ahogada en llamas

Opinión:

Estamos ante una novela en la que priman los personajes de caracteres diversos y que claramente reivindica la fuerza de la amistad frente a la diferencia de ideologías y pareceres.
 
Diego Martín Solórzano es el patriarca de la familia. Su vida da un giro radical cuando su mujer fallece a consecuencia del incendio provocado por el “Machichaco”. A pesar del dolor y de la furia que le consume consigue salir adelante por sus hijos, y gracias a la ayuda de sus amigos y del amor que encontrará en Carmen Revuelta con quien terminará casándose. Al entrar de lleno en la vida de los Martín, junto con su hija, causará grandes conflictos. Así el hijo mayor, Diego, se refugiará en la Biblia y llegará a actuar de forma intransigente con todos. Enrique, el mediano, intentará pasar desapercibido pero la envidia que siente por Rafael no dejará de reconcomerle. Rafael, el benjamín, el hijo pródigo, buscará ante todo la libertad, tanto de pensamiento como de espíritu.
 
A través de estos personajes vemos como ha ido evolucionando España desde el reinado de Alfonso XIII, pasando por la dictadura de Primo de Rivera, continuando por la Segunda República, la Guerra Civil y la post guerra. Una época convulsa donde hablar podía ser peligroso y donde tu hermano podía ser tu mayor enemigo. La novela nos muestra claramente cómo eran pocos los capaces de conciliar las distintas alternativas, la mayoría no veía más allá de sus propias ideologías o de sus miedos.
 
La parte más emotiva e intelectual de la novela la conforman los debates de escritores emblemáticos de la época como fueron Galdós, Pereda y Menéndez Pelayo. El autor nos muestra cómo la porción conservadora y la Iglesia lucharon con todas sus fuerzas para que Galdós no consiguiera el premio Nobel de literatura, toda una muestra de intransigencia. Está claro que esta novela es un claro homenaje a tan excelso escritor.
 
Una novela de contrastes que nos muestra una España de contrastes, la anticlerical y la pía, pero en la que ante todo el amor debe y puede prevalecer. Una novela histórica con un ritmo tranquilo pero bien documentada.
 
Para mayor disfrute de toda esta amalgama de pensamientos, nos encontramos con una narración fluida, nada engorrosa, que en muchas ocasiones utiliza expresiones coloquiales. Tal vez se pierde en las descripciones en las que se explaya bastante, pero eso no perjudica para nada lectura de esta maravilla.
 
Mila L. Castelo