oscuridad

Opinión:

Oscuridad  es el tono que en general percibimos al leer la obra de Elena P. Melodía, la falta de luz con la que se envuelven los acontecimientos, pensamientos e incluso la personalidad de varios personajes de esta novela.  Oscuridad (Buio) es el primer volumen de la saga My Land, de la italiana Elena P. Melodía, basada en las aventuras narradas en primera persona de Alma, una joven estudiante que experimenta cierto malestar cuando su cuaderno de notas aparece caligrafiado una  mañana. La sorpresa se convierte en terror, y aumenta a medida que la obra avanza, pues las historias que aparecen escritas en el cuaderno de color lila se materializan en forma de asesinatos.
 
La lectura rápida de esta novela está asegurada, no sólo por el nivel estructural -este volumen se divide en un total de sesenta y tres capítulos cortos-, sino porque cuenta además con el ingenio de una trama que mantiene el interés del lector hasta el último momento y por la soltura narrativa que demuestra la autora, haciendo un uso del léxico cuidado y a la vez sencillo, que atrapa tanto a jóvenes como a adultos.
 
De todos modos, la acción en sí no comienza hasta bien avanzada la segunda parte de la novela, por lo que podemos afirmar que la autora aprovecha con mérito la primera parte para irnos sumiendo en el mundo de Alma, sus compañeros de instituto y amistades, y los problemas familiares más o menos típicos de adolescente. La historia transcurre dentro de los cánones esperados, hasta que de golpe, en la segunda parte de la narración la oscuridad, los matices del negro y grises se convierten en los tonos que mantendrán nuestra atención, como si en un mismo instante todos los personajes se quitaran la careta al mismo tiempo, dejando entrever la parte más oscura de cada uno y los entresijos de una bien lograda tela de araña que se resistía a ser vista toma relevancia.
 
El lector es testigo directo de los atroces hechos según se van sucediendo, de la mano de la narración en primera persona a tiempo real, esto es, en el presente inmediato. Es en la tercera parte cuando el ritmo se dispara y el lector acusa la tensión anunciada. Y es cuando Alma, la protagonista, parece advertir hasta dónde llega el peligro en el que está envuelta.
 
Tan sólo me ha quedado una espina de duda respecto a Oscuridad, y es el final inconcluso, que le deja a uno con cierto estupor; como si se hubiesen ido los plomos cinco minutos antes del final de la película.

Es de esperar que Elena P. Melodía resuelva en el siguiente tomo de My Land - con bastante prudencia - todos los interrogantes que en Oscuridad han quedado inconclusos. Quedo a la expectativa. 
  
Saray Schaetzler