Anika entre libros

Cementerio de pianos

Ficha realizada por: Anika Lillo
Cementerio de pianos

Título: Cementerio de pianos
Título Original: (Cemitério de pianos, 2006)
Autor: José Luís Peixoto
Editorial: El Aleph Editores


Copyright:

© José Luís Peixoto, 2006
© Grup Editorial 62, S. L. U., 2007

Edición: 1ª Edición: Octubre 2007
ISBN: 9788415325550
Tapa: Blanda
Etiquetas: novela literatura portuguesa relaciones familiares familia
Nº de páginas: 312

Argumento:

Lleva tres años de enfermedad, ahora tiene que morir, y lo hará casi al mismo tiempo en que nace su nieto Hermes. De su familia, sólo Simao no está en el hospital con ellos. Todos lloran, pero tienen muchos más motivos para llorar por el pasado que han vivido junto a Francisco cuando decidió cambiar su forma de ser, que por su propia muerte.

Está corriendo en las Olimpiadas de Estocolmo, es el gran representante portugués, no es un don nadie ya, su mujer está a punto de dar a luz. Caerá muerto antes de conocer a su hijo.

Ambos hombres, Francisco y Francisco Lázaro (padre e hijo) narrarán la vida familiar, una vida con muchas ilusiones y más fracasos y desilusiones de las que imaginaron de jóvenes. Las mujeres de esta familia también tienen mucho que decir, pero lo sabremos en boca de su padre y su hermano.

 

Opinión:

 

El libro, en su conjunto, y con ciertas condiciones, podría "llegar" a las críticas que he leído sobre él, pero me da la impresión de que tanto Manuel Vázquez Montalbán (sólo por cuestión de fechas ya es creíble mi hipótesis), el diario Le Figaro, así como Luis Sepúlveda o Antonio Muñoz Molina han hablado del autor refiriéndose a su anterior novela, "Nadie nos mira", ganadora del Premio José Saramago. Pero, repito, con ciertas condiciones.

La primera, que el lector lea de tirón la novela para poder encajar las piezas del puzzle conforme asimila lo leído, que no es fácil porque una característica común en toda la novela es: confusión. La segunda, que en caso de no hacerlo, e imprescindible además, que no abandone del todo la lectura, porque hay momentos en que el agobio, debido a las confusiones continuas, son demasiado pesadas. La tercera sería dejar reposar lo leído y llegar a la conclusión de que te ha gustado el libro, aunque probablemente el leerlo te haya podido resultar casi una tortura. Sólo hubo un libro con el que tuve la misma sensación de "tortura", y fue con "Crimen y castigo" (aunque por otros motivos), pero del mismo modo llegué a la conclusión de que habérmelo perdido habría sido horrible. Y sólo hay otro caso en el que la confusión fue tal que cuando terminé el libro no estaba muy segura de un par de detalles; eso ocurrió con "Los herederos" de William Golding, y al final resultó ser más sencillo de lo que parecía pues la duda era simbólica.

Sin embargo "Cementerio de pianos" no se queda sólo ahí. Hay mucho que decir sobre él. El autor, José Luís Peixoto, juega con los estilos a medida que avanza la novela, innova -o no sé yo si lo que hace es cometer errores terribles, quien entienda que lo diga pero a mí me ha parecido horrible el abuso excesivo de los : (dos puntos) cuando debía haber utilizado , (comas), el "yo" antes que el "y mi padre"- o lo pretende, juega a ser poeta al tiempo que narrador intimista, a fabular mientras nos cuenta una historia (ficticia respecto a los personajes, pero real en cuanto a posibilidades de que pudiera existir una familia así), saca a relucir el nombre y la muerte de un portugués que realmente existió y murió de la forma en que se narra, al tiempo que le inventa otra familia… Y en cierta forma le rinde un homenaje a su nombre para que se le recuerde, aunque todo es ficción, excepto que existió y que murió como murió.

Su conjunto de estilos, más o menos a mitad de libro, puede aprovecharse como una especie de guía para saber diferenciar entre narrador y narrador, o narrador y momento, o descubrir -según lo que cuenta- a un posible tercer narrador (aunque advierto desde ya que, efectivamente, hay un tercer narrador ¡arrea!). Estas variaciones en el estilo y mezclas anacrónicas de narradores crean tantas confusiones que cuando me he dado cuenta tenía 19 páginas tamaño cuartilla escritas entre datos, árbol genealógico, impresiones y preguntas. ¡Jamás me había pasado algo así! Ni siquiera con "Cien años de soledad", que ya es decir.

Flashbacks de nombres coincidentes, de hechos similares o iguales, de saltos del futuro al pasado o del pasado al presente o del presente al pasado más reciente o… infinidad de párrafos mezclados a los que se les debe prestar mucha atención para no perder el hilo y el rumbo.

Y una generosa cantidad de dramas de los cuales sólo tienes inicios y pistas durante casi todo el libro, por lo que se hace de rogar tanto que te enfadarías con Peixoto (yo le hubiera dado un sartenazo en la cabeza) por ello, y es que el autor no nos cuenta el por qué de esos dramas hasta casi vamos terminando la novela.

Personalmente debo decir que los pensamientos y narraciones del atleta son los que me han parecido más aburridos, sin embargo los de su padre me han gustado más (el inicio) pero quizá se deba a dos cosas: la primera, que con el padre conocíamos una vida, y con el hijo la veíamos repetida, y la segunda, que cuando Francisco Lázaro, el atleta, generalmente evocaba recuerdos o dejaba salir sus pensamientos, el estilo, aun siendo más poético, me resultaba más tedioso. Quizás para los amantes de la poesía les resulte justo lo contrario que a mí ¡es fácil que así sea! Y a los más elitistas, seguro que ellos ven el libro como una auténtica maravilla. Pero yo no soy elitista, qué le vamos a hacer.

Eso sí, hay que hacer balanza, y como digo, el libro puede resultar tremendo para aguantarlo sin soltarlo cuando estás en plena confusión, y sin embargo contiene alguna escena memorable, como por ejemplo el encuentro entre la pequeña Íris que aún no alcanza los 3 años y el fantasma de su abuelo en el cementerio de pianos diciéndole cuatro verdades, de esas que duelen; en realidad, un enfrentamiento entre el hombre muerto y su pasado, sus errores, sus pecados. Si Peixoto hubiera hecho toda la obra con este enfoque, habría resultado de mis novelas favoritas.

De momento, sigo dándole mi primer voto a Saramago como gran representante de la literatura portuguesa. Peixoto no me ha convencido con este libro.

Anika Lillo

 

 

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