la joven del agua. cuento para antes de dormir (infantil)

Opinión:

Delicioso cuento para leer en la cama a los niños antes de dormir, con una lujosa presentación en cartoné y unos bonitos dibujos de Crash McCreery, tan protagonista en este caso como el propio Shyamalan. En ese sentido, el libro se ajusta como un guante a las pretensiones de su autor, que creó la historia precisamente para que sus hijos alcanzaran el sueño por las noches. Anchas páginas (30x22´8 cm), con poco texto (y sólo en las páginas impares) y muchos dibujos a color, para que el niño vaya conociendo la fantástica historia poco a poco, creando un suspense entre bostezo y bostezo, entre el cansancio y las ganas de saber cómo termina la historia.

Mucho más interesante que el film posterior, que desarrollaba la historia incorporando nuevos personajes de una manera forzada (el cuento es sólo un mero esbozo de lo que será la película, el tiempo suficiente para que el niño caiga rendido), este cuento se muestra como un regalo ideal y tiene atractivo incluso como objeto, más allá del propio cuento en sí.

En cuanto a la historia, incide en los temas propios del director de Hollywood, con elementos como la magia o los mitos y las leyendas para hacer que lo imposible sea posible, para provocar que las personas sean más bondadosas, más seguras de sí mismas, mejores. Nuevos mitos que reinventan los tradicionales, enmarcándolos en un entorno conocido y vulgar (el jardín y la piscina de tu casa), para dotar de esperanza a un mundo azotado por la miseria y la crueldad. Es decir, su imaginario de siempre, pero orientado al público infantil por primera vez.

Lo único que yo hubiera obviado de esta edición es la mención a la película en la cubierta (que casi parece una pegatina), aunque entiendo que es necesario de cara a la venta del libro. En primer lugar porque como digo, el cuento no va tan lejos como el film en la historia (de hecho, en el film se nota que se ha añadido argumento a un cuento que no daba para más), y además y sobre todo, porque nos delata el carácter comercial de un producto que sin él nos parecería mucho más artesanal y exclusivo.

Aún así y con todo, no se me ocurre mejor manera para acabar el día que sumergirme en las páginas de “La joven del agua” y volver a la inocencia de la infancia, esa en la que todavía era posible que las ninfas marinas vivieran bajo nuestras piscinas. Esa en la que todavía teníamos la esperanza de que las cosas cambien, igual que puede cambiar el corazón humano, tengamos o no una narf cerca. Lástima que con el tiempo, el Scrunt siempre parezca vencer. Con suerte, para entonces ya estaremos dormidos.