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a treinta dias del poder

Ficha realizada por: Txema

Título: a treinta dias del poder
Título Original: (hitler’s thirty days to power)
Autor: Henry Ashby Turner
Editorial: Edhasa


Copyright: Colección: Quinteto ISBN: 84-350-6908-7
Etiquetas:

Argumento:

Repaso histórico a los treinta días del mes de enero de 1933 en los que Adolfo Hitler se convirtió de dirigente de un partido en retroceso y dividido a canciller de la república de Weimar, que fue evidentemente abolida para dar paso al tercer Reich. Análisis riguroso de cómo se desarrollaron los acontecimientos, quienes fueron los personajes que intervinieron en ellos y que responsabilidades tuvieron en ese nombramiento.

Opinión:

Durante muchos años se ha tenido la certeza de que la subida de Adolfo Hitler al poder fue un hecho inevitable y, para sostenerla, se dieron a conocer a lo largo de los años multitud de argumentos. Sin embargo, con el tiempo, esa certidumbre fue perdiendo peso especifico, y ha dejado paso a otras argumentaciones que señalan que eso no tuvo por qué ser necesariamente así.

Una nueva investigación viene a sumarse a las teorías que niegan que, en realidad, el ascenso de Hitler al poder fue algo inevitable, una especie de fatalidad del destino. La verdad es que fue fruto de una conspiración en la que participaron varios y funestos políticos, militares, empresarios etc. que, por unos u otros motivos, dieron el paso terrible de poner en manos de Hitler el máximo poder de la maltrecha república de Weimar.

Es de sobra conocida la solvencia de los historiadores de la escuela anglosajona y Henry A. Turner, profesor de Yale, no es una excepción. En un libro de fácil lectura va desentrañando casi como un cronista, los entresijos que dieron lugar a que Hitler fuera nombrado canciller cuando sólo unos días antes esta posibilidad estaba según los analistas de la prensa alemana totalmente descartada.. Como dice Antonio Muñoz Molina en él prologo (de lectura muy recomendable), Hitler nunca debió haber alcanzado esa dignidad y sí lo consiguió fue porque quienes tenían que velar por las instituciones, por la democracia, por el respeto a las leyes no lo hicieron en absoluto. Es decir que Adolfo Hitler, a pesar de lo que se ha sostenido durante años, no se hizo con el poder sino que prácticamente se encontró con él de rebote, posiblemente cuando menos se lo esperaba y con su partido, o más bien movimiento, en franco declive y con importantes escisiones en su interior. Esto es lo que en poco más de trescientas páginas cuenta Turner.

El libro comienza situándonos en la escena política de la Republica en 1933. En primer lugar destaca el hecho de que el presidente de la misma fuera un viejo mariscal de campo de la monarquía derrocada tras la Primera Guerra Mundial –Paul von Hinderburg- que fue el primero en iniciar la serie de actos que llevaron a Hitler a la cancillería, aunque posiblemente sea finalmente el menos responsable.

Es cierto, como señala Turner, que la República, especialmente desde el año 1932, era inestable, asolada por el paro y el terrorismo y que había conocido multitud de gobiernos en pocos años. Es cierto que era atacada por la derecha y por la izquierda, aunque en este sentido hay que diferenciar los ataques que provenían del NSDAP (Nazis) y del KPD (Comunista), aunque desgraciadamente los efectos igualmente fueron desoladores.

Hinderburg, posiblemente harto de la inestabilidad de los gobiernos aprovechó las prerrogativas que le daba al Constitución de Weimar para nombrar cancilleres de su gusto y que se saltaban el control parlamentario, con decretos. Este fue el primer error grave, porque acentuó la inestabilidad política en vez de eliminarla y puso en manos de los enemigos de Weimar argumentos para arrinconar a los defensores del sistema, que, con más o menos convicción, podemos situar en el Partido del Centro Católico y el SPD (socialdemocracia).

El primer canciller nombrado directamente por Hinderburg fue Heinrich Brüning, del Partido Católico el 30 de marzo de 1930, que se apoyó en el SPD, que a su vez temeroso de que una moción de censura contra él fuera aprovechada por la extrema derecha, se abstuvo de presentar votos de censura. Una especie de colaboración constitucionalista.

