Tragedias griegas

Opinión:

Cada autor partiendo de un personaje clásico lo reinterpreta y desarrolla su relato, su tragedia particular y cada los situará en diferentes tiempos y lugares bebiendo del poso original, porque identificaremos la "madre" de la obra bien por el nombre  de los personajes, bien por el alma del argumento, bien por argumento en sí.
 
"Antígona y el cuerpo eléctrico" de Juana Salabert inicia las páginas del libro y su relato tiene dos capítulos. La escritora reinventa una Antígona futurista del espacio rodeada por una cúpula. Mantiene los nombres de los protagonistas clásicos y modifica la historia sutilmente para llevarla a un plano más romántico, pero le hace un traje a medida a esta Tragedia porque su relato transcurre casi de forma paralela a la de Sófocles pero en un escenario futuro. Recordará como Creonte condena a muerte a Antígona por revelarse contra la norma establecida en un mundo en donde no caben las imperfecciones y a Polinices. Existen muchas variantes con respecto al relato original pero yo me quedo con la del final de la historia de amor de Antígona y Hemón.
 
Seguimos leyendo y aparece "Electra en tierras oscuras". Manuel García Rubio elige a la Electra de Sófocles y la reinterpreta en el contexto actual, aparecerá una Electra vasca que identificamos en la protagonista de su relato: Agueda. Porque en este caso García Rubio no coge los nombres de los protagonistas, pero sí sus papeles en la función y los identificaremos por su actuación, ya veréis. Historia muy seria que tiene por argumento a una familia vasca militante de E.T.A. A la cabeza de la misma: Agueda, es la que se encarna la ejecución de las reglas "divinas" establecidas, la venganza, el cumplimiento del deber, las consecuencias, la tragedia. Sorprendente, íntimo y cautivador argumento que, además de presentar un tema candente, está escrito con el buen estilo al que nos tiene acostumbrados este autor.
 
El tercero reescribiendo es David Torres y presenta a "Prometeo medicado", un relato lleno de intriga que engancha desde las primeras líneas. Su fuente de inspiración es la obra de Esquilo "Prometeo encadenado" y, como en la Clásica, pone sobre la mesa los celos, la venganza, el poder de los dioses... Conforme avanza el relato, su escritor nos va dando las claves para identificar el mito de Prometeo de forma explícita, los personajes tienen los mismos nombres pero enmascarados, hay que descifrarlos y David Torres nos ayuda al igual que lo hace con el paralelismo  de las dos obras. Prometeo, el paciente psiquiátrico cumple como el mito con su tarea de dotar a la protagonista, Yolanda (Io), de los recursos necesarios para sobrevivir y como el mitose presenta encadenado por el doctor Jover (Jove=Zeus) en una cama hospitalaria. Es una historia dinámica que invita al lector a ir atando cabos y con un final muy bueno.
 
Cuando pasamos página aparece Lola Beccaria con "Medea o la destrucción" y para mí es el más trágico de los relatos. Simultaneando la tragedia original, la autora cuenta otra tragedia actual que me dejó con la boca abierta. Las dos protagonistas se llaman Medea, y los amantes se nombran igual también, Jason. Una periodista se dirige al lugar donde vive una mujer que cometió varios asesinatos, busca una explicación, no la encuentra pero después de este trabajo, de ver la magnitud de un amor rotundo y de lo que hace una mujer abandonada y herida de muerte, su visión de la vida y de las relaciones será otra, o eso es lo que yo pensé.
 
Seguimos, esta vez con "Ellas mañana". A partir de "Las Bacantes" de Eurípides firmada por Goran Tocilovac. Esta narración me ha despertado la curiosidad por leer más de este escritor. Crea una atmósfera sensacional, consigue transportarnos, como a las tres niñas protagonistas, al Templo en donde aparecen tentadoras la gula y la lujuria y un Dionisio redentor, que colma hasta el éxtasis al que sepa contenerse. Las protagonistas viven en un espacio del futuro inhóspito pero todo el relato está protagonizado en un escenario clásico en donde las sensaciones están a flor de piel. Interesantísima manera de revivir a "Las Bacantes".
 
Edipo no podía faltar y de él se encarga José Carlos Somoza en "Desmadre (Edipo Rey)". Contado en primera persona el protagonista acecha en un parking a un matrimonio sesentón y encontraremos a través de su lectura la mente perturbada de Joaquín y entonces nos acordaremos de Freud, ¡cómo no!. Es un relato con mucha personalidad, sin remilgos y que tiene muchos trazos psicológicos.

Pilar