en el imperio de gengis kan

Argumento:

La abuela de Stanley Stewart siempre le llamaba "pequeño Mongol", porque de pequeño era un crío rebelde e inquieto. Stewart ha pasado toda su vida deseando conocer a los mongoles, el antiguo pueblo nómada unificado por Gengis Kan, que en el siglo XIII llegaron a tener el imperio más grande del mundo. Cuando se le presenta la oportunidad, no lo duda un instante. Pero sabe a ciencia cierta que su viaje no será una visita turística al uso: cruzará Mongolia a caballo.

Desde Estambul hasta Volgogrado (la antigua Estalingrado) en un carguero ruso que lleva artículos de contrabando, prostitutas ucrainianas y un chaval aficionado a los raperos y a las pistolas, su primera etapa de viaje deja claro que está dejando atrás el confortable mundo occidental y se adentra en una parte del planeta donde cualquier cosa es posible.

A lo largo de su periplo por barco, tren (el tren con más índice de criminalidad de Siberia... o no) o avión (destartalado), va coincidiendo con personajes curiosos, que tienen su propia visión del mundo, y a los que une una sola pregunta: "¿Por qué quiere ir a Mongolia? Allí no hay nada."

La mayor parte del libro se centra en el país, y su trayecto a caballo de unos 5000 quilómetros a través de él. Stewart refleja con humor y un cierto toque de etnocentrismo involuntario (él quiere aprender de los nómadas, pero no puede dejar de compadecerse por una civilizacion enferma) la decadencia del Imperio Mongol. A través de sus gentes, nos plasma la realidad de este pueblo.

Los mongoles resultan ser muy hospitalarios, divertidos, vitalistas y entregados; pero tambien son, aunque parezca contradictorio, derrotados, alcoholizados, solitarios, aislados del resto del mundo...

Al mismo tiempo, Stewart nos va narrando la historia del pueblo mongol. Stewart conversa con sus guías, con un lama de noventa y siete años, con una pareja de novios recién casados por conveniencia, con borrachos, con bibliotecarios de bibliotecas inexistentes, etc... y compone un paraje insólito, mezlca de decepción y admiración.