Sin embargo, la política económica de Brüning en plena depresión (1932), ocasionó una situación lamentable entre los trabajadores alemanes, lo que fue aprovechado por el NSDAP y el KPD para atacar al canciller y desestabilizar al país.

El segundo error de Hinderburg fue, según Turner, destituir a Brüning (mayo de 1932). Según el historiador, esta decisión fue consecuencia de la influencia excesiva que los consejeros, sobre todo los militares más reaccionarios, ejercían sobre el presidente. Y aquí, es donde entre en escena el general Von Schleicher que consiguió convencer a Hinderburg de que nombrara canciller a un oscuro personaje llamado Franz von Papen, verdadero conspirador, inepto, sibilino y rencoroso y uno de los máximos responsables del nombramiento de Hitler.

La situación se complicó porque von Papen fue abandonado por su propio partido, que era el de Brüning, ya que aceptó la cancillería sin consultar al mismo y además sospechaban (con razón) que había participado en la caída de Brüning. Ya tenemos pues a los dramatis personae.

Von Schleicher creyó que von Papen se dejaría manejar por él de forma que lograría gobernar más o menos en la sombra en su intención de establecer un gobierno autoritario, en lo que estaba de acuerdo Hinderburg. Se equivocó en esto y también al juzgar al movimiento de Hitler y creer que una vez en el gobierno del que queían que formada parta, y cuando tuvieron que enfrentarse a las realidades de la política cambiarían su actitud por una más posibilista. No se dio cuanta de que una vez en el poder el posibilismo de los nazis era no soltarlo nunca más. Schleicher, que moriría asesinado por los nazis en 1934, sustituyó a von Papen como último canciller constitucional de Weimar y su ineptitud y ambición que le llevaron a negarse a colaborar con el SPD para cerrar el paso a Hitler fueron determinantes.

Por su parte, Hitler tuvo bastante suerte. Su partido estaba dividido en dos partes. De un lado los que pensaban como él, en que había que lograr el poder absoluto y total y de otro los que eran partidarios de participar en algún tipo de gobierno de coalición, aunque fuera sin la cancillería. La apuesta era fuerte porque aunque todavía tenía un fuerte apoyo de diputados en el Reichtag, un acuerdo entre el SPD y el KPD hubiera bastado para formar un gobierno estable. No es por tanto cierto que Hitler contara con una mayoría total. Es más en las elecciones de noviembre al NSDAP, había sufrido un varapalo. Concretamente había perdido nada menos que dos millones de votos, hasta situarse en el 33,1 por ciento de los emitidos y con 196 diputados frete a los 230 anteriores. Entre el SPD y el KPD tenían más del 37 por ciento de los votos.

Lo que sucedió es mucho más grotesco. Von Papen que fue sustituido por von Schleicher se enfrentó personalmente a este y conspiró para derribarle y no tuvo el más mínimo inconveniente en aliarse con los nazis para volver al poder colmo vicecanciller. También pensó que una vez que tuvieran que asumir el poder y sus problemas los nazis cambiarían de actitud sobre todo sí se les controlaba desde dentro. Y como casi todos los dirigentes de derechas estaba tan obsesionado por la fuerza ascendente del comunismo que prefirió esta solución con tal de eliminar, según él, ese peligro.

Los resultados posteriores ya los conocemos de sobra. Lo que nos cuenta el libro son, los detalles, las presiones, las negociaciones más o menos secretas, las mezquindades y la falta de visión política de los protagonistas de esta historia que son los responsables directos de que Hitler y su movimiento pudieran convertir una de las naciones más cultas de Europa en uno auténtico campo de concentración y después provocar una guerra que costó más de 50 millones de muertos.

Fueron proféticas las palabras del general Erich von Luderdorff tras conocer el nombramiento de Hitler: “Yo profetizo solemnemente que este hombre maldito precipitará nuestro Reich en el abismo y hundirá a nuestra nación en una miseria inconcebible. Las generaciones futuras os maldecirán en vuestra tumba por lo que habéis hecho”.

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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