maría de habsburgo

Opinión:

Hace unos meses, yo misma reseñé Isabel de Habsburgo de Yolanda Scheuber. Hablaba, entonces, y debo hablar ahora, de la seriedad y la profusión de documentación de que hace gala la autora y que convierte esta saga histórica que dedica a las hijas de Juana la Loca, y que titula Las Hijas de la Reina, en unas novelas de gran calidad.

Tanto Isabel reina de Dinamarca, como María Reina de Hungría, hablan por boca de la autora, y a través de un diario la primera, y de una extensa correspondencia personal la segunda, con sentimiento y de una manera íntima de sus vivencias personales y políticas.

Monedas de cambio político, primero en las manos de su abuelo Maximiliano I y después en las de su hermano Carlos V, las hijas de la reina Juana la Loca vivieron casi de prestado sus vidas, sin demasiado o ningún derecho a decidir por ellas mismas.

La autora nos muestra, en el retrato que hace de María, a una mujer inteligente y culta, con un gran fondo moral, que comprende y acepta el papel que le ha tocado jugar en la historia y que, situándose un poco por encima de lo que podría ser considerado normal en la época, desempeña un papel político importante, gobernando los Países Bajos durante veinticinco años con mano de hierro.

Las cartas a través de las cuales descubrimos la vida y la época de María de Habsburgo, se nos presentan de forma cronológica, desde sus años dorados en Malinas junto a su tía, su corto matrimonio con Luis de Hungría y su madurez humana y política.

A través de sus ojos descubrimos, además, el modo de vida de la nobleza de la época, sus cuitas, e, incluso, sus estrecheces. Y, desde luego, descubrimos también cómo funcionaba la política en época de las monarquías absolutistas europeas.

Los diálogos no abundan en la obra que, como ya ha sido dicho, tiene un tono epistolar. Cuando los hay, la autora procura reproducir el lenguaje de la época y de la clase social a la que pertenece María. Debo decir, aunque sea un detalle insignificante, que los diálogos entre María y su esposo Luis me han parecido un tanto ñoños. Pero, en fin, se trataba de dos jóvenes adolescentes enamorados. Lo podemos perdonar.

Los datos históricos, así como las listas de personajes que llenan las páginas de María de Habsburgo son impresionantes. De hecho, a menudo, los mismos datos son repetidos en la narración y en las cartas. Esto quizás provoca que la lectura no sea fácil; incluso, en algunos puntos, nos pueda parecer un tanto densa. Pero nunca deja de interesarnos; a veces, de sorprendernos. Y lo que es más importante, nunca dejamos de aprender a través de esta lectura.

Eso sí, recomendamos la lectura de María de Habsburgo, como ya hicimos con la novela anterior, sólo a los amantes de la historia. Y de la Historia con mayúsculas.
 
Núria Pradas