escenas de guerra y miedo en españa

Opinión:

De todos los episodios vergonzosos de la historia reciente de nuestro país puede que la Guerra Civil sea el más negro y miserable, Antonio-Prometeo Moya lo sabe y utiliza esta genial alegoría que es “Escenas de guerra y miedo en España” para describirnos nos sólo los horrores y barbarie de la contienda, también para demostrarnos que, literalmente, la guerra saca a la bestia que el ser humano lleva dentro.
 
Con una estructura que recuerda a “El manuscrito hallado en Zaragoza” de Potocki o a “Los Cuentos de Canterbury” de Chaucer se van desgranando todas las supersticiones y tradiciones de una España que vivía bajo el yugo implacable de la opresión y el miedo, no es de extrañar pues que la cantidad de seres fantasmales que pueblan el relato sean tan terribles y abominables ya que se gestaron en la época más ignominiosa que a muchos de nuestros antepasados les tocó vivir. Estos espectros son en realidad tanto el fantasma de la guerra, como los ecos de un pasado y futuro de una España que luchó por ser diferente y que no lo logró ni lo conseguirá al haber segado la vida y las ilusiones de todo un país. Esas sombras, esos tristes recuerdos, vuelven en forma de criaturas demoníacas para atormentar a los protagonistas, metáfora en realidad de aquellas vergonzosas dos Españas que desgajaron el territorio creyéndose ambas en la posesión de la verdad sin tener en cuenta la sangre derramada tan absurdamente.

Es esta metáfora la que nos da un punto objetivo dentro del terror que se vive, aunque Fernando y Pedro Ramón pertenecen uno al bando republicano y otro al nacionalista, ambos están en contra de la barbarie de esta matanza indiscriminada, son el vehículo mediante el cual se nos muestran los horrores de la guerra y de cómo en realidad se ha perdido más que ganado; en esta historia el hambre, la muerte, la miseria del 36 se convierten en demonios, zombies, vampiros, cualquier criatura sedienta de sangre que intenta explicar lo inexplicable: la sinrazón de las guerras; no hay justificación posible para la existencia de estos seres, como tampoco la había para que lucharan hermano contra hermano sin pensar en las terribles consecuencias.
 
Ante este desolador panorama “Escenas de guerra y miedo en España” no habla de la guerra en sí, para eso hay libros de Historia, trata de las miserias que ésta causa en el ser humano y que en una época tan oscura como aquella salen a la luz envueltas en sudarios bochornosos y llenas de gusanos putrefactos que, tarde o temprano, acabarán por devorar las entrañas de todo aquel que haya sido tocado por la desgracia de empuñar el fusil contra su semejante.

Una trama tan sombría y espeluznante que vive en un perpetuo oscurantismo gracias a una excepcional ambientación con una atmósfera siniestra, casi tétrica, no tanto por los repugnantes seres que nos encontramos en cada página, como por el lamentable estado en el que España quedó sumida durante años; tantos que aún hoy en día esos fantasmas persisten en la mente de muchos, amenazando con volver a surgir en el momento más insospechado.
 
Así pues esta alegoría siniestra tiene su clímax en un soberbio final que pone de manifiesto que nadie ha ganado en este despropósito, todos han perdido algo y, en especial, nuestra nación ha quedado totalmente desprovista de su escasa dignidad porque, sí, la guerra ha terminado, pero la brutalidad, el miedo y la vergüenza, sólo han empezado a despuntar y aún prometen años de tortura.
 
Con “Escenas de guerra y miedo en España” queda demostrado que existen demonios, vampiros, hombres lobos y demás criaturas de pesadilla en la mente de todo ser vivo, pero el mayor monstruo de todos es la Guerra y esa no desaparece con las luces del alba.
 
Patricia Rubiera