectura. Sólo por esta parte merece la pena la adquisición de este volumen.

Adelantado a su tiempo y con una particular concepción del cine a la que siempre fue leal, Ford destacó especialmente por contar historias humanas de personajes llenos de matices a través de un estilo invisible que será, de nuevo una paradoja, su marca de autor. Historias de tradición y denuncia social, de choques generacionales marcados por el progreso técnico (y social), de héroes incomprendidos que no encajan en los nuevos tiempos, su cine hoy sigue tan vigente como entonces. Quizás el director más influyente de la historia del cine americano (de él se declaran admiradores personalidades tan grandes y diferentes como Kurosawa, Fellini, Truffaut, Capra o Hitchcock), este libro servirá para adentrarse en su vida y obra, y quizá para  terminar de derribar todos los tópicos injustos sobre su figura.

Jorge Borondo