itinerario del milagro

Opinión:

Con “Itinerario del milagro” se presenta el autor a sí mismo, se narra, se poetiza. A través de un viaje marcado de antemano, comparte con el lector su recorrido. Para ello se vale de referentes de la literatura española como Pedro Salinas y la Generación del 27, tendiendo hacia una poesía más preciosista o intimista que social, perturbadora o luchadora. Es por eso que reduce su público a una cuestión de gusto personal por este tipo de poesía. El autor no engaña a nadie, el libro es lo que dice ser, lo que él mismo defiende con sencillez al afirmar que es un itinerario personal que abarca sus recuerdos, sus sensaciones, su forma de ver la vida a través de la poesía, pero sin ninguna pretensión de ir más allá. No descubre mediterráneos. Se me antoja, por ese lado, poco actual, alejado de la realidad en la que vivimos, en la que no parece haber esperanza al mirar las guerras que nos rodean, la pobreza, la enfermedad de una sociedad en permanente crisis, pérdida y lucha. No es un libro para este mundo. Es un libro en el que prima la esperanza frente a la desolación que vivimos. Y es por ello que le echo en falta razones para que me atrape y no me suelte como debería hacer todo gran libro.
 
Por el contrario, puede llegar al lector en forma de disfrute tranquilo, de goce por las sencillas cosas, las palabras bien escogidas, los detalles hilados con amor que nos ofrece Sánchez Hernando en cada poema, su acabado artesano que arranca, en ocasiones, una sonrisa. Pues no todo ha de ser triste, e incluso lo triste nos lo trae de la mano con elegancia y, sobre todo, con afecto, con amabilidad, con agradecimiento. Es un libro lleno de detalles hermosos, para que no se nos olviden.
 
Su lectura es, asimismo, sencilla. Es un libro-paseo. Cabe detenerse a mirar un árbol en el camino, a escuchar el sonido de lo vivo, a encontrar la mirada de alguien, su entendimiento. Sin embargo, algunos poemas han avanzado más que otros. Como suele ocurrir en un primer poemario que se ha fraguado a lo largo de mucho tiempo, parece que en éste conviven varias épocas de escritura del autor, que ha comenzado a investigar, también, sobre su propia escritura. A pesar de defender su poemario como un primer libro, una iniciación a la poesía, una primera muestra de poemas, se adivina un tanteo en varias direcciones, al margen del lenguaje clásico y las palabras preciosistas, que no pasa desapercibido y da un sentido al libro, quizás, como antecedente de los próximos que vendrán.
 
Quedamos a la espera de más poesía de Sánchez Hernando, con la esperanza que él mismo nos transmite y en la cual somos capaces de confiar, tras leer el libro, deseando que acabe por encontrar su propio camino, y que éste sea, más grande, redondo y profundo que lo que aquí, con buena mano, imprescindibles lecturas que respaldan su buen hacer, su gusto hecho de tiempo y de trabajo, nos ha introducido y dibujado. 
 
María Cabrera